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¿Karl Marx a segunda vuelta electoral? Opinión

¿Karl Marx a segunda vuelta electoral?

Karl Marx se ha instalado ahora en el Centro Cultural Matucana 100 para aceptar, a regañadientes, la última excentricidad de su amigo y mecenas Engels, quien lo está proponiendo como candidato a la presidencia de Chile.


Se casó con una aristócrata, tenía dos abuelos rabinos, era presidente de un club de bebedores en Tréveris, no trató bien a  su sirvienta ni al hijo de ambos y  más de la mitad del mundo se gobernó por lo que dicen que dijo o profetizó.

Karl Marx se ha instalado ahora en el Centro Cultural Matucana 100 para aceptar, a regañadientes, la última excentricidad de su amigo y mecenas Engels, quien lo está proponiendo como candidato a la presidencia de Chile.

Bajo la dirección de Heidrun Breier y la pluma del dramaturgo Benjamín Galemiri, más las actuaciones de Samanta Manzur, Gonzalo Muñoz Lerner, Iván Parra, Eduardo Herrera, Emilia Cadenasso y Rodrigo Lisboa, el pensador del siglo XIX ensaya discursos y reparte volantes en la obra Karl Marx: Año Zero.

Esta disparatada idea de Engels es resistida por su esposa Jenny, pero bien vista por la hija, quien apuesta por su padre para liderar el vacío político chileno, mientras el filósofo Proudhon, padre del anarquismo, lamenta no poseer el glamour de Karl en el marketing político. Un coro de tres tenores va matizando los delirios de esta obra plena de sentido del humor, pues el cadáver de Marx aún respira.

Cariñoso, violento y juerguista el Marx de Galemiri se mete en un carro de supermercado a beber alcohol, para dejar en claro la era de travestismo político que vivimos en nuestro país y el mundo. El capital triunfó sobre el trabajo y los socialistas de cuello-corbata chilenos viven felices bajo el paraguas de la constitución de Pinochet.

La campaña de Marx nunca despega del todo y no es menos, hoy los pobres explotados no quieren saber que son pobres ni explotados. Dedicarse a la política es otra vez un hobby de plutócratas. No hay militantes de verdad, ni sindicalizados, los trabajadores del siglo XXI prefieren salvarse vía crédito de consumo.

Llega tarde Marx y pierde su dinero el acaudalado Engels, acá los que sí leyeron al contundente pensador fueron los Chicago Boys y no los revolucionarios. Llega tarde Marx, los grupos populares nacionales ahora son comerciantes, accediendo a tarjetas o al E-Comerce desde casa. Llega retrasado, los arquitectos económicos de la dictadura consiguieron que los ricos y los pobres no luzcan tan diferentes la noche de navidad.

Muy a destiempo la campaña chilena de Marx, pues  pasaron 27 años y perdimos la capacidad de asombro. Pasamos del descontento al desencanto.

Es ya parte de la cultura que los socialistas de la Concertación-Nueva Mayoría vivan en el sector oriente, con sus hijos egresando de colegios y universidades privadas, accediendo luego a los mejores empleos, casándose con estrellas de la TV. Es parte del paisaje que éstos sean especuladores inmobiliarios, en Caval dominio de sus facultades, directores de empresas  y ganadores de licitaciones con indemnizaciones a todo evento.

Nada nos sorprende ya en el año 2017 estimado señor Marx. Desde un Lagos Escobar, pasando por un Burgos y hasta arribar a  un Insulza, se ha beatificado la constitución del 80,  aunque ésta en sus actas fundacionales sea idéntica a la constitución de la Francia ocupada por los nazis y haya sido aprobada vía fraude electoral.

Que alguien le diga a Marx cómo pierde su tiempo, los socialistas salvaron a Pinochet en Londres, privatizaron el agua potable, defendieron los derechos de aguas de los poderosos, endeudaron a los jóvenes con el CAE, privatizaron carreteras y metieron a los trabajadores en un Transantiago que es enorme negocio para los bancos y amigotes. ¿Y la gente? ésta se endeudó con autos chinos, motos y escuchan de las autoridades la falacia de que el metro es la solución para una capital que creció como mancha de aceite.

Marx no está para un pueblo que dejó de ser ciudadano, está para cosas más importantes. Karl fue indispensable en la historia del pensamiento, sus manifiestos revolucionarios y sus propuestas sentaron las bases en el primer mundo para todo lo relativo a  los impuestos progresivos y la protección social. Sus ideas, son la base de los modernos estados de derecho, aunque sus tesis fueron también semilla para interpretaciones totalitarias e inhumanas.

Acá en el tercer mundo, nos hemos quedado en el barroco, no hubo revolución industrial ni científica. Sus cincuenta a cien tomos no lograron empapar nuestras tierras, tal como un curso de cálculo no entra en alumnos de un liceo, que apenas puede con el álgebra básica.

En la obra de Galemiri, Karl danza ebrio en medio de las ruinas de la razón  porque vivimos en pleno neo medioevo, reacios a la lectura y seducidos por las nuevas iconografías tecnológicas, como modernos siervos ante los vitrales de las iglesias. Marx se ríe de sus asesores y partidarios chilenos, pues sabe que su discurso no puede ser asimilado ni por el socialista bróker o por el ex obrero, hoy comerciante.

El verdadero problema de la filosofía es saber quién lavará los platos sucios, decía Parra. Si Marx no pudo inspirar a la humanidad a superar la explotación, ¿quién podrá? ¿Žižek? Será tal vez la tecnología, cuando nuestra cruel especie pueda ejercer ese afán de dominio sobre máquinas o clones sin alma.

¿Qué habría pensado Marx sobre la URSS, el muro de Berlín, la RDA, Fidel y Allende? ¿Qué habría pensado Cristo sobre las cruzadas, la Inquisición, el juicio a Galileo, la pederastia en el Vaticano, el padre Hurtado? ¿Y Portales o Adam Smith, de los Chicago Boys?

Sabio fue quien dijo en su discurso: “Sigan a las ideas y no a las personas”.

Karl Marx: año zero

En Teatro Principal, Matucana 100
Hasta el  15 de diciembre
Jueves a sábado 20:30 hrs; domingo 19:30 hrs.
$5.000 general
$3.000 est y 3ra edad
$2.000 jueves popular
Duración: 70 minutos
Para mayores de 12 años

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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