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Como luminosa y extraordinaria califican a «Una mujer fantástica», la cinta de Sebastián Lelio aclamada en Berlín

Se trata de una película «maravillosamente» interpretada que aboga por el derecho a decidir sobre la propia sexualidad, escribió la emisora Rundfunk Berlin-Brandenburg (rbb), que además se pregunta si Daniela Vega no debiera recibir el Oso de Plata como mejor actriz del certamen. La revista Variety, por su parte, habló de una cinta «luminosa» cuyo director logra un retrato «de exquisita compasión» de su personaje principal, mientras The Hollywood Reporter la calificó de una cinta «extraordinaria», con un retrato de la «soledad y resiliencia femenina».


La actriz Daniela Vega fue aclamada este domingo en la Berlinale por la prensa y la crítica internacional por su papel en «Una mujer fantástica», dirigida por Sebastián Leilo, que compite por el Oso del festival y que gira en torno a la exclusión que sufre una persona transgénero, su papel en el filme.

Vega, «Marina Vidal» en la película, se presentó ante la crítica internacional del festival europeo convencida de que su personaje representa la «lucha por la dignidad» de una mujer como la que interpreta, frente a las convenciones «dominantes» en la sociedad donde vive, aunque insistió en que se trata básicamente de una «historia de amor».

«Ella siente que su dignidad está por encima de cualquier cosa», explicó Vega tras el estreno ante los medios de su filme, una co-producción chileno-española-alemana. Antes del estreno se supo que Sony Pictures Classics, el gigante de la distribución mundial, adquirió los derechos.

Se trata de una película «maravillosamente» interpretada que aboga por el derecho a decidir sobre la propia sexualidad, escribió la emisora Rundfunk Berlin-Brandenburg (rbb), que además se pregunta si Vega no debiera recibir el Oso de Plata como mejor actriz del certamen.

La revista Variety habló de una cinta «luminosa» cuyo director logra un retrato «de exquisita compasión» de su personaje principal, mientras The Hollywood Reporter habló de una cinta «extraordinaria», con un retrato de la «soledad y resiliencia femenina».

Muro de exclusión

Su personaje se topará ante un muro de exclusiones y la cruda realidad de que a nadie le interesa ni siquiera saber «cómo se siente» alguien que, como ella, acaba de perder a su pareja.

En lugar de ello, se ve excluida por la familia del hombre que acaba de morir, de forma súbita, que ni siquiera consiente en dejarla asistir a su entierro, mientras que Marina a lo único que aspira es a despedirse de éste.

Vega compareció ante los medios de la Berlinale acompañada por el director, Lelio, su compañero masculino de rodaje, Francisco Reyes, así como los productores Pablo y Juan de Dios Larraín.

Se trataba del debut de la actriz en la capital alemana, donde explicó que había interpretado a otras mujeres transexuales y dejó en el aire si, en el futuro, podría plantearse otros personajes femeninos, como una embarazada o una madre -«depende de lo que nos traiga el futuro», dijo.

Lelio y la fascinación femenina

Lelio acudía a la Berlinale tras el éxito logrado en 2013 con «Gloria», Oso de Plata a su actriz, Paulina García, asimismo producida por Larraín.

Chile ha sido un peso fuerte en las últimas ediciones de ese festival, ya que al éxito de «Gloria» siguieron, dos años después, el Gran Premio del Jurado fue para «El Club», de Pablo Larraín  y el de mejor guión para «El botón de nácar», de Patricio Guzmán.

Lelio explicó que, de nuevo, se dejó llevar por su «fascinación por los personajes femeninos», llevado por su pasión de «filmar lo que es distinto a uno» y de «explorar» en esos universos.

Francisco Reyes, Daniela Vega y Sebastián Lelio

Filme multigénero

Lelio destacó a El Mostrador C+C que lo multigénero se traduce también en la identidad estilística de la película, al transitar por varios géneros.

