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Científico advierte que quiebre de glaciar revela fragilidad de toda la plataforma en la Antártica Raúl Cordero es académico de la U. de Santiago

Científico advierte que quiebre de glaciar revela fragilidad de toda la plataforma en la Antártica

«Actualmente, Antártica pierde cada año alrededor de 125.000 millones de toneladas de hielo continental y es el tercer mayor contribuyente al aumento de masa del océano, después de los glaciares de montaña, y de Groenlandia», señala el científico. «Las estimaciones más recientes indican que el nivel del mar subirá alrededor de un metro en todo el mundo hasta fines de siglo. Ese aumento tendrá consecuencias potencialmente catastróficas para todas las localidades costeras del planeta».


El académico Raúl Cordero (Guayaquil, 1972) es un especialista en la Antártica. Ha visitado el lugar varias veces en sendas expediciones científicos, por lo cual puede comentar con propiedad el quiebre del glaciar ocurrido este mes y su significado, además de la importancia de esa zona para el clima de Chile y el mundo.

Ingeniero mecánico de formación, Cordero se especializó con un doctorado en la UC y otro en la Leibnitz Universität Hannover, en Alemania. Desde 2008 es profesor asociado en el Departamento de Física de la U. de Santiago.

«La Antártica tiene 14 de millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente 45 veces la superficie de Chile, es la zona más fría, inhóspita y hermosa del planeta y la que alberga la mayor concentración de hielo del mundo», explica. «Si la Antártica se derritiera completamente el nivel del mar subiría más de 60 metros en todo el mundo».

Destaca que se trata de un agente de cambio climático global por lo que alteraciones en las condiciones climáticas imperantes en la Antártica pueden acelerar el cambio climático. De hecho, la climatología del hemisferio sur y de Chile en particular ha sido significativamente influenciada en las últimas cuatro décadas por fenómenos centrados en la Antártica, en sus palabras.

Investigación internacional

La actividad científica Chilena en Antártica es coordinada por el Instituto Antártico Chileno (INACH) y es ejecutada por grupos de investigación de varias universidades nacionales que actúan en colaboración con centros de investigación internacionales como el British Antarctic Survey (BAS), el Alfred-Wegener-Institut Helmholtz-Zentrum für Polar- und Meeresforschung (AWI), el German Aerospace Center (DLR), la NASA, el Climate Change Research Center (CCRC) y el Korea Polar Research Institute (KOPRI).

Estas actividades de investigación involucran físicos, químicos, biólogos e ingenieros trabajando en sistemas con escalas que van desde las meteorológicas hasta las moleculares. Además de la investigación enfocada en el clima -como aquella llevada a cabo por la U. de Santiago- destacan también investigaciones en ámbitos relacionados con la palentología, biología terrestre y biología marina.

Su equipo de investigación ejecuta en la Antártica actualmente seis proyectos de investigación que son financiando por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICYT), y reciben apoyo logístico del Instituto Antártico Chileno (INACH), la Armada de Chile, y la Fuerza Aérea de Chile.

En los últimos seis años y en más de una docena de expediciones, casi medio centenar de investigadores de la U. de Santiago han visitado y trabajado en el continente blanco. En estas expediciones, no sólo han participado investigadores consolidados o personal técnico, sino que también estudiantes de postgrado y un gran número de estudiantes de pregrado.

«Nuestros proyectos están dirigidos a estudiar el rol de la Antártica en el clima global y los impactos del cambio climático en la Antártica», relata. «Están enfocados por lo tanto en el monitoreo y estudio de la evolución de distintos parámetros climáticos que por ejemplo, las concentraciones estratosféricas de ozono, la nubosidad, la reflectividad o albedo, el contenido de oxigeno del océano, etc».

El caso Larsen C

En el caso del reciente glaciar que se quebró, el Larsen C, con 486.00 kilómetros cuadrados ocupaba el cuarto lugar como la plataforma de hielo flotante más extensa de la Antártica.

Perdió ese lugar hace un par de semanas cuando cedió al mar un trozo correspondiente a alrededor del 12% de su superficie formando uno de los icebergs más grandes documentados. Derretido, el volumen de este iceberg -más de 1000 kilómetros cúbicos- equivale a 463 millones de piscinas olímpicas; 20.000 millones de camiones aljibes; y a más de 1.000 milímetros de lluvia en todo Chile.

