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Las mujeres son de venus, los hombres son de martes y todes somos… Yo opino

Las mujeres son de venus, los hombres son de martes y todes somos…

Daniela Barría
Por : Daniela Barría Socióloga y Magister en Trabajo Social y Políticas Sociales de la UDEC, Máster en Antropología y Etnografía de la Universidad de Barcelona. Experta en estereotipos femeninos de belleza, medios de comunicación y vida cotidiana de las mujeres.
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Si continuó escribiendo sobre el título diría que “todes somos del mundo”, pero ya que  “el mundo” tiene un género gramatical masculino, y la idea de éste artículo es hablar sobre construcciones gramaticales que tienen la finalidad de incluirlos a todos y a las cosas relacionadas con ellos sin distinción de género, quizás tendría que decir: “Todes somos del munde”, frase que algún activista extremo a lo mejor celebraría.

Más allá de la exageración del primer párrafo, la verdad es que desde hace algunos años los intentos por crear una terminación en español que no sea excluyente, según algunas corrientes por la inclusión social, son varias y variadas. Tenemos desde, al parecer olvidado o casi extinto “@”, que llegó a ser una verdadera moda lingüística por la inclusión a principios de los años 2000, pasando por la “x” que nunca estuvo de moda y fue una propuesta más bien del mundo activista, llegando hoy día al mejor intento, al menos el más aceptado socialmente, la terminación “e”, que ciertamente es la única de las tres que se puede pronunciar. El problema parece ser sólo del español, ya que en inglés, alemán, francés u otras lenguas del mundo no existe la dualidad excluyente femenino – masculino para referirse a las cosas relacionadas al género social.

Hace unos años atrás e incluso hoy día, el todos y todas era la fórmula de inclusión gramatical utilizada, de esta forma nos referíamos tanto a las mujeres como a los hombres y a las personas que se identifican con alguno de los dos sexos, o hablando en lenguaje de género, que es lo que nos convoca en esta ocasión, a lo femenino, lo masculino y a las personas que se identifican con alguno de los dos géneros, pero, ¿y las personas que no se identifican con ninguno de los dos?. ¡He aquí el dilema, he aquí la solución!, la creación de una terminación gramatical neutra nueva, dejando de lado el antiguo todos por el actual todes.

Si bien la terminación “e” tiene cualidades mucho mejores que sus antecesores @ y x, sigue siendo muy discutible su finalidad  versus el profundo cambio que implica insertarlo en una lengua como el español, ya que esta última es mucho más amplia y compleja que sólo la designación de personas o seres humanos y su género. Por lo demás, no se trata de la inclusión de una palabra o dos, cuestión que podría ser más fácil de aceptar.

El caso es que esta terminación sí conlleva un cambio enorme y discutible, pasar de decir nosotros a nosotres, o en un escenario más cotidiano, decirle a una persona: “Que guape estás, que atractive eres”, nos cambia profundamente la comprensión del mundo social, a pesar de que hablamos claramente de cualidades atribuibles al género.

Que el español nos imponga escoger adjetivos, pronombres, sustantivos que tienen un género social es cuestionable, pero al parecer más cuestionable es el hecho de modificar toda una lengua por buscar la inclusión de todos, ya que podría ser un pie de inicio para la inclusión social o sólo podría quedar en una frase.

Para académicos, científicos y hombres de letras, se trata de una monstruosidad gramatical como mínimo o el fin de la lengua para los más extremos, y al menos merece la pena poner atención a lo que los expertos dicen. Está claro que estos cambios tienen sus fortalezas y debilidades en el amplio sentido de la palabra o, en este caso, en el amplio sentido de la lengua.

Si bien la realidad social sobrepasa al español, lo que obliga a modificarla cada cierto tiempo y de esto sabe bien la Rae, personalmente no me imagino y la verdad, no me quiero imaginar leyendo un libro como Ulises de Joyce con ésta terminación (traducido al español por supuesto),  menos aún un poema de Huidobro o Mistral: “Yo no quiero que a mi niñe golondrina que me le vuelvan” o a un presidente decir: “Un país para todes los chilenes”. Merece la pena reflexionar sobre el tema sin duda.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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