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Andrés Gomberoff, divulgador científico: «Creo que lo natural es que la gente sienta placer por la ciencia» La próxima semana se estrena en El Mostrador su serie audiovisual «Belleza física: el aperitivo»

Andrés Gomberoff, divulgador científico: «Creo que lo natural es que la gente sienta placer por la ciencia»

Su mensaje de siempre, para grandes y chicos, es que la ciencia es algo mucho más accesible que un laboratorio repleto de tubos de ensayo y está repleta de enorme belleza. «A mí me gusta concentrarme la pasión, la creatividad, el amor que desborda la ciencia. Conectar con paralelos en otras disciplinas con las que el lector o espectador pueda estar más conectado. Eliminar del discurso la tecnología; no es que no sea importante, pero de eso hay ya demasiado».


Que la ciencia es algo mucho más accesible que un laboratorio repleto de tubos de ensayo, y que está repleta de enorme belleza, ha sido el mensaje constante del físico Andrés Gomberoff (Santiago, 1969).

Esto ya sea a través de sus charlas en el festival «Puerto de Ideas», sus columnas de opinión en la revista Qué Pasa, sus libros o la reciente serie «Belleza física: el aperitivo», donde a lo «youtuber» comenta distintos hitos o personajes, y que se estrena la próxima semana.

Fueron precisamente sus textos en la revista del grupo Copesa los que fueron el punto de partida de una bola de nieve que primero dio origen a un libro «Física y berenjenas» (Aguilar, 2015), que se transformó en un bestseller (alcanzó el número 2 en el ranking de no ficción).

Esas columnas fueron transformadas en una serie audiovisual de 20 cápsulas que se podrán ver en Internet y la televisión por cable.

La ciencia y sus secretos, para todo público

Gomberoff no sólo posee didáctica a la hora de hablar de Marie Curie o explicar el wifi, sino un sólido currículum académico. Este profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez es licenciado y doctor en física de la Universidad de Chile y postdoctorado en el Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECS) y en la Universidad de Syracuse, en el estado de Nueva York.

Ha realizado investigaciones en las áreas de gravitación, la cosmología y la teoría de campos. Como escritor además publicó el libro Antimateria, magia y Poesía (U. de Santiago de Compostela, 2014), junto a su colega argentino José Edelstein, otro colaborador de Qué Pasa, con quien co escribió innumerables colaboraciones.

«Fue el director de revista de la época, Enrique Mujica, quién me animó a comenzar en esto (de las columnas)», explica. «Siempre me ha gustado hablar de ciencia, contar a cualquiera que quiera escuchar algunos de sus secretos», ya sea con niños, jóvenes o adultos de su edad.

Su contenido «son ideas increíbles, tan fantásticas que ni el mejor escritor de ciencia ficción podría haberlas soñado. A pesar de eso siguen una lógica impecable. Sutil y elegante. Nuestro universo es de verdad hermoso, y cada vez que de algún modo te deslumbra quieres correr a contárselo a todo el mundo».

Hay onda entre nosotros

En sus columnas han pasado tantos personajes que es difícil decir cuáles son los principales. Están grandes científicos: «Newton, Maxwell, Einstein, Feynman. Pero sobre todo están sus ideas, todas desarrolladas en un contexto humano: música, comida, situaciones cotidianas».

Entre sus textos Gomberoff destaca “Hay onda entre nosotros”, publicada en 2011, porque además da el título a su primera colección publicada como libro por la ya inexistente editorial “Los Libros Que Leo». “Física y Berenjenas” de hecho es una reedición ampliada de aquel.

«Esa columna es la única que podríamos calificar como romántica. A su modo, claro. Además de que debe ser la más personal, me gustó la posibilidad de mezclar ciencia y romance», dice.

En «Hay onda entre nosotros», el físico toma como punto de partida un romance incipiente entre León y Rebeca para hablar de ondas electromagnéticas y sonoras.