«Con la pérdida del iceberg, Larsen C pasó a ocupar el quinto lugar como la plataforma de hielo flotante más extensa de la Antártica pero aun más relevante que eso, reveló la fragilidad de toda la plataforma», advierte Cordero.

Aunque la formación de iceberg gigantes son relativamente normales en Antártica, este evento en particular ocurrió en la Península Antártica, la zona de la Antártica más afectada por el cambio climático, dice.

«La temperatura media en la zona es cerca de 2°C superior a la que existía e mediados de los años 50. Además, producto de anomalías en patrones de circulación de los vientos, aguas hasta 2°C más cálidas han llegado desde el norte a las costas de la zona. Las relativamente altas temperaturas del agua y del aire en la Península Antártica están debilitando las plataformas de hielo de la zona y las han vuelto vulnerables», señala.

Cordero recalca que el cambio climático no causa eventos sino cambios de tendencia pero el hecho de que el iceberg se haya formado en la zona de la Antártica más afectada por el cambio climático, «hace temer que este no sea un evento más, sino que sea el inicio del colapso de toda la plataforma Larsen C que de esa forma seguiría a sus vecinas Larsen A -que colapsó en 1995- y Larsen B, que colapsó en 2002».

Efectos en la zona

¿Cómo esta ruptura afectará la zona? El especialista señala que incluso en el caso de que en los próximos años o décadas, Larsen C colapsara, la contribución al aumento del nivel del mar de la plataforma propiamente tal no sería significativo debido a que las plataformas de hielo flotante ya se encuentran sobre el océano.

Sin embargo, las plataformas de hielo flotante son continuaciones de las plataforma de hielo continentales y actúan como tapones retrasando el flujo de hielos continentales hacia el mar, dice. Añade que de perderse Larsen C, aumentaría la pérdida de hielo continental -que sí sube el nivel del mar- hacia el océano.

«Actualmente, Antártica pierde cada año alrededor de 125.000 millones de toneladas de hielo continental y es el tercer mayor contribuyente al aumento de masa del océano, después de los glaciares de montana, y de Groenlandia», dice Cordero.

«Las estimaciones más recientes indican que el nivel del mar subirá alrededor de un metro en todo el mundo hasta fines de siglo. Ese aumento tendrá consecuencias potencialmente catastróficas para todas las localidades costeras del planeta. ¡No queremos que se acelere!», alerta.

Ojo con el agujero de ozono

Cordero además ha dicho que el agujero de ozono ha afectado más nuestra región que el calemtamiento global.

«El aumento de los niveles de radiación ultravioleta es uno de los efectos más conocidos de depleción de la capa de ozono, pero nosotros hemos puesto también atención en los cambios en el clima del hemisferio sur durante los últimos 40 años, como consecuencia del agujero en la capa de ozono», afirma.

Agrega que tanto el agujero de ozono como el calentamiento global interactúan alterando el clima. En las últimas décadas ambos han inducido en el hemisferio sur cambios en los patrones de circulación de los vientos, nubosidad, y precipitaciones.

Según Cordero, aunque se espera que el calentamiento global aumente su rol en la generación de anomalías climáticas durante este siglo, en los últimos 40 años el clima del hemisferio sur fue enormemente influenciado por el agujero de ozono.

Efectos en la región

Todo esto obviamente tiene efectos en nuestra región. En sus palabras, el clima depende general de los patrones de circulación los que a su vez responden a la diferencia o gradiente de temperatura ecuador-polos. La aguda reducción del ozono que ocurre anualmente en primavera sobre la antártica contribuye a enfriar la atmósfera en esa zona aumentado el gradiente de temperatura ecuador-Antártica y por tanto induciendo anomalías en los patrones de circulación de los vientos, en los patrones de nubosidad, y por consiguiente en las precipitaciones.

«Estas anomalías exhiben un patrón circumpolar en torno a la Antártica y han generado aumentos de lluvias en latitudes cercanas a Punta Arenas y disminuciones de precipitaciones en las latitudes cercanas a Puerto Montt. En esta última zona, las precipitaciones han disminuido a razón de 7% por década en los últimos 40 años», advierte.

«El aumento de las concentraciones en la atmósfera de gases de efecto invernadero y su interacción con las variaciones de ozono sobre la Antártica que aún se esperan en las próximas décadas, hacen necesario continuar el esfuerzo por la mejor comprensión del clima antártico», concluye. «Afortunadamente, en eso está el foco de la investigación antártica» que lleva a cabo su Casa de Estudios.

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