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Cuotas de género: la medida con la que no están de acuerdo todas las ministras del nuevo gabinete Participación de mujeres

Cuotas de género: la medida con la que no están de acuerdo todas las ministras del nuevo gabinete

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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En un reportaje, cada una de las ministras se pronunció en cuanto a las cuotas de género, que buscan lograr una mayor participación y representación femenina en ámbitos de toma de decisiones. Mientras una rechaza la medida y otra se muestra a favor, tres no se pronuncian directamente y dos dicen que es una medida que sirve, pero no soluciona el problema, y que solo debería ser temporal.


Este martes, las nuevas ministras mujeres del gabinete de Sebastián Piñera, aparecieron en Revista Ya de El Mercurio. Y, más allá de cuán rubias aparecieron en la foto principal -las llamaron»ministras danesas» en redes sociales- dieron su visión sobre algunos temas, entre ellos, las cuotas de género.

Alejandra Pérez, ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, señaló sobre el tema que no creía en la medida: «No creo en las cuotas de género. Porque creo que si sentimos que todos los seres humanos somos iguales, y que todos tenemos los mismos derechos y deberes, respetamos a la gente por lo que es. No porque es hombre o mujer».

Y agregó: «Y si los hombres, por alguna razón, casi por razones físicas históricas, han tenido más preponderancia en las áreas del poder, las mujeres hemos tenido poder en la crianza de los niños, la educación de los hijos y otras cosas que son super relevantes. Yo asumo todas las desigualdades que existen, pero creo que no se solucionan con cuotas».

Su opinión es contraria a la de la ministra de Transportes y Telecomunicaciones Gloria Hutt, quien dijo que «no creía en las cuotas de género, hasta que me di cuenta que sin el empujón no se producen los cambios. Hay una inercia de esas cosas que llevan una trayectoria, una tendencia, la continuidad de condiciones. Creo, entonces, en cuotas, pero en un transiente, más que en cuotas. Creo en la capacidad igual, pero sin el empujón la consideración de esa capacidad igual no se da tan masivamente como debiera».

Aún cuando cree que el ideal es que no existieran cuotas, sabe que son necesarias y que hay que tomar medidas cuando no se producen voluntariamente la igualdad de oportunidades. «Es como la posición de Angela Merkel que le dijo a los empresarios: póngame en marcha ustedes las cuotas, porque si no las voy a poner yo. En la medida que eso se logre y se empareje, me parece mucho más balanceado que la competencia sea directamente por capacidades y no por cupos.», sostuvo.

El debate sobre las cuotas de género sigue estando presente, pese a las medidas que se han tomado para obtener mayor participación femenina en ámbitos de poder. Las pasadas elecciones incluyeron la Ley 20.840 -aprobada el 2015-, que terminó con el sistema electoral binominal e incorporó que, del total de candidaturas, ni hombres ni mujeres puedan superar el 60% del total, lo que en la práctica significó que el 40% correspondiera a mujeres.

Así, se pasó de un 15,8% en ambas cámaras a un 22,5% en la Cámara de Diputados y 23,2% en el Senado. «Esta legislación permitió aumentar la participación de las mujeres en el Congreso Nacional de manera significativa. El aumento de mujeres de un periodo a otro no se habría producido por la mera inercia cultural. En este momento, ha sido determinante contar con una legislación que establezca medidas de participación entre hombres y mujeres de carácter obligatorio para los partidos políticos, aun cuando el resultado alcanzado, que es positivo en comparación a los periodos legislativo anteriores, no llega a cumplir la proporción equilibrada de 40% y 60% establecido en la ley, porque el diseño legal o el diseño institucional refiere únicamente a las candidaturas y no establece resultados obligatorios», explica Camila Maturana de Corporación Humanas.

Eso sí, recalca que pese al aumento en ambas cámaras, «no se logra llegar al promedio regional de participación de mujeres en poderes legislativos que es de 27, 8%».

En el reportaje de Revista Ya, hay tres ministras que no se pronuncian directamente sobre si están o no a favor de las cuotas de género, aunque reconocen la desigualdad o discriminación.

La vocero de gobierno, Cecilia Pérez, sostiene: «Tengo una mirada distinta. En Chile vivimos un cambio cultural que está en pleno crecimiento e instalación: las mujeres cada vez seguimos ganando espacios de participación trascendentes y que influyen para dibujar el Chile del futuro. ¿Que aun debemos seguir avanzando? Desde luego, los cambios culturales no deben detenerse y sí debemos seguir ampliándolos. Un objetivo es que nuestro gobierno avance en forma más acelerada en estrechar las brechas de acceso al trabajo en salarios y en pensiones, entre otros”.

A su vez, Susana Jiménez, ministra de Energía, indicó que cree «firmemente en la igualdad entre hombre y mujeres en cuanto a sus libertades y oportunidades. Falta avanzar en aspectos como la no discriminación, y en generar condiciones para que la mujer pueda desempeñar su trabajo y acceder a estos cargos sin sacrificar su vida familiar. Para ello se requiere de ayuda en el cuidado de los hijos (sala cuna universal para madres trabajadoras) y de las personas mayores, facilitar el teletrabajo, buscar mecanismos para conciliar la vida laboral con la familiar, y fomentar un cambio cultural que incorpore crecientemente al hombre en las labores domésticas».

Por su parte, la ministra del Medio Ambiente, Marcela Cubillos, sostuvo que «independiente de la existencia o no de cuotas, la mujer en política tiene un espacio ya conquistado».

