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Ruta del Patrimonio: Desde Lemebel a Pablo de Rokha revisitan desde su literatura el Santiago prófugo y subterráneo La invitación de Fundación Ciudad Literaria será a las 10:00 horas en Bibliometro de Estación Cal y Canto

Ruta del Patrimonio: Desde Lemebel a Pablo de Rokha revisitan desde su literatura el Santiago prófugo y subterráneo

Manuel Ugalde Duarte
Por : Manuel Ugalde Duarte Manuel Ugalde Duarte, Centro de Estudios de la Argumentación y Razonamiento y Docente del Programa Académico de la Escuela Militar (2010-2013), Universidad Diego Portales
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Si uno es atento y lo piensa bien, es la literatura y no la Historia oficial ni sus representantes, la que le permiten dar voz y cabida a vivencias no sólo épicas y magnos acontecimientos históricos, sino también a los ciudadanos comunes o abyectos; y también a acontecimientos nimios y sin importancia como asimismo ominosos y marginales.


Como bien se sabe este domingo 29 es el Día del Patrimonio. Y es por eso mismo que diversas actividades tendrán cita por todo el país con la finalidad de conmemorar a nuestras ciudades y su historia. No sólo desde el Estado y sus ministerios y Departamentos se organizarán intervenciones y espacios mediados, sino que también desde una múltiple gama de agrupaciones de la sociedad civil interesadas en reflexionar y mostrar lo mejor de nuestra historia y herencia cultural sedimentada en nuestra ciudad. Y es por eso mismo que la ciudad se vestirá con sus mejores tonos y ropajes para la ocasión e intentará de despercudirse del sonsonete mecánico de la rutina para abrirse no sólo al paso cansado de los oficinistas y trabajadores, sino más bien al gentío animado y entusiasmado para mirar con otros ojos -unos más abiertos y despiertos- sus calles, plazas públicas y edificaciones. Por cierto que con la Fundación Ciudad Literaria no estaremos al margen de esta celebración.

Para nosotros la ciudad no puede limitarse meramente a ese concierto de edificaciones con su trazado de calles y espacios públicos. No. Eso sería transformarla en un tumefacto y exánime animal en formol listo para un ojo y escalpelo de taxidermista. Para nosotros la ciudad, su patrimonio y su acervo cultural -con toda la civilización y barbarie que ellas implican- se da en el entramado de interacciones de sujetos sociales. Sujetos que desde distintas posiciones y puntos de vista van entramando un abigarrado complejo de filamentos que se llama historia.

[cita tipo=»destaque»]Visitaremos desde los ojos del detective Heredia a La Piojera que es declarada como “miserable pero alegre”. O también miraremos como este detective persigue a un asaltante entre Banderas y Mapocho que termina muy mal en la Vega. Escucharemos a Pablo de Rokha, ese enorme y cándido viejo amante de la comida celebrando y haciendo libaciones a uno de sus lugares preferidos de Santiago: el Mercado Central. Esa “gran hacienda” “modesta, ruidosa y democrática”.Y acompañaremos al recientemente difunto e inolvidable Pedro Lemebel que le interesa ese Ahumada que “finge que duerme para que aflore la noche despelucada del escote putinga y su lunfardo resplandor..[/cita]

Está la convicción que esa multiplicidad de historias, de voces y de eventos si pueden depositarse en un lugar es en la literatura. Si uno es atento y lo piensa bien, es la literatura y no la Historia oficial ni sus representantes, la que le permiten dar voz y cabida a vivencias no sólo épicas y magnos acontecimientos históricos, sino también a los ciudadanos comunes o abyectos; y también a acontecimientos nimios y sin importancia como asimismo ominosos y marginales. Y más aún: no sólo representar aquello que pasó, sino al mismo tiempo aquello que no ha pasado, que tal vez nunca ocurra, o inclusive aquello que podría eventualmente pasar. Todo ese patrimonio cultural contiene la literatura.

