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Gonzalo Rojas Sánchez: «Patrimonio Artístico de Chile, De la Independencia a la República», una joya de la historiografía nacional Críticas de libros de actualidad

Gonzalo Rojas Sánchez: «Patrimonio Artístico de Chile, De la Independencia a la República», una joya de la historiografía nacional

Con un total de 377 ilustraciones agrupadas al final del libro -astuta forma de obligar al lector a ir y venir desde las imágenes hacia las letras- la rigurosa historiadora del arte ha cerrado una obra de excelencia en la investigación sobre patrimonio en Chile.


Isabel Cruz de Amenábar, Patrimonio Artístico de Chile, De la Independencia a la República, 1790-1840, Origo, Santiago, 2016, 412 páginas, más ilustraciones.

El gozo de la lectura suele esta asociado a la elaboración de imágenes en nuestro interior. Si fluye la representación de las letras de molde en escenas campestres, caras de furia o el mobiliario de un joven matrimonio, se disfruta especialmente del texto.

Por eso mismo, la iconografía de una obra puede perjudicar definitivamente el placer (recuerdo haber devorado de niño Adiós al Séptimo de Línea en imágenes, lo que me impidió después hacer una lectura independiente del texto de Jorge Inostroza).

Y cuando un libro es sobre patrimonio, el peligro se extrema: podría suceder que las maravillosas imágenes a todo color impidieran una lectura de provecho. La selección de las láminas es clave, entonces, para que el lector desde la imagen desarrolle avidez por el texto.

Isabel Cruz ha conseguido exactamente eso.

Con un total de 377 ilustraciones agrupadas al final del libro -astuta forma de obligar al lector a ir y venir desde las imágenes hacia las letras- la rigurosa historiadora del arte ha cerrado una obra de excelencia en la investigación sobre patrimonio en Chile.

¡Qué maravilla de texto!

La pintura, el dibujo, la gráfica, la escultura, la arquitectura, los emblemas (aunque echamos de menos una importante referencia a Mario Góngora en este tema) y la numismática, el mobiliario, la platería, la forja, los cristales, la cerámica, los textiles y los trajes, son trabajados en una síntesis tan armónica como detallada en sus partes.

Cuando los conservadores hablamos en Chile de tradición, ciertamente nos referimos a unos intangibles como patria, heroísmo, orden fundacional, virtud cívica, fe católica. Pero también solemos agregar Portales y Mariano Egaña, Manuel Montt y Bello, Yrarrázaval y Abdón Cifuentes.

Después de la lectura de esta joya de la historiografía nacional vamos a tener que aprender a decir también Toesca, Gil de Castro, Monvoisin, Rugendas, Gay, fanal, retablo, fuente, relieve, fachada, plano, corredor, medalla, moneda, arcón, armario, sillón, candelabro, estribo, reja, copa, taza, uniforme, sombrero, poncho, abanico, peinetón. Ahí está lo concreto, lo que debe ser conservado en articulación dinámica con el futuro, con los proyectos: del arcón al archivo computacional.

Buena parte del rigor extremo con que ha trabajado la profesora Cruz ha sido posible gracias a la conservación de los elementos reseñados. Mucho nos dice ese simple dato sobra la importancia de la continuidad en una sociedad.

La investigación sobre éstos y tantos otros elementos de nuestro patrimonio ha alcanzado tal cumbre en esta obra, que sólo queda esperar que Isabel Cruz continué su trabajo en un nuevo volumen que cubra el resto del siglo XIX.

Gonzalo Rojas Sánchez

Profesor Universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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