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Pequeño primate colombiano juega un papel clave en su conservación y en la de su hábitat Tití tamarín cabeza de algodón (Saguinus oedipus)

Pequeño primate colombiano juega un papel clave en su conservación y en la de su hábitat

El tití cabeciblanco y otros primates juegan un papel clave en la conservación de su ecosistema. Sin embargo, están amenazados por la deforestación, la agricultura y el comercio ilegal de mascotas.


Tras haber crecido con nueve hermanos en Colombia, una de las primeras características que Rosamira Guillén vio en el tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), o el tití tamarín cabeza de algodón, fue su naturaleza familiar. Este primate nativo de Colombia y del tamaño de una ardilla, con melena blanca y esponjosa, se comunica con otros miembros de su especie mediante casi 40 chirridos y silbidos distintos.

«Siempre se puede encontrar a la madre, al padre y a los hijos juntos”, cuenta Guillén, que dirige el Proyecto Tití, una organización sin ánimo de lucro, que se dedica a proteger a este primate endémico de las selvas tropicales del noroeste de Colombia. «Las crías aprenden de sus progenitores, de manera que siempre hay un cabeciblanco en la familia vigilando las amenazas”, explica.

El tití no sólo protege a su familia, sino a la biodiversidad de su ecosistema dispersando, a través de sus excrementos, las semillas de frutas como el mango y la papaya. De este modo, son excelentes dispersores de semillas, una función vital para la regeneración y conservación de su entorno.

La agricultura a gran escala, las centrales hidroeléctricas, la tala de árboles para producir carbón vegetal y leña y, en los últimos años, las plantaciones de aceite de palma han llevado a la destrucción de casi el 95 por ciento de su hábitat histórico. Como consecuencia, el tamaño de su territorio se ha reducido de nueve millones de hectáreas a una serie de fragmentos forestales que en conjunto suman 290.000 hectáreas (unos 720.000 acres). Todo ello ha llevado a esta especie a ser uno de los primates en mayor peligro de extinción del mundo, con tan sólo 7.000 ejemplares en libertad.

Educando al público

Aquí es donde entran en juego organizaciones como el Proyecto Tití, tratando de educar al público sobre la importancia del cabeciblanco para el ecosistema. En algunos bosques tropicales, hasta el 90 por ciento de las plantas tienen frutos que pueden ser esparcidos por animales frugívoros, que se alimentan de fruta, como el tití.

El tití cabeciblanco es del tamaño de una ardilla, pero juega un papel esencial como dispersor de semillas de plantas en la selva tropical.

«En nuestros programas educativos, destacamos todas estas cifras para que los niños comprendan realmente por qué es necesario hacer algo por su conservación”, explica Guillén, quien, como muchos costeños colombianos (que viven en la costa noroccidental del país), no sabía nada de los monos cuando era niña.

El Proyecto Tití utiliza cuentos, juegos y manualidades para enseñar a estudiantes de primaria y secundaria de las comunidades rurales a proteger a los monos en peligro de extinción. Desde 2010, más de 2.500 estudiantes han participado en el programa, que también incluye una visita al bosque para conocer a los animales. Guillén cree que ver a los animales en su hábitat natural permite a los niños establecer un vínculo emocional.

«Traemos a los niños a ver a los titíes. Esa es la conexión principal que intentamos crear”, dice Guillén. Se trata de que comprendan lo amenazados que están y lo cerca que están de la extinción. «No tanto para deprimirlos, sino para que entiendan el problema y traten de involucrarse”, aclara.

Guillén aspira a crear un orgullo nacional por esta especie única, enfatizando que sólo se encuentra en la costa noroccidental colombiana. Por este motivo, el 15 de agosto se celebra el Día del Tití Cabeciblanco, en el que la población local desfila por la calle con coloridos trajes.

La organización también se ha asociado con el parque temático de animales «Animal Kingdom” de Walt Disney para impartir clases de adiestramiento canino, animando a los lugareños a tener perros en vez de monos, ya que estos son capturados de forma furtiva para ser vendidos como mascotas en el comercio ilegal.

Proyecto Tití también trabaja con las comunidades locales, muchas de ellas empobrecidas, para crear alternativas sostenibles a la tala de árboles, tales como la fabricación y venta de mochilas ecológicas, peluches y postes de plástico para sustituir a los de madera.

Papel clave

Estos pequeños, pero significativos pasos juegan un papel esencial en la protección no sólo del tití, sino también de otras especies del entorno. Al igual que otros dispersores de semillas, el cabeciblanco es especialmente sensible a las perturbaciones del hábitat, y el primer afectado por su fragmentación y pérdida.

Proyecto Tití trabaja con las comunidades locales, muchas de ellas empobrecidas, para crear alternativas sostenibles a la tala de madera.

«La disminución de poblaciones de mamíferos frugívoros puede afectar directa e indirectamente a la regeneración de plantas”, explica Carolina Santos-Heredia, bióloga conservacionista de la Universidad de Santander en Colombia.

Los dispersores primarios de semillas, como el tití cabeza de algodón, desempeñan un papel crucial en la dinámica de poblaciones de plantas, en particular en la regeneración de bosques, la colonización, el flujo genético y la distribución espacial de especies vegetales. Tal dispersión de semillas da a las plantas ventajas adaptativas como la capacidad de escapar de la depredación y de colonizar nuevas áreas.

«La mayoría de los dispersores de semillas contribuyen positivamente a la diversidad de plantas, ayudando en la llegada de nuevas especies a los hábitats locales y homogeneizando su distribución”, aclara Pablo Roberto Stevenson Díaz, profesor de biología de la Universidad de los Andes en Colombia.

Santos-Heredia agrega que la disminución de poblaciones de mamíferos dispersores de semillas también limita el número de excrementos disponibles. Y eso afecta a su vez a los dispersores secundarios, como el escarabajo del estiércol. Este insecto coleóptero, también conocido como escarabajo pelotero, crea pelotas de estiércol, generalmente de pequeño tamaño, a partir del excremento de los monos, que contiene semillas. El escarabajo transporta y entierra las pelotas bajo tierra. Éstas pasan a un estado latente, y por lo general no germinan hasta que cambia su ambiente, por ejemplo, si aumenta la exposición solar del suelo.

Crear hábitat

Actualmente, Guillén lidera un proyecto que diseña una red de corredores forestales cerca de la costa norte de Colombia. Cada uno de ellos tiene una longitud de unos 30 metros y facilitará el desplazamiento de los primates entre terrenos fragmentados por la ganadería.

Una vez finalizados, los corredores abarcarán una superficie de 2.000 hectáreas. Pero hasta entonces, las negociaciones siguen en marcha. Los propietarios de los terrenos y los gobiernos locales deben ponerse de acuerdo.

El tití tendrá una mayor probabilidad de sobrevivir si es capaz de cruzar el bosque con mayor facilidad. Como consecuencia, también ayudará a la conservación del ecosistema en el que habita.

Según Guillén, es importante destacar, que «en el proceso conservacionista del bosque para el tití, también estamos salvando el hábitat de muchas otras especies”.

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