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Educación pública: Tema de series Rita (TV2 / Netflix) y The Principal (SBS One)

Educación pública: Tema de series

Aunque The Principal y Rita se desarrollan en contextos distintos, los temas abordados son los mismos: adolescencia, sexualidad, homofobia, drogas, racismo, clasismo, violencia, burocracia estatal y carencia de recursos públicos, además del afán de dos quijotes, Rita Madsen (Mille Dinesen) y Matt Bashir (Alex Dimitriades), por innovar para fortalecer un proceso educativo incluyente, no selectivo, como debe ser en toda sociedad que se precie de justa.


Dinamarca y Australia. Rita y The Principal. Comedia negra y drama oscuro. Dos miradas sobre la educación pública que vienen a ser un maridaje perfecto para las vacaciones, a la espera de ver como nuestra modesta reforma educacional se sigue implementando. Ambas series representan las luces y sombras de los sistemas educativos del primer mundo. Por un lado, el modelo nórdico, pulcro, verde y climatizado, y por otro, la dura realidad de una escuela ubicada en el suroeste de Sydney, que a ratos (sólo a ratos) muestra los mismos problemas que podemos encontrar en los barrios bravos de Santiago, guardando las distancias, desde luego.

Aunque las historias se desarrollan en contextos distintos, los temas abordados son los mismos: adolescencia, sexualidad, homofobia, drogas, racismo, clasismo, violencia, burocracia estatal y carencia de recursos públicos, además del afán de dos quijotes, Rita Madsen (Mille Dinesen) y Matt Bashir (Alex Dimitriades), por innovar para fortalecer un proceso educativo incluyente, no selectivo, como debe ser en toda sociedad que se precie de justa. Ambos entienden que, cualquiera sea la circunstancia y la realidad social, los estudiantes son niños o niñas con derecho a mirar el futuro con un sólo objetivo: intentar ser felices y capaces.

Para que quede clara la similitud de tópicos, diré que ambas historias comparten el mismo código informativo, pero en Rita está dosificado, y hasta dulcificado por el género de la comedia, mientras que en The Principal, claramente hay una sobredosis de drama amargo, con muerte y policías incluidos. Conviene verlas en tándem para diluir la oscuridad de los 4 episodios de The Principal, en la luz de las 3 temporadas de Rita. De seguir este consejo, se estaría inaugurando una nueva variable de visionado que el complejo algoritmo de Netflix deberá incluir en sus cálculos, mismos que con seguridad, determinaron el éxito global de la sobrevalorada Stranger Things en 2016.

Las vidas personales de Rita y Matt son caóticas. Pero no se pierden. Están ahí para educar, orientar, ayudar, e incluso “para proteger a los estudiantes de sus propios padres”, como tan lúcidamente señala Rita como el principio que rige su vocación docente. No nos engañemos. Los apoderados suelen ser escaso aporte en esta materia. Siempre están más cerca de aumentar el receptáculo de los problemas, que de comprometerse activa y positivamente en el desarrollo de sus hijos. Los padres pueden llegar a ser una plaga difícil de manejar, y así, quitarse la etiqueta de “viejo vinagre”, resulta todavía más complejo. Ejemplo de manual: el Centro de Padres y Apoderados del Instituto Nacional. Huele a encurtido por ahí. Hablo con conocimiento de causa. Mi cuerpo y mi mente padecieron las frías salas de clase del primer foco de luz de la nación. Lo único bueno de esa tortura, eran las toscas y brutas relaciones de camaradería que pude establecer con mis compañeros, la mayoría de ellos buenas personas, la mayoría de ellos, chicos brillantes. Por fortuna, conservo amistad profunda con varios. Sinceramente, me alegra haber sobrevivido a un modelo educativo súper masivo consagrado a la dictadura de las estadísticas, las tablas Microsoft Excel, y una individualidad que está muy lejos de los principios de colaboración que intento poner en práctica. No repetiría la experiencia. Paso. A riesgo de sonar naíf, me quedo con las representaciones de los profesores que proponen estas series. Estoy seguro que nuestra educación, puede ser mejor de lo que fue. Innovación versus conservación. Que quede escrito: prefiero mil veces la incertidumbre de lo primero.

¿Qué queda para el resto (como nosotros)? Sólo mirar con cierta envidia y tomar nota de todo lo que sorprenda. De facto, es posible sacar lecciones de la ficción televisiva, en tanto soporte comunicativo que es parte de un proceso de “mediación social” (Martín Serrano, 2004) mayor. Al menos, eso es lo que intentaré transmitir a mis alumnas y alumnos a contar de marzo próximo. Se puede observar ciertas realidades a través de la ficción audiovisual, y además, sacar conclusiones relevantes.

En The Principal, hay algo de “To Sir, with Love” (1967), ese drama británico protagonizado por Sidney Poitier, por estos lados conocido como “Al maestro con cariño”. Algo, porque hoy Sidney Poitier sería criticado por su rudeza y verticalidad. Eran otros tiempos. En Rita, cuesta un poco más encontrar referencias audiovisuales. Su personaje es tan brutal, en el sentido positivo, que se suma a la larga lista de actrices que refuerzan una mirada feminista de la sociedad del siglo XXI, tan pertinente como necesaria. Para etiquetarla se podría decir que es una anarquista dentro del sistema, si es que eso es algo posible.

Para finalizar. Si causé malestar con las auto referencias, vayan mis disculpas. Lo que puedo decir a mi favor, es que al menos yo, puedo hablar con conocimiento de causa de la educación pública, no como Felipe Kast, que con algo de suerte podrá hablar con conocimiento de causa de ese gueto de élite que es el Verbo Divino.

Felipe Kast: la meritocracia (en el Chile de hoy) no existe. No nos engañemos. Toma nota de estas recomendaciones -Rita y The Principal- donde el espíritu de la educación pública, gratuita y de calidad, habita. Ambas disponibles en Netflix.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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