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Sylvia Earle, la dama de los océanos: «Piñera tiene la mejor oportunidad que cualquier otro en la historia» La bióloga, primera mujer directora del NOAA, es la mayor explorada de los océanos del siglo XX

Sylvia Earle, la dama de los océanos: «Piñera tiene la mejor oportunidad que cualquier otro en la historia»

«Tener una buena economía significa tener un buen medio ambiente», alertó. «No puedes destruir el medio ambiente y tener una economía que funcione. La gente debe ser fuerte económicamente para no terminar comiendo el último pez. Si eres pobre y estás hambriento, comerás lo que puedas, cortarás el último árbol y comerás el último pez. Hay que proteger la fuente de nuestra prosperidad».


La bióloga Sylvia Earle (EEUU, 1935), una de las mayores exploradoras del océano del Siglo XX, conoce muy bien el mar de Chile. La primera vez que vino al país fue en 1965, hace más de medio siglo. Muchas cosas han cambiado desde entonces. En aquella época estaba a punto de doctorarse en el estudio de algas en la Universidad de Duke, mucho antes de ser la primera mujer en asumir al frente de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), siglas en inglés) entre 1990 y 1992, durante el gobierno de George Bush padre.

Chile aún era un país pobre. «El mundo era un lugar distinto, no sólo Chile o el océano», acota. Recuerda que en nuestro país aún se cazaban y procesaban ballenas.

Desde entonces los cambios han sido enormes y acelerados, en parte por lo que el ser humano hace a la naturaleza, subraya. «Estamos creciendo en número, consumiendo los bosques y el océano, cambiando la atmósfera, el agua y la naturaleza».

Si bien es cierto que todos los seres vivos cambian su entorno, «ninguna criatura en la historia de la tierra ha cambiado más las cosas en un periodo corto de tiempo que el ser humano», resalta. Y agrega que la ventaja es que la raza humana ha acumulado tal cantidad de conocimiento que puede medir estos cambios, medir las consecuencias y actuar para enfrentarlos.

«Mi mensaje para el Congreso del Futuro es la causa de la esperanza, porque sabemos lo peligrosa que es la situación. El tema es qué tipo de futuro queremos», advierte.

«Tenemos el poder de hacer algo al respecto, y Chile ha sido líder en la protección no sólo de tierra y bosques, sino también el océano. Una acción magnífica».

Earle en la Reserva Marina de El Toro, España. Foto: Brett Garling.

Reconocimiento global

En su voz hay calma, pero también urgencia. Earle destaca la importancia del fitopláncton, una serie de organismos vegetales que no sólo sirven de alimento para los peces, sino que además producen más de la mitad del oxígeno del planeta.

«La importancia del océano ha empezado a ser reconocida a nivel global, no sólo en Chile», comenta Earle. «Las primeras medidas fueron tomadas en los años 70, cuando se estableció la protección de la Gran Barrera de Coral en Australia». Ello ocurrió en 1975.

Luego se tomaron algunas medidas similares en algunos cayos de Florida, en Estados Unidos, y el propio presidente George W. Bush hizo lo propio en Hawaii en un área que luego fue cuadruplicada por Barack Obama. Otros países del mundo, como la isla de Palau, han hecho lo propio y los resultados están a la vista: se ha recuperado la fauna marina. «Incluso en cinco años puedes ver las consecuencias de cuidar a los seres vivos»

«A todos nos gusta respirar, así que si podemos proteger grandes área, protegemos el ciclo del carbono y el oxígeno».

Foto: Brett Garling

Rumbo a la extinción

En 1965, Earle vino como parte de una expedición internacional, con científicos de todo el mundo. Llegó en calidad de especialista en plantas submarinas y buceó en Juan Fernández y San Félix, con el fallecido investigador Patricio Sánchez de la Universidad Católica.

«Él me invitó a recorrer la costa, ahí vi las balleneras», rememora. «Hoy la mayoría de los países en el mundo han dejado de cazar ballenas, y eso es un ejemplo. Cuando se dejó de matarlas, empezaron a recuperarse. En los años 40 en Estados Unidos había un centenar de ballenas: hoy son 20 mil. Pero toma tiempo».

«No sólo se trata de recuperar la población de peces. La degradación del suelo, del mar y los bosques amenaza nuestra existencia. Podemos causar nuestra propia extinción», advierte.

