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El largo historial de negligencias que gatillaron el cierre (o casi) de Aurus Cómo ejecutivos entre los más listos, conectados y preparados de Sanhattan fallaron

El largo historial de negligencias que gatillaron el cierre (o casi) de Aurus

Enrique Elgueta
Por : Enrique Elgueta Periodista y consultor senior en Comsulting.
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La administradora de activos se dedicará en un tiempo solo a su negocio de capital riesgo, en el cual tiene tres fondos por un total de US$115 millones. A principios de noviembre informó su decisión a la SVS de terminar con su principal negocio, la administración de fondos públicos, comprometiéndose a delegar el manejo de Insignia y Global. Dicha determinación la adoptó el directorio después de que el propio regulador le hiciera ver la “manifiesta negligencia” en su control interno, independientemente del rol que tuvo Peña en su debacle. Tanto es así, que está abierta la posibilidad de iniciar un procedimiento por potenciales infracciones a la Ley de Sociedades Anónimas, entre otras. El fondo Inmobiliario se halla en proceso de ser traspasado al Grupo Patio y LarrainVial.


Aurus es presa de una profunda paradoja. En su web afirma tener un área de cumplimiento y control interno cuyo objetivo es “velar por que nuestros negocios y trabajo diario se desarrolle con estándares de integridad personal y profesional del más alto nivel”, sin embargo, es precisamente este ítem lo que hoy la tiene cerrando gran parte de su negocio: la administración de fondos públicos.

Así lo determinó su directorio. El 3 de noviembre, casi un mes después de que se conociera el fraude que se le imputa a Mauricio Peña –ex socio de la AGF, hoy en prisión preventiva–, la firma celebró una sesión extraordinaria de directorio adoptando la decisión de “no continuar con la actividad de administración de fondos públicos, ceder la administración de los fondos de inversión Aurus Insignia y Aurus Global, así como del fondo Aurus Core Exposure USA, o en su defecto, su liquidación anticipada; y compensar a los partícipes de los fondos Aurus Insignia y Aurus Global”.

Una vez que se materialice su solución económica a los aportantes afectados por las irregularidades de Peña, Aurus solo se dedicará a administrar su área de capital de riesgo, compuesta por tres vehículos que en suma manejan activos por US$115 millones, una cifra cercana a los activos que en total hacen Insignia y Global –los dos fondos afectados por fraude–, pero muy por debajo de los cerca de US$300 millones de Renta Inmobiliaria, su principal tesoro, y que en cosa de semanas deberían pasar a manos de LarrainVial y Grupo Patio.

Dicho compromiso, el de cerrar el manejo de fondos públicos, lo informó a través de un oficio reservado a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), entidad que se refirió a sus mecanismos de control calificándolos de “manifiestamente negligentes”, como lo expuso la defensa de Peña en tribunales la semana pasada.

De hecho, dicha determinación se produjo después de un sendo relato del regulador, en el cual enumeraba una serie de deficiencias internas de la administradora, las mismas que hoy la podrían derivar en un eventual proceso sancionatorio. Así se lo dejó en claro el propio regulador.

Hace menos de un mes, el 7 de noviembre, la entidad le informó que se encuentra analizando los hechos que dieron origen a la situación que afecta a Aurus, así como los antecedentes que esta le ha aportado, “a objeto de evaluar eventuales responsabilidades de carácter administrativo, por el incumplimiento de las disposiciones aplicables en la materia”.

Pese a que la semana pasada el abogado Juan Domingo Acosta afirmó que la SVS desechó un proceso contra la AGF por la vulneración del artículo 19 de la LUF, el único procedimiento del cual tenía conocimiento, según afirmó, el regulador dejó claro hace un par de semanas que igualmente existen potenciales infracciones a la LUF y la Ley de Sociedades Anónimas.

Los flancos abiertos de la AGF

La SVS venía monitoreando a la AGF desde fines de 2015. En el último trimestre del año pasado, el regulador realizó una auditoría en terreno centrada en la evaluación de riesgos y control interno, y en particular su aplicación en el fondo de inversión Renta Inmobiliaria.

En ese proceso el regulador se encontró con una serie de deficiencias, las cuales instruyó corregir, pero –para su sorpresa– estas nunca fueron subsanadas, al menos hasta finales de octubre de este año, cuando las irregularidades de Peña ya eran un hecho público.

Esas mismas negligencias tienen hoy a la administradora en una incómoda posición, pues por más que cierre su administración de fondos públicos, está abierta la posibilidad de que la SVS inicie un proceso sancionatorio por potenciales infracciones a la LUF y la LSA.

“Es posible concluir que Aurus AGF ha presentado varias deficiencias en la gestión de riesgos y control interno que no fueron detectadas por la administración de la misma, sino hasta la auditoría realizada por esta Superintendencia el último trimestre del año 2015, y que no han sido subsanadas a la fecha o no consta su subsanación”, le informó el regulador a través de un hecho reservado a fines de octubre.

“Lo anterior, no solo constituye una eventual infracción a lo dispuesto en la circular Nº 1.869 de esta Superintendencia –la cual establece medidas relativas a la gestión de riesgos y control interno de una administradora de fondos–, sino que además permite cuestionar la diligencia con que la administración de la entidad ha ejercido su función”, detalla.

Ello cobra especial relevancia porque la gerencia general de Aurus certificó el debido cumplimiento de dicha normativa mediante certificaciones otorgadas anualmente con el aval del directorio desde el año 2011 al 2015.