Según él, se trata de una «historia sobre la legitimidad o no legitimidad de su personaje central, sobre la legitimidad o no legitimidad de la relación que retrata la película», en el que el tema de la transexualidad es el tema central, pero no el único.

«El personaje de Marina está completamente, de alguna manera, preparado para el mundo. El problema es que el mundo no está preparado para ella. Pero yo creo que es injusto reducir la película a lo LGBT, por ejemplo», subraya.

En ese sentido, hay «una condición transgénero de la identidad estilística de la película misma» que visita territorios del cine romántico, el de humillación y venganza, el estudio de personajes, el de mujeres, el de fantasmas y el de funeral», precisa.

«Sacarse la ignorancia»

Para rodar el filme «fue necesario investigar, conocer gente, sacarse un poco la ignorancia de encima, porque también hubo mucho que aprender», reconoce.

Un personaje como el de Marina, agrega, también empuja la película «hacia lugares desconocidos», algo que a Lelio le resultó «particularmente desafiante».

El realizador tuvo claro que para el papel de Marina necesitaba una actriz transgénero, pues optar por un actor «haciendo como qué» habría sido una especie de «anacronismo», asegura.

«Sumado todos los géneros que la película visita (…), en su centro, en su corazón, tiene una cierta vocación documental, porque es el retrato de alguien que es real, es un retrato de un ser que tiene una historia, que tiene una carga que yo creo que no puede ser representada» o impostada, señala.

Vega, Marina en el filme, afirma que para ella su papel fue «un desafío» que se tomó de manera «muy personal», y trató de responder al encargo con la mayor «holgura» y «responsabilidad» posibles.

«Yo creo que todos los personajes que creamos tienen de nuestra historia o de nuestras sensaciones, pero son particulares cada uno. De mí, -yo, Daniela- Marina tiene que es trans, sí, pero en el resto, somos mujeres como cualquier otra, y resistimos y estamos aquí precisamente para prevalecer, para sobrevivir, para contar la historia», explica.

Para Reyes, su papel supuso enfrentarse a «esta situación especial» de ser un personaje, Orlando, enamorado de un transexual y, a la vez, que su compañera actriz lo fuera también.

«Eso a mí me planteó evidentemente las primeras preguntas que también le plantea la película al público», las mismas curiosidades y las mismas inquietudes, dice.

Esta película, en cuyos protagonistas Marina y Orlando «no hay ningún ribete de perversión aparente», enfrenta al espectador a algo que no maneja, algo desconocido para cuya comprensión no cuenta con las herramientas, afirma.

Según la actriz, la película, por su director, los actores que la acompañan, la belleza de las imágenes y su calidad, puede atraer a muchos espectadores, pero es imposible pronosticar «las reacciones morales» que va a generar.

«No creo que una sociedad como la chilena, incluso cualquier sociedad latinoamericana, sea una sociedad fácil para cualquier persona que decida vivir una vida que no puede vivirse. En Chile, especialmente, es aún una forma de vivir que está muy cuestionada, que está muy acorralada, que está arrinconada», recuerda Lelio.

Para el director, cuyo filme «Gloria» se llevó en 2013 en la Berlinale el premio a la mejor actriz, volver a estar en el festival con «Una mujer fantástica» es «una alegría» que lo llena de entusiasmo.

«A pesar de haber vivido ese hito que fue ‘Gloria’ aquí, le da una cierta familiaridad, pero no le resta para nada el nervio y la maravilla de que la película nazca en un contexto potente y con una vocación tan contemporánea como es la que tiene la Berlinale», concluye.

Como suele suceder, la recepción a esta cinta no fue unánime. El diario El Mundo habló de «una crónica lúcida y errática de una mujer sin nombre», que «se puede leer como un nuevo viaje del nuevo cine chileno al fondo de la herida más íntima de un país dividido», aunque sin la contundencia de su antecesora (Gloria).

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