Hoy apenas el 3% del océano está bajo protección. La meta es llegar al 10% en 2020 y 30% en 2030. ¿Pero cómo llegar allá?

Para Earle un elemento es clave: la educación. «Los chicos de hoy tienen más información que nunca antes sobre las consecuencias de nuestras acciones» y de lo que hay que hacer para proteger el aire y el agua.

Foto: Brett Garling

La industria pesquera

Earle reconoce la tensión existente entre el sector pesquero y el medio ambiente, tal como ocurre en Chile, pero insiste en que éste debe reconocer que el ritmo de explotación actual no es sostenible cuando el 90% de los grandes peces han desaparecido. ¿Por qué se sigue subsidiando la destrucción de un ecosistema?, se pregunta la científica.

«Si ves la declinación en los últimos 50 años, cualquier buen empresario dirá que no se puede extraer todos los peces. La caída es medible. Ha habido una industrialización y mecanización de la extracción de la fauna en una escala que excede la capacidad de las criaturas para recuperarse. Si cazáramos las aves de la forma en que lo hacemos con los peces, quedarían muy pocas».

«Hay un límite, y ya llegamos. El 97% del océano está libre para la pesca. Yo hablé con Bush sobre la protección de una área marina. Le dije que para que haya pescadores, debe haber peces. Si no hay, se acaba la industria pesquera, en todo el mundo. Los pescadores deben ser los campeones de la protección marina».

Hoy muchos productos marinos no son de primera necesidad, sino de opción o incluso de «lujo», cuando los peces no sólo sirven de alimento, sino son parte de un ciclo de producción de oxígeno junto al fitopláncton.

Para Earle, hasta ahora la humanidad ha consumido aire, agua y alimento casi de forma gratuita. Ahora es momento de pensar en los costos.

Qué puede hacer el ciudadano común

¿Qué puede hacer el ciudadano común?

«Mucha gente no piensa en los peces como parte de la flora y fauna. Comen atún, pero no se comerían un pájaro cantor», ejemplifica.

«Mírense al espejo y pregúntense qué pueden hacer. Usted escribe, por ejemplo, está haciendo algo positivo. Otros son especialistas en arte, leyes o pedagogía, en música. Usen el poder que tienen para proteger el mundo natural. Respeten el mundo natural, respeten la vida. Si cada uno de los siete mil millones de habitantes hiciera algo en su entorno…». Y pone algo de ejemplo algo tan simple como una bolsa plástica, que luego de usarse «no se evapora ni termina en otro planeta, sino en el mar».

También es posible actuar en nuestro menú diario. Por ejemplo, tratando de comer más vegetales que carnes.

«Podemos tomar esas opciones. De hecho no tenemos por qué comer atún, no es clave para nuestra sobrevivencia. El atún es más importante en el océano que en nuestro plato», dice.

«El poder de los individuos es sorprendente, no sólo a nivel gubernamental o empresarial. Un profesor, por ejemplo, es muy poderoso, igual que los estudiantes. O alguien que escribe una canción, y luego todo el mundo la canta. Las malas cosas son contagiosas, pero las buenas pueden cambiar el mundo».

Foto: EFE

Mensaje para Piñera

Earle tampoco quiso privarse de enviar un mensaje al presidente electo, Sebastián Piñera, y lo invitó a construir sobre el legado de Michelle Bachelet, que estableció gran cantidad de parques marinos.

«Podría hacer como Obama, que tomó el legado de Bush y cuadruplicó el área protegida», señala. «Como diría Spock, ‘es lógico’. Tiene sentido económico. Puedes darle una oportunidad a la pesca si se la das a los peces. Si sólo sigues pescando como hasta hoy, ya no habrá más para pescar. (Piñera) podría hacer una gran diferencia en este país, y ser un modelo para el mundo».

«Tener una buena economía significa tener un buen medio ambiente. No puedes destruir el medio ambiente y tener una economía que funcione. La gente debe ser fuerte económicamente para no terminar comiendo el último pez. Si eres pobre y estás hambriento, comerás lo que puedas, cortarás el último árbol y comerás el último pez. Hay que proteger la fuente de nuestra prosperidad», dice.

«Señor presidente, vea las cifras, vea la historia. Las políticas de los próximos diez años definirán los próximos diez mil años. (Piñera) tiene la mejor oportunidad que cualquier otro en la historia. Un astronauta no se come su nave espacial, la cuida».

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