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Formar profesionales con pensamiento crítico: La apuesta del Cine Normandie para la educación chilena Formación de audiencias

Formar profesionales con pensamiento crítico: La apuesta del Cine Normandie para la educación chilena

El Cine Arte Normandie nació como institución en 1982 pero desde que partió como cine, siempre tuvo en su mirada llevar a estudiantes de colegios y universidades con intención de formar audiencias. Detrás de estas actividades un mundo nuevo se muestra a los jóvenes que tienen la oportunidad de tener contacto con obras cinematográficas nacionales e internacionales que de acuerdo con especialistas, refuerza cada vez más la idea de que el cine tiene un rol fundamental en la educación.


La formación de audiencias es una actividad que siempre ha valorado el Cine Arte Normandie. Además de talleres y actividades para incentivar el consumo del cine, la histórica institución empezó este año una nueva extensión de este proyecto con apoyo del Consejo Nacional de Cultura y Artes . Enfocado ahora en los colegios, esa nueva etapa del fomento al cine tiene un horizonte claro: lograr que la apreciación cinematográfica sea parte de las mallas curriculares de la educación primaria y secundaria.

Dentro de las actividades que lleva a cabo el Normandie como parte del proyecto de fomento del cine, se encuentra una función mensual gratuita para profesores y estudiantes de pedagogía, charlas con invitados especiales, funciones a precios rebajados y otras sesiones para colegios con guías didácticas descargables online. Todo, acompañado de talleres para la Región Metropolitana.

Jorge Rivas, profesor de Historia, es uno de los encargados de crear las guías didácticas que sirven de soporte para los profesores para que tengan un parámetro a cual atenerse a la hora de desarrollar sesiones de reflexión con sus alumnos. La cartilla disponible, para descarga online en el sitio de Cine Normandie, contiene instrucciones para la presentación de una película que se inserta en el contexto de una constante actualización nacional.

“Tratamos de hacer la sinopsis sobre la base de lo que estamos viendo hoy día en Chile. Contextualizamos dentro de un escenario nacional y evidentemente desde el punto de vista de la educación, o sea, acerca de lo que pasa con la educación actualmente, de ahí es que sugerimos que la película sea trabajada para cierto nivel”, explica Rivas.

Vincular las películas al currículo chileno, es una de las propuestas más ambiciosas. “Les decimos a los profesores qué película trabajar en determinadas áreas de acuerdo con los contenidos mínimos del aprendizaje esperado”, señala el profesor.

De acuerdo con Rivas, no solo se sugieren películas para las asignaturas más propicias a trabajar con ese instrumento como las de Lenguaje, Filosofía e Historia, sino que también se hacen sugerencias para Física, Biología y Matemáticas.

Otro punto que se ha vuelto un desafío es la evaluación para las actividades que se relacionan con las películas.

“Incluimos una sugerencia de evaluación, pero yo creo que eso es lo que más cuesta porque en general los profes todos cuando realizan una actividad ponen nota. Una actividad evaluativa es difícil porque generalmente cuando uno va a ver una obra de arte, como el cine, va buscando otras cosas, va buscando apreciación estética, ver algo distinto, entretenerse, no va buscando necesariamente algo pedagógico. Sin embargo, igual dejamos las sugerencias de cómo podrían evaluarlos”, sostiene Rivas.

Además de las guías, otras actividades para la formación de audiencias también están dirigidas a profesores pero con un enfoque de público general y cuentan con la presencia de diferentes directores del cine chileno que presentan sus películas y hablan sobre ellas.

La idea es hacer una especie de foro para que los profesores que participan de esas charlas, se acerquen al cine y perciban en él un producto didáctico a fin de que pueden realizar vinculaciones con lo que están enseñando en sus respectivas asignaturas. «Trabajar la el tema de la Revolución, por ejemplo, con las clásicas situaciones cómicas de Charlie Chaplin en Tiempos Modernos, acaba por ser una manera más lúdica, entretenida y sobresaliente para que los estudiantes asimilen la realidad que se pasaba en esa época, explica Rivas.

“El cine puede ser mirado como una herramienta, pero también puede ser un contenido en si mismo, y creo que de esa forma en general no se trabaja, o sea, sólo se ve el cine como un recurso, como un instrumento, pero el cine además de ser un arte, también es un contenido de sí mismo. Uno puede trabajarlo en específico y no sólo como una especie de ilustración de algo que se quiere hablar”, destaca.

Acercar los estudiantes del cine

Otras de las actividades que generan acercamiento hacia el cine son los talleres creativos.

“Nosotros dividimos el curso en etapas. En un bloque temático estudiamos la historia del cine latinoamericano, en otro trabajamos acerca de lo que hay de nuevo en el cine brasileño, por ejemplo, y así seguimos con los temas hasta que al final le mostramos películas que se ajustan a eses contenidos trabajados. De esa manera ellos empiezan a ver que hay otros tipos de cine, además de los que están en las salas comerciales”, explica Francisco Javier Meza Díaz, uno de los especialistas en cine que administran los talleres en los colegios.

Francisco explica que al principio hay una especie de distanciamiento de parte de los alumnos, pero que a medida que pasan a acercarse al tema, se muestran muy interesados y eso les cambia la imagen que tienen del cine, a veces de una manera más provechosa de aquellos que ya están familiarizados con el mundo cinematográfico.

“Es evidente que para cualquier persona ni todas las experiencias nuevas pueden ser agradables al principio. En la universidad, los propios estudiantes de cine no tienen el deseo de ver películas sobre la historia del cine, pero en los talleres con los estudiantes, o incluso con gente que no está muy relacionada con el mundo del cine se interesa y se sorprende con algo nuevo, por ejemplo del cine de Fritz Lang”, apunta el especialista.

En los talleres, los estudiantes se aceran de manera más profundada no sólo de manera teórica sino práctica también. En la parte final de las secciones, los jóvenes tienen la oportunidad de filmar su propio cortometraje con los aparatos que tienen a disposición, como cámaras compactas y smartphones.

“Le decimos que hagan cosas simples de dos o tres planos y nos cuenten una historia en una película experimental para que vean que pueden hacerlo. Así que dejamos con que corra su imaginación. Es interesante que entiendan que el cine nace de los conceptos que han estudiado, pero también de la imaginación. Uno puede no darse cuenta, pero inconscientemente le puede estar cambiando la idea a alguien, entregando herramientas para que de repente uno de estos jóvenes acabe por estudiar cine”, pondera Díaz.

Adicionalmente a la misión en la formación de audiencias, unas de las aspiraciones más sentidas es que el estudio del cine sea incorporado como asignatura en la sala de clases.

«Todavía no está establecido en Chile que, por ejemplo, el cine sea un ramo de colegio, o que aumentemos las horas de artes. No sé si va a ser pronto pero algunos colegios lo hacen. Pero se puede empezar por esta discusión, donde nosotros podemos dar cuenta que efectivamente desde el cine se genera un tipo de educación novedosa, crítica, y lo más importante: dialogante. Yo siempre he dicho que la gracia que tiene el cine es que restituye el diálogo dentro de la clase. Ellos se sienten con la posibilidad de comentar como participantes activos. No hay que ser experto, o un crítico de cine para opinar de una película”, destaca el profesor.

 

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