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Científicos reciben con frialdad aumento del presupuesto a CONICYT y lo califican de «insuficiente» Sólo alcanzaría para sumar algunos proyectos de investigación

Científicos reciben con frialdad aumento del presupuesto a CONICYT y lo califican de «insuficiente»

Luego del bochorno por el escuálido presupuesto para la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica el 2016 donde el Ejecutivo planteó un aumento de apenas $150 millones, en el partida de 2017 -después de una presión transversal- el gobierno elevó el presupuesto en $2.300 millones adicionales para la entidad, además del compromiso de enviar el proyecto de ley para crear el Ministerio de la Ciencia antes del 31 de enero.


La comunidad científica recibió con moderación la noticia de que el presupuesto 2017 se incrementó para la ciencia, un aumento que estiman como positivo pero insuficiente.

La semana pasada, tras un rechazo transversal en el Senado a la propuesta inicial del gobierno, los legisladores de la Cámara Alta lograron que el Ejecutivo aumentara el presupuesto de la  Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) en $2.300 millones de pesos, además de comprometerse a enviar antes del 31 de enero el proyecto de ley que crea el Ministerio de la Ciencia, que por lo demás había sido prometido para octubre de este año.

El año pasado, el presupuesto para CONICYT se había incrementado en $150 millones, prácticamente una burla si se considera que sólo un proyecto de investigación FONDECYT puede costar fácilmente $50 millones.

Cecilia Hodalgo, Premio Nacional de Ciencias, resumió bastante bien la postura del gremio: «Considero que el aumento de 2.300 millones para CONICYT es sólo un gesto de cortesía de parte del gobierno pues representa menos del 1% del presupuesto total. Un aumento del 5% habría sido un aporte más constructivo».

En cuanto al ministerio, «si no cuenta con adecuado financiamiento para apoyar la ciencia en términos de proyectos reinserción y becas, será poco lo que podrá hacer».

Presión transversal

El Ejecutivo había sufrido esta vez una presión transversal del arco político para aumentar los recursos. El acuerdo se logró tras una reunión el jueves 24 de noviembre de miembros de la comisión senatorial Desafíos del Futuro (el PPD Guido Girardi, el RN Francisco Chahuán, la DC Carolina Goic y el PS Alfonso de Urresti) con la ministra de Educación, Adriana Delpiano, y el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

«La cifra es simbólica, pero me parece que da cuenta de una buena disposición. Además se hizo con el compromiso de que el próximo año se va a plantear un presupuesto mayor», señaló Girardi a este medio. Agregó que si bien la inversión actual en ciencia ronda el 0,35% del PIB, la segunda más baja de la OCDE y «con la que no vamos a llegar a ninguna parte», la idea de la comisión es llegar a 0,5%.

El senador además atribuyó el aumento otorgado por el gobierno a «un aumento de la conciencia entre la sociedad civil, a la organización que hemos logrado con la Academia de Ciencias. (…) Pocos temas en el presupuesto han tenido una vocación (política) tan transversal. A la reunión (con el gobierno) podría haber ido (el senador UDI Juan Antonio) Coloma en vez de todos nosotros y habría sido exactamente lo mismo».

El sueño de los justos

Sin embargo, ya el mismo jueves los científicos habían deslizado críticas a la situación. En una carta publicada ese día por el diario La Tercera, el presidente del Consejo de Sociedades Científicas, Jorge Babul, acusó al gobierno de ignorar el informe que entregó en julio de 2015 la Comisión Presidencial Ciencias para el Desarrollo de Chile, convocada por el propio Ejecutivo, y que duerme el sueño de los justos en los cajones de La Moneda.

En su misiva, Babul señaló que «se necesitarían $6.000 millones adicionales para recuperar el número de proyectos Fondecyt financiados en 2013, y una cifra similar para duplicar el insuficiente presupuesto para la inserción de investigadores jóvenes».

«Claramente el sueño para el futuro de Chile no es compartido; la ciencia está en declinación sin una autoridad con rango ministerial y prácticamente hemos desperdiciado una generación de jóvenes científicos para regalársela a otros países», remató Babul.

