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Chile, capital de la Astroinformática Opinión

Chile, capital de la Astroinformática

Chile ha sido escenario de desarrollo de importantes proyectos desde inicios de siglo, desde la puesta de operaciones del Telescopio VLT en el Observatorio Paranal a la inauguración del Observatorio ALMA. Dentro de la próxima década, se desarrollan otros mega proyectos, como el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) con un rendimiento superior al de todas las instalaciones existentes; o el Gran Telescopio para Sondeos Sinópticos (LSST) capaz de crear un mapa cósmico en tres dimensiones y animado con un detalle y profundidad sin precedentes, entre otros.


La astronomía se ha incorporado al fortalecimiento de la identidad de Chile en el concierto mundial, al igual que el cobre y el vino. Nuestro país goza de condiciones insuperables de cielos y atmósfera, lo que ha permitido la instalación de una red de telescopios y observatorios, anticipando que hacia el año 2020, concentremos el 70% de la infraestructura de observación astronómica del mundo, como se señala en la hoja de ruta para el desarrollo tecnológico y la innovación para la astronomía en Chile desarrollada por CONICYT a finales del 2012.

Chile ha sido escenario de desarrollo de importantes proyectos desde inicios de siglo, desde la puesta de operaciones del Telescopio VLT en el Observatorio Paranal a la inauguración del Observatorio ALMA. Dentro de la próxima década, se desarrollan otros mega proyectos, como el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) con un rendimiento superior al de todas las instalaciones existentes; o el Gran Telescopio para Sondeos Sinópticos (LSST) capaz de crear un mapa cósmico en tres dimensiones y animado con un detalle y profundidad sin precedentes, entre otros.

Estas mega instalaciones generarán cada año en nuestro país una avalancha de datos astronómicos equivalentes a cientos de miles de películas de alta definición, datos en la escala de miles y decenas de miles de terabytes imposibles de procesar sin infraestructura avanzada de redes de comunicaciones y centros de datos científicos.

En relación a esto, Chile tiene la oportunidad de desarrollar una gigantesca biblioteca de información que podría ser almacenada localmente en centros de datos.

Nuestro país dispone de un nutrido tejido académico y científico con más de 200 astrónomos, a los que se suman un número similar de expertos de la informática, modelamiento matemático, estadística e ingenierías afines; y un sector privado que puede actuar como socio para el empuje del desarrollo y transferencia tecnológica e innovación..

Los datos científicos se generan a una tasa de crecimiento exponencial y su accesibilidad, procesamiento y preservación, es altamente costosa. Entonces, ¿cómo se puede hacer frente en nuestro país a este desafío, aprovechando nuestras ventajas comparativas?. La respuesta podría estar en proyectar a nuestro país como capital de la astroinformática, asociando a la astronomía a otras disciplinas afines en las ciencias de la computación, ingenierías software y redes, e infraestrutura nacional que habiliten y faciliten la investigación científica y tecnológica en nuestro país. Esto requeriría de políticas conducentes y gestoras del conocimiento; de una academia protagónica; de un empresariado visionario y capaz de generar negocios desde la innovación en datos astroinformáticos; y de una sociedad plena en convicciones acerca de su patrimonio astronómico como campo de desarrollo nacional estratégico.

Podemos hacer historia no solo en la astronomía, sino que también en la Big Data que deriva de ésta, para la habilitación de servicios y soluciones que requieran estas capacidades. Es momento de hacer propio el “Big Bang” de datos científicos.

Jorge Ibsen, Co – Chair de la 27ª versión de ADASS y director del departamento de Computación de ALMA

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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