«Fueron principalmente dos tipos de ondas las que permitieron a León hacerse una idea de Rebeca la tarde de su primer encuentro. Ondas electromagnéticas de luz visible que rebotaban en su cuerpo y alcanzaban su retina, y ondas de sonido que viajaban, haciendo vibrar el aire y su tímpano», se lee en esa columna.

Un público interesado

“Hay Onda entre Nosotros” fue publicado gracias al trabajo tenaz de Andrea Palet de «Los Libros Que Leo”.

«Ella me instó a publicarlo, además de realizar el trabajo editorial. Cuando la editorial desaparece, comienzo a buscar otra casa editorial para reeditarlo. Penguin Random House se interesó. La reedición transformó tanto el libro que ya no podía mantener el título. Se agregaron muchas columnas nuevas, se modificaron algunas, se eliminaron otras».

«Física y berenjenas» fue un éxito. ¿Cómo se explica eso en un libro de ciencia, de física, cuando para muchos esta disciplina es algo árido y lejos del gusto de las masas?

«Creo que existe una imagen muy sesgada de los gustos del público, cosa que se ha ido poniendo de manifiesto los últimos años con el éxito alcanzado por muchas obras de no ficción, como ‘Historia secreta de Chile’ de (Jorge) Baradit o ‘Somos polvo de estrellas’ de (el astrónomo) José Maza».

De hecho, Gomberoff da un paso más allá.

«Creo que lo natural es que la gente sienta placer por la ciencia. La ciencia es una lupa y una nave que te permiten explorar el universo desde la estructura del núcleo atómico hasta los supercúmulos galácticos. Lo natural es que todos queramos hacer el viaje. Es por eso que no es difícil llegar al lector con este tema. No es el autor el que debe encantar. La naturaleza hace todo el trabajo, solo hay que permitírselo», asegura.

El paso a la TV

Los antecedentes de la serie «Belleza física: el aperitivo» hay que buscarlo muchas décadas atrás. Como muchos niños nacidos en los años 60 y 70, Gomberoff quedó deslumbrado por la serie estadounidense «Cosmos», la obra de 13 capítulos de 1980 en donde el astrónomo Carl Sagan comentaba distintos episodios históricos como la quema de la Biblioteca de Alejandría, la exploración del espacio o la posibilidad de vida extraterrestre, con la música del griego Vangelis de fondo.

«Fue el formato que me llevó a la ciencia a mí», recuerda. «Carl Según fue mi primer acercamiento a la ciencia a principio de los 80. En ese momento para nadie era extraño que una serie científica se transmitiera en prime time en uno de los canales más vistos. En mí tuvo un efecto decisivo. Tanto por su contenido científico, por su narrativa y sus imágenes».

Mientras Sagan aprovechó el éxito de «Cosmos» para luego escribir un libro, en el caso de Gomberoff fue al revés. Y resultó difícil, reconoce. La idea de crear la serie la tuvo el productor argentino Gaston Chedufau, quien reclutó a Ignacio Mancilla para escribir los guiones y a Rosario Jiménez Gili  como directora.

«Lo más difícil fue generar guiones. Es muy poco el texto que puedes transmitir en un minuto y medio, por lo que el desafío era combinarlo con imágenes de modo de sintetizar al máximo el mensaje sin dejarlo incomprensible. Eso fue los más complicado, e Ignacio Mancilla hizo un muy buen trabajo. Fueron los momentos más tensos, pero se resolvieron bien», señala Gomberoff.

Ciencia entretenida

¿Cuál es la clave para acercar la ciencia a las personas, en ambos formatos?

«No creo que haya una clave», responde el físico. «Hay muchos modos y todos pueden ser atractivos. A mí me gusta concentrarme la pasión, la creatividad, el amor que desborda la ciencia. Conectar con paralelos en otras disciplinas con las que el lector o espectador pueda estar más conectado. Eliminar del discurso la tecnología; no es que no sea importante, pero de eso hay ya demasiado».

«Una copa de vino o un puñado de tierra son lugares mucho más bellos, con más posibilidades narrativas y audiovisuales, y científicamente mucho más complejos que un laptop», concluye.

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