El especialista además destacó a Cultura + Ciudad que si bien en el mundo científico hay consenso en la necesidad de aumentar los montos, tampoco hay acuerdo en cómo repartir los recursos. Pugnan centros de investigación con plazos de existencia acotados, jóvenes científicos en extrema precariedad laboral y académicos establecidos, cada uno con sus propios intereses.

Análisis del presupuesto

El viernes, el grupo Redes Chile, que agrupa a varios científicos, dio a conocer el documento «Nuestra propuesta para Ciencia y Tecnología 2017», que explica el dramático momento que vive el presupuesto nacional de ciencia.

Según el texto, que usa cifras oficiales, el crecimiento real del presupuesto de la ciencia, desde 2011 a la fecha el crecimiento está prácticamente estancado. En 2017 en crecimiento sería de 0,55%, frente al 2,7% del presupuesto general.

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Asimismo, consigna que mientras en el club de 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) entre 2007 y 2014 la inversión en investigación y desarrollo como parte del PIB ha pasado de un promedio de 2,22 a 2,38%, en el mismo periodo ha crecido en Chile de 0,31% a 0,38%.

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Redes Chile proponer pasar el presupuesto actual de ciencia de $340.000 millones de pesos a $454.000 millones de pesos, y de 0,672% a 0,95% como parte del presupuesto general, como mínimo.

Tibias reacciones

Dadas estas cifras, no es de extrañar que el aumento otorgado por el gobierno de Michelle Bachelet haya sido recibido con tibieza, cuando no derechamente con críticas.

La Fundación Más Ciencia, por ejemplo, aunque valoró la señal del mundo político, advirtió en un comunicado que el aumento del presupuesto ni siquiera permitiría revertir el déficit de recursos de los últimos tres años y la drástica caída en el número de proyectos aprobados del Fondo Nacional para el Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt).

La Fundación también criticó el retraso en la presentación del proyecto de un ministerio para la ciencia.

«La iniciativa aún se encuentra en manos del Ejecutivo desde fines de octubre. No sólo hay un retraso evidente en los plazos iniciales comprometidos por el Gobierno, sino que además se acaba de anunciar una nueva demora respecto de esas últimas fechas. Creemos que el envío del proyecto de ministerio debe concretarse a la brevedad posible para su apropiada socialización y discusión por parte de la comunidad científica y de la ciudadanía en general. Finalmente, la existencia de un ministerio para las ciencias ayudaría a asegurar que en el futuro se destinen los recursos adecuados para realmente promover la investigación científica en el país».

«Es preocupante que el presupuesto de CONICYT sea tan bajo», dijo Alexis Kalergis, académico de la UC y director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia. «En ese contexto es interesante que el Poder Legislativo decidan un aumento del presupuesto, pero es bajo para las necesidades reales que tiene» la Comisión, aunque admitió que hoy hay más conciencia del tema en el mundo político.

Christian González, director del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), matizó:

“El aumento de presupuesto para CONICYT recientemente aprobado, es una buena noticia porque muestra cierta voluntad de aumentar los recursos destinados a ciencia, tecnología e innovación. La creación del Ministerio, en tan solo un par de meses, también pareciera apoyar esta idea. Sin embargo, no queda claro si estas dos situaciones están ligadas, y si por ejemplo, el incremento del presupuesto simplemente servirá para cubrir los costos de crear e instalar el Ministerio. Deberemos esperar para ver si estos 2.300 millones, finalmente, se usarán para aumentar el financiamiento de los distintos programas de CONICYT, lo que constituyes una de las necesidades más urgentes”.

Natalia Muñoz, representante de la agrupación Ciencia con Contrato, en cambio, fue más dura.

«Para mí, no demuestra un compromiso real del gobierno con el tema», dijo. «Es una medida reactiva e insuficiente porque el presupuesto adicional no hace una gran diferencia salvo que se focalice en algo muy acotado, como resolver algunos temas de gestión y personal en CONICYT. Es un esfuerzo menor».

Además de achacar el atraso en el Ministerio de Ciencia a una «planificación deficiente», aseveró que esperan que «cuando se produzca una inyección real de recursos públicos al área sea con una buena planificación, orientado a resolver problemas como la precariedad laboral y no sólo a aumentar el número de proyectos que se financian en idénticas condiciones a las actuales».

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