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La caída de Hermann von Mühlenbrock UDI habría jugado rol en despejar el camino para que Alfredo Moreno sea el próximo presidente de la CPC

La caída de Hermann von Mühlenbrock

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Hasta hace dos semanas el presidente de la Sofofa estaba convencido de que tenía el camino asegurado en la carrera para liderar la CPC. Llevaba meses haciendo un lobby no muy reservado y en persona recibía la promesa de apoyo de empresarios varios. En privado se jactaba de que tenía el apoyo incluso del Grupo Luksic. Pero lo que Von Mühlenbrock no sabía era que algunos de esos mismos empresarios –entre quienes se cuentan los integrantes de los más grandes y poderosos holdings del país– tramaban una estrategia para impedir que pudiera capturar ese espacio de poder. Se había generado un consenso de que tanto la CPC como la Sofofa necesitaban reformarse y renovarse, y Von Mühlenbrock con su “estilo directo” no era la persona indicada para ello. Pero querían evitar a toda costa una guerra civil al interior de los gremios. La dura reacción que tuvieron el empresario y su aliado en la Sofofa, José Juan Llugany, a la propuesta disidente para reestructurar el gremio –que, entre otras, llevaba las firmas de Bernardo Larraín Matte y Richard von Appen–, echó por tierra esa opción y desencadenó una serie de eventos que sentenciaron la ambición de Von Mühlenbrock. Ahora también se cuestiona que tenga éxito su plan para dejar instalado a Rodrigo Álvarez como su reemplazo en la Sofofa.


No lo vio venir.

Hasta hace unos días Hermann von Mühlenbrock –uno de los pocos presidentes de la Sofofa educado en el sistema público (Liceo de Aplicación y Universidad de Chile)– estaba convencido de que su plan para convertirse en la próxima cabeza de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), en reemplazo de Alberto Salas, era un éxito.

Ese plan fracasó y ahora Alfredo Moreno, presidente del Grupo Penta y ex canciller del Gobierno de Piñera, y que irrumpió en la escena hace tan solo dos semanas, tiene el camino despejado para ser el próximo presidente de la CPC.

“Es un nocaut para Von Mühlenbrock en el primer asalto. La pregunta es quién le dio el golpe”, dice una persona que conoce por dentro al mundo gremial y que tiene relación con el empresario.

Este llevaba meses haciendo un lobby no muy reservado y en persona recibía la promesa de apoyo de empresarios varios. Incluso en privado se jactaba de que tenía el apoyo asegurado del Grupo Luksic.

Pero lo que Von Mühlenbrock no sabía era que algunos de esos mismos empresarios –entre quienes se cuentan los integrantes de los más grandes y poderosos holdings del país– tramaban una estrategia para impedir que pudiera capturar ese espacio de poder. Lanzó su candidatura el pasado 30 de noviembre, el mismo día de la Enade y eso generó ruido. Él ahí sabía que no contaba con el consenso de las ramas, pero pensó que era cuestión de tiempo, señala una fuente gremial.

Se había generado un consenso de que tanto la CPC como la Sofofa necesitaban reformarse y renovarse, y Von Mühlenbrock con su “estilo directo” no era la persona indicada para ello.

El liderazgo de Alberto Salas –instalado a la cabeza de la CPC bajo el patrocinio de Rafael Guilisasti– nunca gustó y ahora deseaban uno más moderno y con mayor “muñeca política”. Pero querían evitar a toda costa una guerra civil al interior de los gremios. La dura reacción que tuvieron Von Mühlenbrock y su aliado en la Sofofa, José Juan Llugany, a la propuesta disidente para reestructurar el gremio –que, entre otras, llevaba las firmas de Bernardo Larraín Matte y Richard von Appen–, echó por tierra esa opción y desencadenó una serie de eventos que sentenciaron la ambición de Von Mühlenbrock. Ahora también se cuestiona que tenga éxito su plan para dejar instalado a Rodrigo Álvarez como su reemplazo en la Sofofa.

