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La Nueva Mayoría y las municipales: matrimonio sin amor se pelea tras derrota electoral Reportaje Bloomberg

La Nueva Mayoría y las municipales: matrimonio sin amor se pelea tras derrota electoral

El Partido Demócrata Cristiano, el mayor de la coalición, se queja de que no es escuchado y se niega a participar en la articulación de políticas, tras una caída del apoyo en las elecciones municipales del domingo. Esto irrita a los socialistas, que se preguntan cuán profundo ha sido a lo largo del tiempo el compromiso de los democristianos con la coalición Nueva Mayoría. Las perspectivas para el bloque de siete partidos en la elección de noviembre de 2017 no son buenas.


Es un matrimonio sin amor. Después de casi 30 años juntos, la coalición gobernante de centro izquierda en Chile discute airadamente mientras se cierne la perspectiva de una derrota en la elección presidencial del año próximo.

El Partido Demócrata Cristiano, el mayor de la coalición, se queja de que no es escuchado y se niega a participar en la articulación de políticas, tras una caída del apoyo en las elecciones municipales del domingo. Esto irrita a los socialistas, que se preguntan cuán profundo ha sido a lo largo del tiempo el compromiso de los democristianos con la coalición Nueva Mayoría. Las perspectivas para el bloque de siete partidos en la elección de noviembre de 2017 no son buenas.

“Este modelo está terminado y fracasará una vez más si tratan de repetirlo», dijo Marta Lagos, directora ejecutiva del centro de investigación Latinobarómetro. «La Nueva Mayoría necesita un cambio de nombre, un cambio de imagen y otra forma de hacer las cosas».

Pero la coalición, formada a fines de la década de 1980 para luchar contra la dictadura de Augusto Pinochet, probablemente no se disuelva todavía. Ninguno de los dos lados del conflicto tiene otro socio con el cual formar una nueva coalición, ninguna de ambas partes puede ganar por sí sola y ninguna quiere ser la que tome la iniciativa de la separación. En consecuencia, los dos parecen estar decididos a seguir así hasta las elecciones, perdiendo buena parte de su apoyo cuatro años después de una victoria histórica.

Encabeza la coalición la presidenta Michelle Bachelet, quien ha intentado aprobar el conjunto más radical de reformas al modelo económico de libre mercado impuesto por Pinochet desde el retorno de la democracia hace 26 años. Bachelet ha elevado los impuestos, empoderado a los sindicatos y reformado el sistema educativo, todo contra un telón de fondo del período de crecimiento económico más lento desde comienzos de la década de 1980.

El alcance de las reformas y el apoyo declinante han puesto a Nueva Mayoría bajo una presión sin precedentes, erosionando la confianza entre los partidos.

Escasa participación

Los candidatos que respaldan a Bachelet ganaron 141 alcaldías en las elecciones del domingo, frente a 167 en las anteriores elecciones locales, en 2012; mientras tanto, el número de distritos que controla la principal coalición opositora subió de 121 a 144. Asimismo, es bastante significativo el hecho de que sólo cerca de una de cada tres personas de los 14,1 millones que componen el electorado se presentó a votar, la menor tasa de participación desde el retorno de la democracia.

Cuáles serán las consecuencias de esta elección es algo que aún está por verse.

Ahora, nuevas luchas internas están llevando a algunos a cuestionar la propia base de la coalición.

«Nunca hubo mucho afecto o cooperación» entre las dos partes principales, dijo Fulvio Rossi, un senador socialista, en una entrevista con el periódico La Tercera. «La Nueva Mayoría nunca fue una coalición, sino un mero acuerdo sobre un programa político».

Su anterior popularidad es ahora un recuerdo lejano. El candidato más probable de Nueva Mayoría para las próximas elecciones, el ex presidente Ricardo Lagos, tiene el respaldo de sólo 6 por ciento del electorado, según una encuesta publicada el miércoles por CERC-Mori. El ex presidente Sebastián Piñera, que podría presentarse por la alianza opositora, es respaldado por un 16 por ciento. De manera reveladora, 61 por ciento de los encuestados dijo que no quería a ninguno de los actuales posibles candidatos.

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