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2016: un año para olvidar en materia económica Opinión

2016: un año para olvidar en materia económica

«Hay pocos aspectos positivos que destacar en materia económica este año. Ni brotes verdes, ni vientos primaverales, ni nada parecido. Sin embargo, hay razones para estar moderadamente optimistas respecto de lo que viene para la economía chilena el próximo año».


El año que termina será recordado como un mal año en materia económica. Es fácil pensar en ejemplos de noticias negativas que afectaron a la economía internacional y a Chile y no es sencillo encontrar aspectos positivos en el balance de 2016.

En el plano internacional, el año será recordado como uno en que la globalización cedió terreno al proteccionismo y en el que predominaron posturas populistas, antiinmigración y antiestablishment. Un año en que la política tuvo una incidencia mayor a lo usual en los mercados financieros, generando sucesivos episodios de alta volatilidad, toda vez que las posturas que perdían en las encuestas, ganaron fuerza y terminaron triunfando en las elecciones.

Primero fue la votación del Brexit, luego la elección de Donald Trump en EE.UU. y, finalmente, el triunfo del No en las elecciones de Italia, que dio paso a la renuncia anticipada del primer ministro Matteo Renzi.

En Chile, si bien hubo elecciones municipales en las que triunfó la oposición, el efecto de estos resultados sobre la economía y los mercados fue imperceptible.

En el ámbito económico, este año será recordado nuevamente por un crecimiento muy pobre, a tal punto que salvamos por poco de caer en recesión. Un año en que la inversión volvió a bajar y en el que persistió el pesimismo de los agentes económicos. Un año en que no pudimos salir de la débil posición cíclica que nos acompaña desde hace tres años.

El proceso de reformas ha seguido su curso y en 2016 fue el turno de la reforma laboral. Un cambio legal que no dejó contentos ni a trabajadores ni a empresarios; que no apunta a la necesaria modernización y flexibilización del mercado laboral y que, según ha sido reconocido por el propio gobierno, generará un aumento de la judicialización de las negociaciones laborales.

Este año será recordado también porque nuevamente la ciudadanía fue capaz de poner un tema en la agenda política, esta vez en materia de pensiones. El movimiento No+AFP y las marchas que se organizaron motivaron una rápida respuesta del gobierno que hizo anuncios para aumentar el pilar solidario y está estudiando una reforma al sistema de pensiones que podría ver la luz el próximo año. Otro tema que se levantó con fuerza fue el de la inmigración y la falta de políticas públicas adecuadas en esta materia, todo como reacción a las tendencias mundiales y a las declaraciones hechas por un par de candidatos presidenciales. Seguramente estos temas –pensiones e inmigración– serán claves en el debate presidencial del próximo año.

Este 2016 será recordado también por el cambio de outlook que hizo Fitch a la deuda soberana chilena, el paso previo para un downgrade si el crecimiento no repunta y los indicadores de deuda no se estabilizan. Una clara advertencia de que el manejo fiscal y económico de los últimos años no convence a los observadores internacionales.

En el ámbito empresarial, se destapó un nuevo caso de colusión en un mercado de consumo masivo, un tema sensible para la población que en nada ayuda a mejorar el ambiente de desconfianza imperante. A esto se sumaron los casos de estafas piramidales que coparon la agenda noticiosa por varios meses.

Primero fue Alberto Chang, hoy detenido en Malta, formalizado por estafa y lavado de activos, entre otros cargos, y luego el impresionante caso del comentarista económico Rafael Garay, hoy en Rumania, acusado de múltiples estafas. Estos casos, así como también el de Aurus, dejaron en evidencia que la regulación y supervisión financiera tienen vacíos en algunos segmentos del mercado de capitales de los cuales las autoridades deben hacerse cargo.

Pero también hubo algunos aspectos positivos este año en la economía. Después de dos años y medio de deambular sobre los niveles deseados, la inflación finalmente empezó a ceder en los últimos meses, lo que ha generado un alivio para las familias y un respiro al pesimismo de los hogares. Por cierto, la noticia será aun mejor cuando el Banco Central concrete los recortes de tasas que se anticipan para inicios de 2017.

Otras noticias económicas positivas de este año fueron el inesperado aumento del precio del cobre, de la mano de una desaceleración menos intensa de lo previsto en China, pero también del aumento de la actividad especulativa. Se agrega el sano ajuste del mercado laboral, sin alzas del desempleo y el dinamismo mayor a lo esperado que ha mostrado el comercio minorista, en parte ayudado por el turismo de compra argentino y por un tipo de cambio que ha mantenido contenidas las presiones inflacionarias importadas.

También es digno de destacar el manejo fiscal en 2016. Pese al difícil escenario político que enfrentó el ministro de Hacienda, logró que se aprobara un acotado reajuste de remuneraciones para el sector público y un relativamente bajo crecimiento del gasto público en el Presupuesto 2017. Estos dos hitos constituyen señales claras de un mayor esfuerzo por mejorar la coordinación entre la política fiscal y monetaria y por retomar una senda de gasto sostenible.

En síntesis, hay pocos aspectos positivos que destacar en materia económica este año. Ni brotes verdes, ni vientos primaverales, ni nada parecido. Sin embargo, hay razones para estar moderadamente optimistas respecto de lo que viene para la economía chilena el próximo año.

Hermann González
BBVA Research

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