“Es posible entender que la gestión de la administración de Aurus AGF no ha sido cumplida con el cuidado y diligencia que la Ley Única de Fondos y la Ley de Sociedades Anónimas exigen, para cautelar la obtención de los objetivos establecidos en los reglamentos internos de los fondos de inversión administrados, en términos de la rentabilidad y seguridad de sus inversiones”, aseveró el regulador, recordando que existe una responsabilidad indelegable.

“El directorio y gerente general de Aurus AGF son responsables en el cumplimiento de la debida diligencia exigida en el artículo 17 de la LUF y en el artículo 41 de la LSA en la función de administración de los fondos que esta entidad administra, sin perjuicio que dichas funciones hayan sido externalizadas o encomendadas a terceras personas dentro de una misma organización”, agregó.

Con ese panorama, la SVS concluyó que Aurus no ejerció sus funciones con la diligencia que exigen la LUF la LSA “por la ausencia de políticas, procedimientos y controles de los riesgos de sus ciclos relevantes de negocio, riesgos que se han materializado en situaciones tales como la errónea valorización y registro de una parte importante de los instrumentos de las carteras de inversión de los fondos de inversión Aurus Insignia y Aurus Global, apreciándose una situación de manifiesta negligencia en la administración de Aurus AGF, en los términos contemplados en el artículo 19 de la Ley Única de Fondos”.

Con qué se encontró la SVS

Luego de que Aurus informara el fraude cometido por Peña al mercado, la SVS concurrió con todo a las oficinas de las administradoras, las mismas que a fines de 2015 ya había recorrido en una auditoría que detectó varias falencias.

Sin embargo, tras el estallido del caso, la SVS citó a declarar a ejecutivos de la compañía, siendo una de ellas Ximena Hernández, asesora de riesgo del directorio. Tras ser consultada por los mecanismos de control y riesgo, afirmó que existía una política muy básica, estando dentro de sus funciones la de construir una nueva matriz de riesgos para fines de este año.

Lo anterior, a pesar de las instrucciones que ya había dado el regulador tras su auditoría de 2015. En ese proceso se encontró con una serie de incumplimientos a la citada normativa 1.869.

Aurus no tenía a una persona responsable de monitorear el cumplimiento de políticas y procedimientos de gestión de riesgos y control interno independiente a sus unidades de negocio. El encargado era César Muñoz, quien a su vez hacía de subgerente de operaciones.

No cumplía con aspectos mínimos que deben tener los programas de gestión de riesgo y control, pues sus manuales no contemplaban procedimientos relativos a la forma en que Aurus controla las inversiones de cada fondo; no había procedimientos ni mecanismos de control sobre cómo calculaba el valor cuota, con la respectiva metodología, la conversión de los aportes y rescates, así como la periodicidad con que informaba este valor a partícipes y público general.

Tampoco contemplaba procedimientos para mitigar adecuadamente el riesgo de liquidez, referido a garantizar el pago oportuno de solicitudes de rescate y gestionar de modo adecuado rescates significativos; no había mecanismos de control para garantizar información actualizada de situación financiera de emisores en que invierten; no existían mecanismos de control relativos a mitigar riesgos de mercado y crediticios de los fondos bajo administración; su manual no contemplaba mecanismos para garantizar calidad de información de materiales de publicidad y propaganda.

Aurus tampoco realizaba evaluaciones periódicas al riesgo operacional, legal y tecnológico; ni había personal identificado que se hiciera responsable de aplicación, supervisión de políticas y procedimientos definidos, entre otros varios aspectos.

Todo lo anterior fue comunicado formalmente por la SVS el 11 de mayo de 2016 en las dependencias de Aurus, a las que asistieron Antonio Cruz, presidente de la AGF; el propio Mauricio Peña; Raquel Matschl, gerente de operaciones y administración; César Barros, gerente de inversión del fondo inmobiliario; César Muñoz, subgerente de operaciones; Ximena Hernández, asesora de riesgo del directorio; y Katherine Ramírez, encargada de cumplimiento y control interno de la compañía.

El 30 de junio, Aurus respondió que adoptó e implementó las medidas necesarias, sin embargo, para sorpresa de la SVS, tras la supervisión en terreno que gatilló el fraude de Peña, se encontró con que estas deficiencias no estaban subsanadas.

Apenas el regulador inició una nueva inspección, en octubre de este año, lo primero que hizo fue arquear instrumentos mantenidos en cartera. Tras ello detectó que 12 instrumentos de emisores extranjeros registrados en la cartera de inversiones del fondo, por un valor de $9.756,8 millones, no tenían una titularidad acreditada. Instrumentos de los fondos Aberdeen, Amundi, Bluebay, BNP Paribas, Investec, Julius Baer, Franklin Templeton, Voltobel, entre otros, no se hallaban registrados en los custodios extranjeros con los cuales la sociedad mantenía contratos.

Asimismo, la SVS constató la existencia de otros instrumentos de emisores nacionales y extranjeros que presentaban diferencias entre unidades nominales resguardadas en la cartera y posiciones consignadas en custodios, de los cuales solo una parte fue posteriormente aclarada por la AGF.

Fue ese historial el que justificó la concluyente opinión que se formó la SVS sobre Aurus, en relación con que sus procedimientos de control interno fueron “manifiestamente negligentes” y que en unas semanas más la tendrán buscando nuevos mánagers para los fondos públicos que todavía administra.

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