CULTURA
Uno de los hombres de verbo oral más penetrante de los últimos 50 años, nos ofrece ahora una selección de sus vibrantes columnas religiosas, publicadas en El Mercurio desde 1980 en adelante y por 24 años.
La expresión “palabra de Dios”, tiene para judíos y cristianos un significado muy concreto: los textos bíblicos de uno o ambos Testamentos, según los casos. Pero cuando Raúl Hasbun habla o escribe, puede afirmarse, también y con toda propiedad, que se está expresando la palabra de Dios.
Y esta afirmación puede concretarse en tres dimensiones, perfectamente perceptibles a lo largo de las más de 150 columnas que recoge el libro.
Primero, por las referencias continuas a los textos de la escritura sagrada, citados con soltura y muy bien utilizados como fundamento de la argumentación; en segundo lugar, porque el autor no tiene más pretensión que hacer de cada una de sus expresiones una palabra de Cristo: a Raúl Hasbun no le interesa en lo más mínimo aparecer o hacerse notar; no opina, predica. Y, finalmente, porque en todas las situaciones concretas de las que habla -sus columnas están hechas del barro de la tierra- la anécdota, el chascarro, el refrán, la historieta, terminan siendo también “palabra de Dios”, porque el autor tiene una ilimitada capacidad de “hacerlo hablar” a través de los sucesos más aparentemente corrientes o… extraños.
En Raúl Hasbun -en éste, su libro a modo de testamento- está condensada, por lo tanto una articulación de planos que caracterizan toda obra de profundo valor sociológico: una mirada desde arriba (desde la fe), una consideración del interior (de nuestro Chile y sus universos circundantes) y un observador y actor cualificado (que viene desde fuera y se mueve dentro, con total soltura en ambas dimensiones).
Será el Señor de los Días -de los días de la cíclica celebración de los misterios de la fe que se viven en la Iglesia Católica- a quien el lector, creyente o no, irá encontrando página por página y con Quien podrá dialogar, gracias a las sugerencias sutiles o a las invocaciones vibrantes del autor, que de todo hay en esta viña del Señor.
Justo cuando nuestras miradas -las de todos en Chile, católicos o no- están puestas en Roma y en las decisiones que ahí se tomarán, Raúl Hasbun nos recuerda que todo eso tiene un sentido último: “Pongan los ojos en el Señor”, en el Señor de los Días.
P. Raúl Hasbun Z., El Señor de los días, Ediciones Universidad San Sebastián, Santiago, 2018, 481 páginas.
Gonzalo Rojas Sánchez. Profesor Universitario. Foro Republicano