Para Camila Maturana, debería haber una posición más clara. «Las medidas de acción afirmativa están establecidas en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos desde la década de los 70 y están contenidas en tratados internacionales sobre derechos humanos de los mujeres de los que Chile es parte, como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de violencia y discriminación contra la mujer, por lo tanto no cabe discutir la procedencia de la pertinencia en medidas como estas, que son necesarias para garantizar los derechos humanos de las mujeres, para garantizar especialmente la participación en la toma de decisiones públicas».

En ese sentido, cree que a partir de estas obligaciones que los Estados asumen en América Latina desde los años 90 en adelante, «los países progresivamente han implementado legislaciones que incorporan cuotas de participación política con distintos resultados, pero que mirado en su conjunto, han permitido aumentar la participación de las mujeres en espacio de tomas de decisiones. Y en esto, Chile se ha mantenido rezagado en comparación con los países de la región».

Latinoamérica es una de las zonas que mayor participación femenina tiene a nivel mundial, según datos de Unión Parlamentaria. Y para los analistas, las altas cifras de mujeres parlamentarias en nuestro continente se debe, en gran medida, al establecimiento de cuotas de género que empezaron a aplicarse desde principios de los 90 en países como Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, México y Uruguay, pero que nosotros recién vimos aplicada en la constitución de las listas de las elecciones pasadas.

Dos ministras plantearon que las cuotas de género sirven, pero no son una solución para el problema de la participación femenina.

Pauline Kantor, ministra del Deporte, señaló que «las cuotas son una herramienta, pero no la solución del tema. Hoy sirven para cortar la tremenda brecha histórica en la participación femenina. Pero lucharé siempre porque no tengamos que usar un reglamento para validarnos como mujeres».

Y a su vez, quien tendrá que velar por los temas de derechos de las mujeres, Isabel Plá, ministra de la Mujer y Equidad de Género, sostuvo que piensa que las cuotas sirven «solo de manera temporal y para cargos de representación electoral. Esencialmente en el Congreso».

Para la abogada de Corporación Humanas, «en Chile se requiere, además de valorar el dictamen de esta ley que reformó el sistema binominal e incorporó medidas para la participación de las mujeres, avanzar implementando medidas como éstas en otros espacios, como la elección de alcaldesas, concejalas, gobernadoras o intendentes regionales, además en la designación del gabinete, en los directorios de empresas públicas y en los cargos de representación internacional, como embajadas».

Para Maturana, la tendencia mundial va un poco más allá. «Aun cuando la ley que se implementó en Chile se llama cuotas de género, el estándar internacional es un estándar de paridad y esto está acordado en la 10ª Conferencia Regional de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe en el año 2007, donde se firmó el llamado Consenso de Quito. Ahí se acordó avanzar en establecimientos de la paridad como una condición determinante de las democracias de la región».

En cuanto a paridad, no solo se refiere a la igualdad en la representación femenina en cargos de poder y en la toma de decisiones, sino también en las relaciones familiares. «Hablar de paridad como estándar internacional no remite únicamente a la participación social y política en la cual se aspira a participar en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, sino también a una paridad o igualdad de derechos en las relaciones familiares, sociales, políticas y económicas en general, lo que significa necesariamente políticas de corresponsabilidad en una visión integral. Y eso es importante empezar a instalarlo porque quizás el mayor logro de una legislación sobre medidas de participación equilibrada y de las leyes de cuotas en general en la región, ha sido visibilizar la necesidad de que las mujeres participen en todos los espacios de toma de decisiones, no solo en los cargos de elección popular, también en cargos de designación».

La periodista Lucía López, se mostró optimista con lo señalado por las ministras. «Hay una sola de las ministras que dice no estar de acuerdo con las cuotas. A veces es la historia profesional o personal la que incide en esa percepción. El primer acercamiento al tema de las cuotas, en general, es en contraposición al mérito y eso implica desconocimiento del trasfondo de la problemáticas de las brechas de género en la economía y los espacios de decisión».

La comunicadora explicó que Chile es un país muy conservador y muy retrasado en participación laboral femenina y equidad. Tenemos los índices más bajos en todos los rankings mundiales, en OCDE, Latinoamérica y el Caribe. «El único en el que mejoramos fue gracias precisamente a la norma de cuota de género en la dirección de empresas públicas que puso la Presidenta Bachelet y que el Presidente Piñera pretende mantener, según el mismo me lo confirmó en el programa Candidato, Llegó tu Hora de TVN. Sin esa norma, así como sin la cuota para la representación en el Congreso, hubiera sido imposible mejorar los índices. Y ojo, que aún así, seguimos más bajo que el promedio».

Por eso destaca lo dicho por Gloria Hutt, sobre que «sin el empujón, no se producen los cambios». «Y lo mismo se requiere para cambiar la cultura carente de conciliación y corresponsabilidad que tenemos en el país. En esa línea, salas cuna para padres y madres que trabajan, así como post natal obligatorio para ambos, es fundamental para incorporar más mujeres a la economía, con eso, contribuir al desarrollo y crecimiento, y al mismo tiempo, revertir el descenso de la tasa de natalidad, que sabemos, desde el primer discurso, es una preocupación del Presidente. Una preocupación real, urgente y para la que hay que apurar los procesos de cambios culturales que por sí solos, demorarían un siglo en llegar. Demasiado tarde para las necesidades del país», sostiene.

Y agrega: «Las cuotas son temporales, generalmente. Así sucede con la nuestra en la Ley Electoral. Aunque me quedo con la frase de tres CEOs de Islandia en el documental Where to Invade Next, de Michael Moore, señalando que las cuotas son importantes para que hombres jóvenes puedan abrirse espacios. Aludiendo a la alta tasa de participación laboral femenina que en ese país asciende a 79% superando incluso la tasa de participación laboral masculina en Chile».

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