Publicidad
Jorge Baradit: “Bachelet fracasó porque los chilenos sólo querían su parte de la torta” Escritor chileno en entrevista con diario español El País

Jorge Baradit: “Bachelet fracasó porque los chilenos sólo querían su parte de la torta”

En víspera de las elecciones, el autor del superventas «Historia secreta de Chile» asegura que la sociedad chilena no pedía un país más justo, más solidario, sino que querían participación de las ganancias. Todo gracias al cambio de mentalidad que atribuye a la dictadura militar de Augusto Pinochet y su modelo económico neoliberal.


El escritor Jorge Baradit (Valparaíso, 1969), autor del bestseller «Historia secreta de Chile», realizó un análisis para explicar las expectativas de que la derecha vuelva al poder en las elecciones presidenciales de este domingo, y lo atribuyó en parte al modelo económico y cambio de mentalidad que dejó la dictadura de Augusto Pinochet, según una entrevista que publicó este viernes el diario español El País.

Según el escritor, que ha vendido 250.000 ejemplares de su obra, el giro a la derecha refleja cómo es el Chile real frente al espejismo que supuso la ola reformista de centroizquierda de la presidenta Michelle Bachelet.

«Yo creo que en el gran arco narrativo de nuestra historia nos enfrentamos a un momento bien terrible, no porque venga la derecha, sino porque nos estamos enfrentando a nosotros mismos», dice.

«Chile parecía haberse izquierdizado, rejuvenecido, abrazado un proceso de reformas. Pero lo que pasó estos cuatro años es que la sociedad se sinceró. Cuando nos manifestamos en 2011 y pedimos por pensiones y educación, en realidad la gente no pedía un país más justo, más solidario. Querían participación de las ganancias, su pedazo de la torta. Por eso Bachelet fracasó en su intento sincero de reformas», aseguró.

«Pinochet cambió la mentalidad»

Para el escritor, una prueba de esto es que cuando empezaron las reformas, como la gratuidad en la educación y la reforma impositiva, «se vio que la gente no quería que le tocaran su colegio subvencionado, que le subieran los impuestos para pagar pensiones. Creo que eso muestra que el neoliberalismo caló hondo en Chile. Después de 17 años de quimioterapia que nos hizo Pinochet ese modelo entró en los huesos de los chilenos. Está enquistado en el alma de la sociedad».

«En Chile se logró un cambio de mentalidad, de lo que implica el éxito, está enquistado que para tener mejor salud tienes que pagar, que para tener mejor educación tienes que pagar. Pinochet logró cambiar la mentalidad chilena, ese es su triunfo. Incluso Piñera ahora declara que la educación es un bien de consumo, porque cuando le dan las cosas gratis la gente no las valora. Muchos chilenos creen que el precio es el valor, es bien fregado eso».

En ese sentido, según Baradit, Bachelet fue víctima de «la inmadurez política del pueblo chileno».

«Andaba con una furia jacobina, quería guillotinar la cabeza a los corruptos, y cuando salta el escándalo de su hijo, el pueblo no tuvo la madurez política de esperar, concurrió en masa a cortarle el agua a la mujer que nos iba a regar las plantas. Nos desilusionó como a niños esta mujer santa. Lo único que conseguimos fue quitarle el apoyo popular, que era lo único que sostenía políticamente a Bachelet. Entonces la Nueva Mayoría se le tiró al cuello a la presidenta. Y ahí se desmoronó el proceso de reformas después de un primer año glorioso», señaló.

Un pueblo timorato

Según Baradit, hay un «panorama corrido» en las denominaciones políticas en Chile, donde la centroizquierda defiende el modelo neoliberal, tiene dudas de si reformar el sistema de pensiones privado y con la educación gratuita, y hasta el Partido Comunista es socialdemócrata.

«Frente a la revolución estudiantil, el pueblo chileno mostró que quería cambios mucho más timoratos. Mucha gente se preguntó por qué las reformas eran tan tibias. ¿Por qué tardaron tanto en las causales del aborto si había un 70% de apoyo? Porque aprendieron del fracaso de Allende. No basta el apoyo político para sacar adelante las reformas en Chile», remató.

Para él, Piñera representa mejor las aspiraciones de los chilenos, aunque no el Chile real. Es «lo que le gustaría ser al chileno medio: rico. Los chilenos adoran al personaje popular de Pedro Urdemales, un pícaro que engaña a todos y se sale con la suya».

Activismo y críticas a la transición

Frente al activismo entre los jóvenes y la pregunta de si hay dos Chiles, Baradit respondió que existen paradojas.

«La ciudadanía se empoderó en los 2000. No solo en Chile. Coincidieron los indignados en Madrid, Occupy Wall Street, y las movilizaciones estudiantiles en Chile. Se tomaron ciudades en el sur de Chile. Hubo un momento en que hasta las nanas del barrio alto tomaron la calle un día. Y llegó Snowden, wikileaks, la gente se empezó a enterar de los tejemanejes del poder. Supimos que el yerno de Pinochet financiaba toda la política chilena, incluido hijos de guerrilleros. Y ahí llega mi libro, la gente empezó a preguntarse cuánto nos habrán mentido con la historia. Y descubrieron que se había tergiversado. Pero luego la gente empezó a decir ‘si ese roba yo también quiero mi parte de la torta’”.

Baradit también admitió que un sector de la juventud es muy crítica con la transición de los 90, cuando la Concertación aceptó la Constitución del dictador y que siguiera al frente de la jefatura del Ejército para luego transformarse en senador vitalicio, hasta su detención en Londres en 1998.

«Claro que fue una transa. Todos los sabíamos. ¿Qué dictador sigue de jefe del Ejército después de caer? Pero yo les digo a los jóvenes, que están indignados, que estábamos en un sótano tan oscuro que ese trato nos pareció el cielo. Yo tenía 18 años en el 88. Lloré y celebré. Sí, él seguía, ahí, pero estábamos en democracia. Y teníamos miedo de que volviera la dictadura. Pero me parece bien que los jóvenes piensen eso, así empujan por reformas más rápidas.

Baradit se declara optimista «porque se va a ir muriendo una generación llena de miedos, y llega una nueva con mujeres más empoderadas, mucha gente más participativa», aunque recalcó que la paz que ha regido en Chile en los 200 años de historia se ha conseguido a punta de una cruenta represión militar.

«Se repite mucho que Chile es el país más estable de la región. Es estable para los negocios, para la inversión extranjera, pero eso a lo largo de la historia chilena vale vidas humanas. Nada da más miedo en Chile que el caos. La estabilidad política se ha conseguido a fuerza de masacres, aplastamientos violentos. Ya se hizo en 1830. Y pasó muchas veces desde entonces. Las fuerzas armadas han asesinado más chilenos que soldados extranjeros. Sus lemas son ‘orden y patria’ y ‘por la razón o la fuerza’. Es mentira que Chile fuera siempre democrático hasta Pinochet. Hubo más de 20 intervenciones militares y constantes aplastamientos. La estabilidad chilena se consigue a base de masacres, esa es la historia oculta de Chile».

Publicidad

Tendencias