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Libro «La igualdad liberal» de Lucía Santa Cruz La crítica de libros de actualidad de Gonzalo Rojas Sánchez

Libro «La igualdad liberal» de Lucía Santa Cruz


La autora nos previene: su libro está fundado en las lecturas de toda una vida  (primera parte) y en información estadística reciente y confiable sobre Chile (segunda parte). Y así resulta ser.

Hay muchas y muy buenas referencias en ambas dimensiones, ordenadas con criterio y atingentes a la tesis central: es mucho mejor buscar la igualdad -en sus dimensiones deseables y justas-  por la vía liberal que por el camino socialista.

Para sostener su planteamiento, Lucía Santa Cruz hace buen uso de la argumentación histórica y filosófica, así como de dosis importantes de sentido común, decantadas a partir de su propia experiencia como mujer del mundo intelectual y empresarial a la vez.

Pero, así como su texto resulta un buen conjunto de argumentos contra el igualitarismo socialista, ¿logra su ensayo distinguirse  por completo de una mirada conservadora? No, en ciertos aspectos, no lo consigue.

Por momentos, parece Lucía Santa Cruz tan devota del pensamiento liberal que ella llama clásico  -así como de los procesos de crecimiento económico que son fruto de la revolución industrial-  que da la impresión que no hubiese habido nada valioso antes y que, por lo tanto, se la podría calificar de “liberal total”. Pero, casi de inmediato, reconoce en el cristianismo la matriz ética de la igualdad y apela a virtudes que exigen mucho más que el despliegue de la autonomía personal absoluta, ésa que tanto postulan los liberales hoy. En ese sentido, se hace notar la influencia que Edmund Burke siempre ha tenido en la autora. En buena hora.

Pero, tampoco puede afirmarse que Lucía Santa Cruz esté enmascarando bajo el rótulo de liberal un pensamiento tímidamente conservador. Hay tres aspectos en los que efectivamente se aleja de esta matriz.

Por una parte, en su escasa referencia  a la subsidiariedad como una clave teórica y práctica en la búsqueda de la justa igualdad; por otra, en el leve tratamiento del mal como un fenómeno que perjudica toda la libertad humana y, finalmente, en la carencia de un sano escepticismo respecto de los frutos eventualmente humanizadores basados en los proyectos de igualdad liberal. Al respecto, se echan mucho de menos las estadísticas de carácter moral y cultural que contrapesen todos los buenos números que en materias económicas y algunas dimensiones sociales exhibe legítimamente la autora.

¿O nada tienen que ver algunos de los desastres que muestran aquellas cifras con la promoción de una igualdad libre de toda traba?

Lucía Santa Cruz, La igualdad liberal, Ediciones LYD, Santiago, 2017, 244 páginas.

Gonzalo Rojas Sánchez. Profesor universitario. Foro Republicano

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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