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Pokémon Go es el irritante precursor de algo muy grande

Pokémon Go es el irritante precursor de algo muy grande

Lockheed Martin está usando realidad aumentada para ensamblar aviones de combate. Algún día podría ser útil en hospitales o sitios de construcción. El sistema de realidad aumentada de Microsoft, llamado HoloLens, se instaló a bordo de la Estación Espacial Internacional para que el control de misión pudiese ayudar en futuras reparaciones enviando notas al campo visual del astronauta. Incluso para los inexpertos, la realidad aumentada podría simplificar tareas como ensamblar muebles o cambiar un neumático pinchado.


Ya han escuchado hablar de Pokémon Go, ¿no es cierto? Es el nuevo juego para teléfonos móviles de Niantic, y se ha vuelto extendidamente viral, produce locura, invade la privacidad, es extrañamente alarmante y metafísicamente desestabilizante. En potencia, el juego vale US$1.800 millones anuales. Y puede que anuncie un importante cambio tecnológico.

Conceptualmente, la aplicación es bastante simple. Al mirar a través de sus teléfonos, los jugadores ven a los personajes de Pokémon sobrepuestos en el mundo que está a su alrededor. La idea es “atrapar” a estas criaturas y buscar diferentes variedades. Los niños la aman.

Pero no es solo un juego: es un uso rudimentario de algo que se llama realidad aumentada. Mediante cámaras y sensores, la realidad aumentada más sofisticada puede proyectar gráficas generadas por computadora en el campo de visión de un usuario, generalmente a través de lentes o visores especializados. También puede mostrar lo que el usuario ve a colaboradores remotos, quienes pueden a su vez manipular las gráficas mostradas.

Para el sector, esta es una combinación poderosa. Los trabajadores de fábricas están experimentando con visores que muestran alertas de seguridad e instrucciones para maquinaria. Los ingenieros están usando los dispositivos para que los ayuden a reparar equipos. En vez de buscar largamente en manuales técnicos, pueden mirar a través de un visor que reconoce lo que miran y les indica lo que necesitan hacer. Mientras más avance esta tecnología, más deberían bajar los costos, mejorar la precisión, ahorrar tiempo y hacer más seguros los espacios de trabajo.

También pareciera que tiene posibilidades de expandirse. Lockheed Martin está usando realidad aumentada para ensamblar aviones de combate. Algún día podría ser útil en hospitales o sitios de construcción. El sistema de realidad aumentada de Microsoft, llamado HoloLens, se instaló a bordo de la Estación Espacial Internacional para que el control de misión pudiese ayudar en futuras reparaciones enviando notas al campo visual del astronauta. Incluso para los inexpertos, la realidad aumentada podría simplificar tareas como ensamblar muebles o cambiar un neumático pinchado.

En cada caso, el poder de la realidad aumentada es que puede proyectar información ilimitada desde el ciberespacio al mundo físico. Esto le daría a la gente más información sobre su ambiente, nuevas formas de manipularlo y un prometedor espacio nuevo de colaboración. En resumen, transformaría a las personas en ciborgs, pero de una forma positiva.

Por otro lado, Pokémon Go (al igual que su predecesor en extrañas colisiones virtuales-físicas, Google Glass) propone inminentes interrogantes. Al igual que con todo lo de la era digital, sin duda minará la privacidad. ¿Cómo usarán los anunciantes esta tecnología? ¿Y cómo se evita que la gente se lance al tráfico, sea asaltada o caiga de un precipicio?

Estas preguntas y probablemente otras más se volverán más urgentes a medida que esta tecnología, emocionante y alarmante a la vez, avance. Por el momento, disfruten su extraño juego, entusiastas de Pokémon. Están jugando con el futuro. Y solo puede volverse cada vez mejor de aquí en adelante.

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