Para poder mostrar algo de estos destellos es que haremos un Recorrido Literario por Santiago Centro que intente mostrar por medio de los ojos de los personajes de poemas, novelas y cuentos, como de la la voz de sus narradores o de sus hablantes. Con la ayuda de Metro de Santiago, DIBAM y Bibliometro, recorreremos desde Cal y Canto hasta Casa Central de la Universidad de Chile. Nuestro objetivo será utilizar como catalizador de nuestra abigarrada historia fragmentos y citas literarias de obras de escritores chilenos. Y es eso lo que parece novedoso en el Recorrido. No nos centraremos tanto en el transito real de los escritores de carne y hueso, como en el transito, pensamientos y sentimientos de todos esos personajes, que habitan un Santiago mucho más amplio y basto que el que puede o pudo contener el cuerpo y la vida de un literato. Desempolvaremos los libros de los estantes y anaqueles y despabilaremos la ciudad. La idea es llevar a las calles los libros; pero no para quemarlos como ocurrió en otra época, sino para leerlos en voz alta. Ahora, no nos equivoquemos: eso no significa que nos dedicaremos a ‘literaturizar’ la ciudad, sino que a poner a punto su potencial para permitirnos evocar una diversidad de testimonios que incluyen los de los autores, de los edificios, y también de todos esos que no suelen ser parte de monumentos ni placas recordatorias.

Por ejemplo, visitaremos desde los ojos del detective Heredia a La Piojera que es declarada como “miserable pero alegre”. O también miraremos como este detective persigue a un asaltante entre Banderas y Mapocho que termina muy mal en la Vega. Escucharemos a Pablo de Rokha, ese enorme y cándido viejo amante de la comida celebrando y haciendo libaciones a uno de sus lugares preferidos de Santiago: el Mercado Central. Esa “gran hacienda” “modesta, ruidosa y democrática”. Un lugar que debe haber sido una de las grandes inspiraciones para que luego escribiese La epopeya de las comidas y las bebidas de Chile, una de las canciones más sensitivas y estruendosas para los jugos gástricos y el estómago jamás escrita en Chile. También veremos la miseria en los Tajamares del río Mapocho, de la voz de los personajes de Gómez Morel. Miraremos la Plaza de Armas incaica, valdiviana, como también aquella aristócrata donde estaba el Hotel Inglés; pasando a la que actualmente conocemos, con el popular Portal Fernández Concha. Esa actual plaza que es evocada por Roberto Merino como un “hervidero humano” cargado por un viento “con olor a fritura”.

Veremos el Paseo Ahumada que amó Teresa Iturrigorriaga de la Chica del Crillón, que caminaba lentamente y con fruición viendo los escaparates de ropa fina y alta costura, y deseando poder volver a la posición social perdida; como también el que miraba sentado y babeando el Pingüino mientras tamboriliaba, lleno de “productos que producen a los hombres made in Taiwán” (Paseo Ahumada, Enrique Lihn). Y acompañaremos al recientemente difunto e inolvidable Pedro Lemebel que le interesa ese Ahumada que “finge que duerme para que aflore la noche despelucada del escote putinga y su lunfardo resplandor”. Al mismo tiempo escucharemos el fabuloso relato afiebrado de Sebastián Urrutia Lacroix -que en realidad es el reconocido José Miguel Ibáñez Langlois-, hecho por Roberto Bolaño en su Nocturno de Chile, imaginándoselo irritado soportando una cita y conversación en el recientemente abierto Café Haití de Ahumada.

También tendremos la oportunidad que nos acompañen otros más como Droguett, Donoso, Jenaro Prieto y otros tantos; todo ello con la finalidad de mirar y escuchar las voces oficiales y marginales de la ciudad. Con ello no sólo conoceremos más nuestro centro y su margen, sino también que podremos insuflar de vida a los libros y permitirles que la tinta que contienen vuelva a palpitar por cada una de sus hojas y oraciones; y así transformarla en un potente lente que permita que miremos como por primera vez a ese Santiago que pasa a diario al lado nuestro, casi imperceptible.

Esta es la invitación que queremos hacerles como Fundación Ciudad Literaria para el día del Patrimonio. Esto será a las 10:00 horas en Bibliometro de Estación Cal y Canto. Es completamente gratuito previa inscripción al correo contacto@bibliometro.cl. Además del Recorrido recibirán un mapa desplegable en donde estarán todas las citas comenatadas y leídas para así poder tener la posibilidad de revisitar en la lectura a Santiago, porque sabemos que la ciudad no sólo se escucha y se vive, sino que también se lee.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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