Fuentes que conocían la interna del gremio habían alertado a este medio, hace cerca de un mes, de lo que estaba sucediendo y que el plan de HermannVon Mühlenbrock estaba destinado al fracaso. En las últimas semanas El Mostrador Mercados habló con más de una decena de empresarios, consejeros de la Sofofa y fuentes al interior de las ramas de la CPC, para tratar de construir el relato.

El plan de Hermann

La estrategia de Von Mühlenbrock para llegar a la cabeza de la CPC la había diseñado en conjunto con José Juan Llugany, vicepresidente de la Sofofa e
histórico ex gerente general de Carozzi (hoy es director de la compañía ligada a la familia Bofill).

La idea era simple: dejar instalado como su sucesor en la Sofofa a Rodrigo Álvarez, el ex diputado UDI que actualmente lidera AB Chile, el gremio de las bebidas y alimentos y donde Llugany ejerce influencia por su rol en Carozzi. Álvarez es una persona querida y respetada, que continuaría la labor de Von Mühlenbrock. Era el hombre de la continuidad. Pero para algunos poderosos dueños de empresas el hecho de que Álvarez no sea empresario le jugaba en contra. Y además no es consejero.

Tampoco les gustó el rol de Llugany.

“Llugany es un duro, conservador y con poca visión. No es dialogante. Además incluso al interior de la Sofofa genera anticuerpos en la forma que opera”, revela una fuente con amplio conocimiento de cómo funciona el día a día del gremio. Agrega que no es casualidad que Von Mühlenbrock haya elegido a Álvarez como su delfín. Explica que clave ahí es el rol de Soledad Altamirano, la abogada que es socia fundadora de Nexos Comunicaciones, la agencia que ve las comunicaciones de la Sofofa y también de AB Chile. Altamirano es pareja de Llugany.

Llugany también es uno de los que ha sido más duros con el grupo disidente que propuso las reformas a la Sofofa.

Al menos dos consejeros, que prefieren mantenerse anónimos, afirman que ser tan cercano al hombre de Carozzi le jugó en contra a Von Mühlenbrock. “Herman genera lealtades y le gusta el protagonismo, pero es influenciable y Llugany ahí ha jugado un rol clave”, es como lo explican.

Según estas mismas fuentes, eso hizo que Von Mühlenbrock no se diera cuenta de que su lobby para llegar a la cabeza de la CPC no iba por buen camino. Dos hombres fuertes de la confederación confirman esa versión y señalan que el empresario del acero no supo leer bien la situación y critican la intensidad con la que hizo campaña.

En el mundo gremial explican que entre los hombres claves en la CPC están Rafael Guilisasti, Fernan Gazmuri, Gonzalo García y Andrés Santa Cruz. Y ninguno de ellos era un convencido de que Von Mühlenbrock fuera la carta adecuada para liderar la poderosa organización para los próximos dos años.

Ese grupo llegó a la conclusión que hay que hacer cambios y se necesitan otros tipos de liderazgos. El estilo de Salas los dejó con un sabor amargo y no quieren volver a equivocarse en momentos en que el sector privado lucha por volver a legitimarse ante la sociedad. El dato de que Salas no sea un empresario relevante también le jugó en contra.

Nadie quiere dejar huellas

Una vez que quedó claro que Von Mühlenbrock no generaba entusiasmo, se echó a andar la maquinaria para ver cómo sacarlo sin dejar rastros y, a la vez, sin desatar una guerra civil en el mundo gremial.

La idea era hallar consenso y que no se viera correr sangre.

Una fuente cercana a los 5 que firmaron la ya famosa carta disidente explica que la idea era llegar a una posición consensuada, pero que la reacción de rechazo que tuvieron Von Mühlenbrock y Llugany no dejó espacio. Ellos estaban dispuestos a asumir un rol sin necesariamente desafiarlos, pero no les dieron lugar para ello.

