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De la Teletón al transporte público: ¿Es Chile un país realmente inclusivo? Yo opino

De la Teletón al transporte público: ¿Es Chile un país realmente inclusivo?

Luna Hernández
Por : Luna Hernández Tengo 24 años y vivo en la comuna de La Pintana con mis padres. Estudié técnico nivel medio en administración de empresas. Busco una oportunidad en lo que estudié, pero ha sido difícil. La inclusión no me parece tan real. Mis redes sociales son Twitter @LunaHernandezOf Instagram @lunitahernandezoficial Facebook lunitahernandezoficial. También me puedes encontrar en https://lunahernandezsite.wordpress.com
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Creo que más de alguno de ustedes se han preguntado esto y hoy quiero dar mi punto de vista al respecto, porque aunque ustedes no lo sepan esto de la inclusión me toca muy de cerca y creo ser una voz más que autorizada para hablar de este tema ya que no me lo han contado ni lo he leído en algún lugar, lo vivo día a día en primera persona.

Bueno quizás la mayoría que me lee e mi blog (https://lunahernandezsite.wordpress.com/) no lo sabe porque nunca lo he dicho de manera pública, para mí no es algo que me defina como persona y creo que no es necesario decirlo, pero según mis documentos soy una persona en situación de discapacidad o, como me gusta llamarlo a mí, persona con capacidades diferentes.

Mi enfermedad se llama displejia epástica con parálisis cerebral, esto significa que dificulta el control motor de mis extremidades. Esa es una explicación algo compleja, para hacerlo más simple, no cuento con un equilibrio como el de los demás o, más bien, soy carente de él, lo pierdo con facilidad, por decirlo de alguna manera. He tenido varias cirugías y terapias para estar como estoy hoy en día, no ha sido nada fácil el proceso, pero todo se puede y para «suplir» mi falta de equilibrio, tengo la ayuda de mis muletas o bastones, depende como le llamen jeje.

Ya se imaginarán las dificultades a las que me enfrento cuando debo trasladarme en el transporte público y no ver en ocasiones la cara de la gente cuando me quieren ayudar en la micro o en el metro. Y cómo olvidar la sobreprotección de mis padres, aunque al pasar el tiempo han ido entendiendo y cada vez les cuesta menos.

Pero nos estamos preguntando si es Chile un país realmente iclusivo. Para comenzar vamos a decir qué se entiende por inclusión: la Inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales y en las comunidades. Dicho esto que suena muy bonito escrito, mi gran interrogante es si se aplica una inclusión real en el día a día. Al hacerme esta pregunta, me enfoco principalmente en las personas con capacidades diferentes o en situación de discapacidad.

Podríamos decir que el común de la gente piensa que sí, que Chile es un país muy inclusivo, ya que existen en el transporte público los asientos preferenciales y como no decir los ascensores, que están en alguna que otra estación de metro. Y por supuesto, no se puede dejar de lado la famosa y popular cruzada solidaria llamada Teletón.

Si realmente creen que por lo anteriormente mencionado, Chile es un país inclusivo estáis muy equivocados. No digo que esto no sirva. Sí sirve, y bastante. Pero no es suficiente. ¡Si bien se muestra más la discapacidad en esos 2 días del año en que se realiza la campaña, pero el resto del tiempo ¡¿que?!

Prueba fehaciente de que Chile está muy lejos de ser un país realmente inclusivo es la reciente y famosa Ley de Inclusión, que fue publicada en el diario oficial el 15 de junio del año en curso. Con esta ley, a grandes rasgos, se busca evitar la discriminación laboral y otorgar igualdad en los procesos de selección para postular a un trabajo, entre otras cosas, y principalmente obliga a las empresas estatales que tengan una dotación anual de 100 o más funcionarios o trabajadores, a tener, a lo menos, el 1% de la dotación anual con personas con discapacidad o asignatarias de una pensión de invalidez de cualquier régimen previsional. Y las empresas de 100 o más trabajadores deberán contratar o mantener contratados, según corresponda, al menos al 1% de personas con discapacidad o que pidiesen una pensión de invalidez de cualquier régimen previsional, en relación al total de sus trabajadores.

Con todo lo expuesto ya anteriormente les puedo decir que ha sido bastante difícil encontrar trabajo y, cada vez que rechazan, pienso en lo ridículo que es que sólo sea un 1% la obligación de las empresas y que esa obligación la tengan sólo las empresas con más de 100 trabajadores, si la gran fuerza laboral del país está en la pequeña y mediana empresa.

A pesar de visitar montones de empresas y, cuando parece que todo va perfecto, cuando llego a la entrevista personal, terminan inventando excusas poco creíbles y que francamente dan risa. Como es costumbre, terminan no importando mis capacidades, ya que finalmente no me contratan.

La inclusión no debería ser sólo donar plata, que no niego que sea importante, porque lo es. Pero al final del día, una de mis preguntas más grandes es ¿cómo se van a mantener después esos niños ya transformados en adultos si no encontramos trabajo?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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