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Asesinato de niño de 8 años conmociona a España: madrastra confesó el crimen tras caer en trampa de la policía Gabriel Cruz fue encontrado en el maletero de la novia de su padre

Asesinato de niño de 8 años conmociona a España: madrastra confesó el crimen tras caer en trampa de la policía

Ana Julia Quezada brindó declaraciones a los medios expresando su deseo de que el pequeño fuera hallado sano y salvo durante la angustiosa búsqueda. Sin embargo, siempre estuvo en la mira de la policía, sobre todo, porque había sido la última en verlo con vida y porque encontró una polera con rastros del niño en un lugar que había sido minuciosamente revisado por los investigadores, quienes le lanzaron un anzuelo en el que ella picó. Ayer estuvo dos horas confesando el horrible crimen.


La desaparición en España del niño de 8 años Gabriel Cruz tuvo un desenlace trágico e inesperado y conmociona no sólo al país ibérico, sino también a República Dominicana.

Agentes de la Guardia Civil detuvieron este domingo a Ana Julia Quezada, de 35 años, nacida en República Dominicana, cuando transportaba en el maletero de su auto el cadáver del pequeño.

Quezada es la pareja del padre de Gabriel, el niño que doce días antes había desaparecido cuando estaba de vacaciones en la casa de su abuela en Hortichuelas, provincia de Almería.

La autopsia del niño confirmó que falleció estrangulado el mismo día en que desapareció. Poco después de conocerse esta información, la detenida confesó que le mató.

La declaración de Ana Julia duró dos horas. Dijo que había matado al pequeño Gabriel, el hijo de su pareja, Ángel Cruz. Explicó que el niño se subió con ella en su coche porque le sugirió “ir a pintar la casa” de la finca familiar de Rodalquilar, a 4 kilómetros, donde la pareja estaba arreglándose una vivienda. Que allí el niño (de ocho años) se enfadó y la atacó con una especie de hacha. Entonces ella le habría golpeado con la parte roma de esa herramienta dejándolo inconsciente. Y que, asustada, luego le estranguló con sus manos, le desnudó y le enterró.

Esa confesión explicaría, en parte, algunas cosas, como que no hubiese restos biológicos, ni rastro del niño en el lugar en el que fue visto por última vez, en la pequeña pedanía de Las Hortichuelas.

Las sospechas cayeron sobre Ana Julia por sus contradictorias respuestas en los interrogatorios y por haber sido la última persona en verlo con vida, al vestirlo en la mañana de ese 27 de febrero. Una de la pruebas definitivas fue que ella encontró una camiseta con restos del menor en un lugar que ya había sido minuciosamente explorado por las autoridades.

Para confirmar sus sospechas, los investigadores le tendieron una trampa a la mujer dominicana y, en el último interrogatorio, le hicieron creer que estaban cerca de encontrar el pozo donde se encontraba el cuerpo de Gabriel.

El temor de la mujer reveló el verdadero sitio donde se encontraba el cadáver: Quezada condujo hata el lugar rápidamente, sacó el cuerpo del niño del pozo, lo envolvió en una manta y lo piso en el maletero donde fue encontrado por la policía horas después.

Mientras Ana Julia declaraba, Ángel Cruz y Patricia Ramírez, los padres del pequeño Gabriel, arropados por miles de personas, se despedían de su pequeño para siempre en la catedral de Almería.

Gabriel Cruz Ramírez, de ocho años, fue enterrado en la intimidad en el pequeño cementerio de la localidad de Fernán Pérez, en el corazón del Parque Natural del Cabo de Gata. El temor del juez a que la mujer que le quitó la vida no colaborase en la investigación, impidió que sus padres pudieran incinerarlo como querían. Finalmente “la bruja”, como la calificó metafóricamente la madre del pequeño, confesó.

El arresto de Quezada por el presunto infanticidio causó estupor e indignación, sentimientos agravados porque durante la angustiosa búsqueda del pequeño la mujer brindó declaraciones a los medios expresando su deseo de que fuera hallado sano y salvo.

Contó que recientemente había enseñado a Gabriel a desconfiar de los extraños: «Si alguna vez, ves un desconocido, corre, no te pares, le dijimos su abuela y yo».

Incluso publicó en Facebook una fotografía con él en la que pedía a sus supuestos captores: «Por favor, por favor, devolvernos (sic) a nuestra Gabrielillo».

Tras su detención, se desvelaron detalles inquietantes de su biografía. Según informan los medios locales, las fuerzas de seguridad están reexaminando su papel en la muerte en Burgos hace dos décadas de su hija de 4 años, quien falleció tras caer por una ventana.

Entonces se concluyó que fue un accidente.

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