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Chile toma Cannes como trampolín mundial para su cinematografía El festival es el punto de partida para afianzarse en el mercado europeo

Chile toma Cannes como trampolín mundial para su cinematografía

Con 24 productoras y más de 100 proyectos en fases diferentes de producción en el mercado, además de tres largometrajes y un corto en el festival o sus secciones paralelas, el país tiene en esa localidad del Mediterráneo francés su mejor escaparate.


Presente en el Festival de Cannes desde 2010, la cinematografía chilena se ha servido de ese célebre certamen como trampolín desde el que saltar a nuevos mercados y afianzarse en el europeo, su público «por excelencia».

«Cannes es el punto de partida. Todo comienza en Cannes. Nosotros lanzamos nuestro catálogo con la nueva oferta del año» aquí, explicó la directora de CinemaChile, Constanza Arena.

El cine chileno, añadió la responsable de organismo encargado de la promoción internacional de su industria audiovisual, atraviesa un momento «excelente, con una oferta muy diversa y un volumen de producción muy grande para un país tan pequeño».

«Ha sabido llamar la atención del circuito internacional porque nuestra oferta siempre está renovada en términos de directores, de temática, de formatos», afirmó Arena, para quien las películas han conseguido encontrar nuevos territorios «sin perder su identidad local».

En esta 70 edición del festival, que tiene lugar desde el pasado 17 de mayo y hasta el día 28, el país está presente en la sección oficial Una Cierta Mirada con «La novia del desierto», coproducción con Argentina firmada por las argentinas Cecilia Atán y Valeria Pivato.

En la paralela Semana de la Crítica, cuenta con «Los Perros», de Marcela Said, y con la coproducción con Venezuela y Noruega «La familia», de Gustavo Rondón, junto al cortometraje «Selva», realizado junto con Argentina y Costa Rica por Sofía Quirós.

«Hoy en día es fundamental para la supervivencia del cine latinoamericano y especialmente del nuestro hacer coproducciones. Los fondos son escasos», dijo a el presidente de la asociación chilena de productores de cine y televisión, Sebastián Freund.

El también dirigente de la productora Demente Contenido apuntó que, aunque las películas comerciales triunfan en la taquilla nacional, las extranjeras se decantan por una cinematografía de autor.

La temática política, además, ha dejado de ser el hilo conductor de los proyectos actuales, para dejar espacio a todo tipo de géneros.

Giancarlo Nasi, de Quijote Films, se mostró optimista sobre la coyuntura actual: «Tuvimos un ‘boom’ con ‘La Nana’ o películas como ‘No’, y claramente una década después seguimos presentes en todos los festivales a pesar de ser una población bastante pequeña comparada con vecinos como Brasil, Argentina o México».

«El cine chileno ha sido una historia de éxito», resumió el productor, para quien el despertar tardío de la industria del país se debe a razones «históricas».

La dictadura, dijo, mermó mucho a su cinematografía y muchos «se fueron al extranjero o se tuvieron que dedicar dentro a la publicidad», mientras que «con el regreso de la democracia en el 90 se empezaron a sembrar las semillas que a partir del 2000 empezamos a cosechar».

Disfrutando de esa etapa, su industria sale ahora al mundo con una ambición sin límites.

«Venir a Cannes significa conquistar el mercado internacional, todos los rincones del globo. Esa es la potencia del mercado. Norteamérica, Latinoamérica, Asia y territorios exóticos, como podríamos llamarlos, son potenciales clientes o socios», concluye la representante de CinemaChile.

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