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Surdocs 2015: Los documentales de ciencia son el equivalente a la ciencia ficción en el cine narrativo

Surdocs 2015: Los documentales de ciencia son el equivalente a la ciencia ficción en el cine narrativo

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Raimundo Pérez, director del festival y Juan Eduardo Murillo, director de programación en Surdocs, opinan que el género documental está dejando una marca indeleble en el cine chileno debido a «la riqueza y complejidad de la realidad». Estas características confluyen también en la fascinación que despierta los documentales científicos en el público general. «Parte de su atractivo es poner el foco en cierta divulgación de cierto conocimiento que probablemente permanece oculto para la mayoría del público».


El viernes pasado partió Surdocs, el festival de documentales de Puerto Varas, que este año incluye a Frutillar. Aunque este año la inauguración fue en el fantástico Teatro del Lago, donde se exhibió Around the world in 50 concerts, de Heddy Honigman, la cinta que presenta a la prestigiosa Royal Concertgebouw Orchestra -la principal orquesta sinfónica de Holanda- las grandes joyas de la programación del evento del 2015 van por el lado de la ciencia.

La incorporación de The ice and the sky, del ganador del Oscar Luc Jacquet, que narra la historia de Claude Lorius, glaciólogo francés que en 1957 comenzó a estudiar el hielo de la Antártida y fue el primero en expresar su preocupación por el calentamiento global- es un ejemplo de que en Puerto Varas la preocupación por el buen cine de ciencias, por el documental que sin efectos especiales muestra la cruda realidad del mundo en tiempo presente, es una de los sellos de este festival que ya cumple 11 años.

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Fascinación del público

Juan Eduardo Murillo, director de programación de Surdocs dice que «probablemente los documentales de Ciencia (me refiero principalmente a los campos de la física, biología, neurociencia, robótica, etc), sean el equivalente a la ciencia ficción en el cine narrativo. Y creo que parte de su atractivo es precisamente ese; poner el foco en cierta divulgación de cierto conocimiento que probablemente permanece oculto para la mayoría del público, por lo que genera una fascinación distinta al documental intimista, político, de observación, etc».

Uno de los ejemplos de esta fascinación -piensa Murillo- es el documental The Inmortalists (2015), un filme cuya temática gira en torno a dos científicos de distintas especialidades que buscan obsesivamente detener el envejecimiento humano, «el cual en teoría no sólo puede detenerse, sino que incluso revertirse.» O los viajes de Eric Kandel (premio Nobel de Fisiología, año 2000) ,en los que busca unir los traumáticos recuerdos que resuenan en su infancia durante la II Guerra Mundial con los revolucionarios descubrimientos que el mismo impulsó para entender cómo funciona nuestra memoria.

«El límite para considerar una importancia específica a este ‘género’ es cuando dejan de ser guiados por una ‘voz’ particular, la del autor del documental, y pasan a engrosar simplemente el montón de reportajes de domingo en la tarde», reflexiona.

Aunque la programación de estas películas pueden ser no más que una coincidencia con la crisis que vive en Chile la ciencia y que ha llevado incluso a las prestigiosas revistas científicas Nature Science a incorporar en sus contenidos la situación de abandono que denuncian los científicos en el país, el director de programación de Surdocs -el único festival que tiene como categoría en las muestras el documental científico- piensa que la situación chilena no es un tema puntual de este gobierno, CONICYT u otros entes involucrados.

«Habría que retroceder al desmantelamiento cultural general que vivió Chile en dictadura (con la complicidad inerte de la Concertación y afines), en el cual todas aquellas áreas susceptibles de albergar pensamiento crítico o ‘progresista’ fueron acallados», explica Murillo.

Ahora si los documentalistas chilenos tienen o no el deber ético de realizar obras  de contenido científico, Murillo opina que «no creo que sea obligación de nadie hacerse cargo de una demanda específica».

«Creo que una temática así solamente se verá en pantalla cuando nazca de una obsesión, o interés auténtico de un realizador por articular una visión particular del mundo a partir de una historia donde la ciencia sea la llave para acceder a ese mundo. De lo contrario, repito, veremos un reportaje o un programa televisivo más o menos interesante, pero sin mucho valor cinematográfico. De todas formas creo que esas historias están ahí, la serie Mentes Brillantes es un gran ejemplo televisivo de divulgación no ya de temas, sino que de “personajes”, los científicos y sus biografías; o ahí está el libro de Carolina Torrealba, “Pioneros”, con reseñas increíbles de chilenos que rozaron o casi tocaron la gloria en sus campos científicos respectivos. Hay mucho más que Humberto Maturana (que ya es gigante) y el proyecto ALMA, que ni siquiera estoy tan seguro que nos pertenezca», opina.

Festival anclado en la realidad

Desde hace algunos chilenos, el género documental en Chile está dejando registrado su paso con una marca indeleble. Tal es el caso de las obras de los documentalistas Maite Alberdi (La Once), Bettina Perut e Iván Osnovikoff (Surire), Mijael Bustos (Un cuento de amor, locura y muerte) y del consagrado Patricio Guzmán (El botón de nácar). El director del festival, Raimundo Pérez piensa que el éxito y la «fuerza narrativa del documental radica en que está anclado a la realidad».

«En la escasa distancia que puede haber entre los protagonistas de una historia y sus espectadores. Aunque se expresa bajo las estructuras usuales del lenguaje cinematográfico, el documental se debe en último término a la riqueza y complejidad de la realidad. Naturalmente en ello inciden también la sensibilidad artística de los/las realizadores/as. Afortunadamente en Chile tenemos exponentes de excepción. Surdocs busca compatibilizar en su programación la asertividad o contingencia temática con la calidad artística de los contenidos. Eso nos ha permitido llegar a mayores audiencia», sostiene.

Pérez, quien también es abogado especialista en medio ambiente, opina que el hecho de vivir en tiempos en donde cada vez se adquiere mayor conciencia de las implicancias de las propias decisiones sobre el entorno,  «el documental es solo una vía más de la expresión de ese fenómeno, aunque tiene una importante ventaja a su favor: al estar basado en hechos verídicos su repercusión es mayor».

Junto a la competencia de largos y cortometrajes de Surdocs 2015, es la programación científica, además deThe ice and the sky destaca la obra de Michael Madsen The visit, que narra un creíble escenario del primer contacto con vida extraterrestre en la Tierra. Esta película lleva a los espectadores a un viaje más allá de su punto de vista terrestre, revelando temores, esperanzas y rituales de una especie obligada –tarde o temprano– a hacer frente a otras formas de vida.
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