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Ópera del Pequeño Municipal reconoce a «Papelucho» como figura inmortal de la literatura infantil Crítica

Ópera del Pequeño Municipal reconoce a «Papelucho» como figura inmortal de la literatura infantil

Este espectáculo está pensado para niños, pero somos los padres los que conocemos a Papelucho, por eso las miradas son diferentes. En esta versión de ópera, sin duda muy válida para aproximarse a la historia, la intención está puesta en cómo Papelucho, nuestro héroe infantil era “mucho más importante” o al menos equivalente a otros famosos personajes de cuentos, y aquí, en esta ópera, tiene el lugar que se merece como figura inmortal de la literatura infantil. Lo que es obvio para los adultos, sin embargo, no fue comprendido del todo por los niños.


Sin duda, todos los adultos que asistimos a la función de Papelucho lo hicimos pensando en las aventuras de este niño de 8 años que nos cautivó en nuestra infancia. Muy diferente fue la experiencia del público infantil que no lo conoce, porque no han leído sus libros, y si lo han hecho, han sido algunos pocos. ¿Por qué? Porque, ya que no es lectura obligatoria.

La apuesta fue grande: la creación de una ópera infantil para celebrar los 10 años del programa El Pequeño Municipal. La dupla de María Izquierdo en el guión y dirección de escena, junto a Sebastián Errázuriz en la composición y dirección musical, abordan a Papelucho desde el proceso creativo.

PAPELUCHO créditos Patricio Melo  (9)

Créditos Patricio Melo

El relato cuenta cómo Marcela Paz, autora del libro, se imagina a un niño de ocho años flacuchento, inquieto, de pelos parados y a quien le regalan un diario de vida. Papelucho escribe cada noche sus aventuras y considera que es muy importante hacerlo, porque “cuando uno se muere, es bueno dejar en claro lo que uno era por dentro y sus intenciones”. El elenco de niños es interpretado por sopranos que fueron muy bien escogidas y dirigidas por Izquierdo. Es notable como uno se olvida de lo femenino en la vida de un internado de hombres.

La música, en tanto es lúdica, con muchos colores y contrastes al servicio del guión. Hay momentos inspirados en escenas de conjuntos, pero todo es breve, intencionalmente. Interpretada por el conjunto del Ensamble Musicactual, quienes, ubicados en el escenario, visten de famosos personajes de cuentos infantiles y, asimismo, el director y compositor, Sebastián Errázuriz, es el conejo de Alicia en el País de las Maravillas.

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Créditos Patricio Melo

La colorida escenografía fue realizada por el nieto de la autora, Rodrigo Claro. Los elementos más visibles son las camas del internado. Más atrás, el escritorio de Marcela Paz, genera esa línea imaginaria de la mente y de la acción; sin embargo, faltó algunos elementos para resaltar los momentos del día, ya sea en la sala de clases o en el patio. Sin duda, las camas están inspiradas en otras experiencias de los autores y es una reminiscencia al espacio imaginario infantil. Además, en el escenario, está la orquesta en un sitial de honor en el mundo de las maravillas. El vestuario de Monserrat Catalá convence y está realizado con muchos detalles. La iluminación de Ricardo Castro es nostálgica y con la intención de llevarnos a ese mundo del internado.

El rol principal es interpretado por la soprano Valentina Paz González, quien logra transformar su personaje en ese mítico niño de ocho años que resulta “simpático y cercano” a los pequeños.

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Créditos Patricio Melo

Desde la perspectiva de adulto, González recrea un Papelucho que estaba dormido en la memoria. Clave, resulta la presencia permanente de la escritora, interpretada por Claudia Godoy, quien desde su escritorio observa e interviene cuando Papelucho está en apuros. Es ella quien decide la acción para ver cómo se va realizando el proceso creativo. Andrea Betancourt es sólida en la creación de Urquieta, el travieso y envidioso compañero de internado, uno de los personajes principales. El rol de papá/profesor es interpretado de manera convincente por el tenor Pedro Espinoza, y la “chúcara” Domitila  Camila García) que recuerdo no era tan joven, pero sí cercana a nuestro héroe, lo lleva al internado cuando sus padres se van a viajar con el hermano, en su terrible historia de Papelucho casi huérfano.

La gran parte de la ópera transcurre en el internado y la acción gira en torno a la importancia del diario de vida, ya que Papelucho teme que termine en la basura y guarda la esperanza de que alguien lo lea y se interese por él y lo publique. El desenlace en que el Principito y Alicia del País de las Maravillas lo invitan a subirse al podio de los grandes personajes de los cuentos junto a Caperucita y Peter Pan, entre otros, si bien es evidente, no estoy segura de que funcione.

PAPELUCHO créditos Patricio Melo  (17)

Créditos Patricio Melo

Este espectáculo está pensado para niños, pero somos los padres los que conocemos a Papelucho, por eso las miradas son diferentes. En esta versión de ópera, sin duda muy válida para aproximarse a la historia, la intención está puesta en cómo Papelucho, nuestro héroe infantil era “mucho más importante” o al menos equivalente a otros famosos personajes de cuentos, y aquí, en esta ópera, tiene el lugar que se merece como figura inmortal de la literatura infantil. Lo que es obvio para los adultos, no fue comprendido por los niños.

Pero, a pesar de esta aspiración editorial, la obra funciona; ya que los contrastes de momentos corales y espacios individuales, entre el día y la noche, permite que la acción fluya con altos y bajos. Quizás ahí está puesta la intención dramática, pero lo importante ocurre, los niños lo pasan bien….esperando que tras la función le pidan a sus padres comprar los libros de Papelucho y los lean.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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