La misma fuente detalla que el hecho de que los grandes grupos empresariales apelaran también al consenso hizo que Von Mühlenbrock interpretara aquello como una señal de que lo apoyaban a él y no a los disidentes. “Esa fue una lectura errónea”, dice un alto ejecutivo cercano a los controladores de uno de esos grupos empresariales.

“Nuestra idea apuntaba a profesionalizar el modelo de gestión del gremio y hacerlo más cercano, sin destruir todo lo bueno que venía haciendo la gestión de Hermann en el sentido de acercarse a las Pymes y a regiones”, afirma un empresario que apoya las propuestas disidentes.

Von Mühlenbrock tenía claro que, si los disidentes lograban su objetivo, sus planes de llegar a la CPC fracasaban y por eso fue tan terminante en sus reacciones y comentarios iniciales, afirma una fuente gremial que conoce la interna de la Sofofa.

La irrupción de Moreno

La aparición de Alfredo Moreno en la carrera a la CPC fue sorpresiva y sin mucho ruido.

Aunque había un grupo de empresarios que hace semanas venía tramando su irrupción, fue en la Enade –en que el ex canciller de Piñera dio una presentación– donde su opción ganó terreno y lo habrían convencido de aceptar ser candidato.  Su única condición era no llegar a una elección disputada. En otras palabras, quería garantías de que, si se lanzaba, iba a ganar y con amplio consenso.

Sus principales sponsors son los bancos, la SNA y la CChC. Ayer se sumó la Cámara Nacional de Comercio (CNC). Lograr el apoyo de esta última era clave, ya que su propio presidente, Ricardo Mewes, tenía sus propias aspiraciones de llegar a presidir la CPC y estaba dispuesto a darle pelea a Von Mühlenbrock.

Pero Mewes no despertaba pasiones y es por eso hace semanas que se buscaba una tercera opción. Misma que terminó siendo Moreno.

Hay una versión que apunta a que fue la UDI la que intervino y convenció a Mewes de dar un paso al costado. Mewes no milita pero sí simpatiza con dicho partido. La gestión la habría hecho Manuel Melero, vicepresidente de la CNC y hermano de Patricio, diputado UDI y ex presidente de la colectividad. Este medio no pudo confirma tal versión.

Cercanos a Von Mühlenbrock dicen que les sorprendería mucho si la maquinaria política hubiese intervenido. Agregan que no le gustaría ver que se mezcle la política con la actividad gremial empresarial, pues le hace mal y no otorga transparencia.

Una fuente con vínculos en la UDI y el mundo empresarial descarta esa versión. Afirma que el partido no tiene espacio alguno ni interlocutores para dedicarse a eso.

Su versión es que esto se debe a una especie de hastío del resto de las ramas por un cierto afán «hegemónico» de la Sofofa. Y confirma que el empresariado andaba buscando hace rato a un «hombre fuerte», empresario real, con “lucas de verdad y autosuficiente, además de capaz y buen comunicador”.

Añade que a los empresarios les quedó claro que la experiencia de Alberto Salas –se quiso dar la señal de poner a un representante de clase media empresarial– no resultó, “fue más irrelevante y se quiere dar una señal potente, poniendo al mejor disponible a cargo de ser la cara del empresariado en los difíciles próximos años. Moreno es un moderado en lo político, culto, rico, independiente e intelectualmente dotado”. Salas tuvo como “padrino”, para arribar a la CPC, a Rafael Guilisasti.

Moreno tiene todo para ganar, pero hay algunos empresarios que reconocen que tiene flancos abiertos. En especial su rol en el Grupo Penta y su cercanía con Piñera.

Cabe señalar que el ex canciller ya habría agendado una reunión con el empresario metalúrgico para la próxima semana, ello con la idea de presentar una imagen de unidad.

Este medio intentó comunicarse con Hermann von Mühlenbrock para tener su versión, pero sin éxito.

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