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¿Sirve una ley de cuotas para aumentar la representatividad femenina en el Congreso? ¿Más candidatas = más parlamentarias?

¿Sirve una ley de cuotas para aumentar la representatividad femenina en el Congreso?

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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Chile se encuentra más de 10 puntos abajo del promedio de Latinoamérica en cuanto a mujeres que ocupan cargos parlamentarios. Fue en los 90s cuando países de nuestra región empezaron a implementar ley de cuotas para equiparar la representación ¿Cómo les ha ido?


Este domingo se realizarán por primera vez elecciones que contemplen la Ley 20.840 -aprobada el 2015-, dejando atrás el sistema electoral binominal e incorporando que, del total de candidaturas, ni hombres ni mujeres puedan superar el 60% del total. Pero pese a que la ley no especifica el género, se ha interpretado que ese 40% minoritario corresponde a mujeres, lo que se traduce en una ley de cuotas.

Chile llega tarde a esta medida, aunque era necesaria. Según datos de Unión Interparlamentaria, América es la región con mayor presencia femenina parlamentaria, con un 28,1%, y está sobre el promedio mundial que es de 23.3%. Además, son los países latinos y del Caribe los que cuentan con una mayor proporción: Bolivia tiene un 53.1% de mujeres en la cámara baja y 47.2% en la cámara alta, seguido de Cuba con un 48.9% (unicameral) y Nicaragua 45.7% (unicameral).

En contraste, Chile es uno de los países que cuenta con menos mujeres en el Congreso, con un 15.8% en ambas cámaras, junto a países como Brasil, Guatemala, Venezuela y Paraguay. De hecho el promedio de nuestro país, equivale a las cifras regionales del año 2000.

«Estamos más de 10 puntos bajo esa media. Claramente en la región las cifras son más auspiciosas y el objetivo de la ley de cuotas es comenzar a revertir estos números», sostiene María Jaraquemada, directora de Incidencia de Espacio Público.

Datos de Unión Interpalamentaria.

Según los analistas, las altas cifras de parlamentarias en nuestro continente se debe, en gran medida, al establecimiento de cuotas de género, que recién nosotros vimos aplicada en la constitución de las listas para las elecciones que se realizarán este fin de semana.

«Las leyes de cuota funcionan. América Latina cuenta con mayores mujeres en el parlamento y eso es gracias a que ésta es la región donde parten las cuotas obligatorias para las legislativas. Es distinto a lo que pasa en los países nórdicos donde los partidos tiene leyes de cuotas voluntarias, pero porque allá lo que es voluntario se cumple; acá, para nuestra cultura, tiene que venir en el mandato obligatorio, que es lo que ha sucedido», explica Elizabeth Guerrero, asesora en Género y Gobernabilidad del Programa de Naciones Unidas (PNUD).

La nueva norma en nuestro país tuvo sus efectos. Según una nota publicada en La Tercera, las candidatas aumentaron de 100 en la elección pasada a 412. Pese a que esta alza se debe también al redistritaje y al aumento del numero de parlamentarios, lo que significa un 40% más de candidatos en general, los hombres que se postulan aumentaron solo de 448 a 541.

«Si bien hubo varios partidos que señalaron la dificultad de cumplir con la ley, finalmente se hizo, dado que corrían el riesgo que no se aceptara la inscripción de sus listas. Sin embargo, tenemos que ver una vez que tengamos los resultados de las elecciones en la mano, cómo funcionó este primer ejercicio de implementación de la ley de cuotas», señala Jaraquemada.

Por su parte, Guerrero recalca que si había tan pocas mujeres electas era porque había pocas mujeres candidatas. «Sabemos que ha sido un desafío para los partidos que siempre decían que no había mujeres, pero lo primero que se demuestra es que sí las hay, solo hay que buscarlas y apoyarlas», enfatiza.

Idea regional

Las cuotas de género por ley nacieron en Argentina en 1991, cuando se les exigió a los partidos políticos un 30% de mujeres en las listas para elecciones parlamentarias. Luego siguieron Brasil, Bolivia, Perú, México y Uruguay a mediados de los 90 con cifras que debían incluir por lo menos un 20%.

Gracias a esta iniciativa, el cupo femenino pasó del 4,3%, luego del retorno de la democracia, hasta el 38,5% en nuestros días. En períodos y experiencias similares, pero sin ley de cuotas, Chile subió de 5,4 a 15,8%

Aún así, las críticas en el país trasandino apuntan a que las mujeres presiden menos del 30% de las comisiones en las dos cámaras y que la cifra baja a 18% cuando las comisiones son de temas «menos femeninos» como economía, presupuesto público e infraestructura. Por eso ahora se busca implementar una ley de paridad de 50/50 no solo en el Congreso, sino en todos los poderes del Estado.

La evidencia parece ser clara. La Unión Interparlamentaria indica en su informe anual que los países que utilizaron cuotas electorales en 2016 obtuvieron una proporción parlamentaria femenina del 25,6%, mientras que en los países en los que no existe la obligación, las mujeres alcanzaron el 16,1% de los escaños.

Italia, Estados Unidos o Reino Unido, por ejemplo, no cuentan con este tipo de legislación. El país norteamericano tiene una tasa femenina del 19,4% en el Congreso, lo que lo deja por debajo incluso de Arabia Saudí (23%), donde la ley de cuota consiste en reservar un número determinado de escaños para las mujeres.

La especialista de PNUD explica que pese a que Chile se atrasó en tener una ley de cuotas, incorporó parte del aprendizaje vivido en otros lugares. «Efectivamente las primeras implementaciones en los distintos países de la región no han estado exentas de dificultades, pero en cualquier caso, tener un 40% de candidatas para nosotros es una valoración de éxito», sostiene.

La experiencia internacional llevó a diversas artimañas de los partidos para cumplir con la ley, aunque después se burlara. Lo más claro era incluir a mujeres «por cumplir» sin tener mayor apoyo a sus candidaturas. En los casos más graves, si alguna era electa se le obligaba luego a renunciar para ser reemplazada por sus suplente que, por supuesto, era hombres.

«Que nuestra legislación implique una sanción fuerte, porque si los partidos no cumplen no pueden inscribir su lista, indica que se recogen aprendizajes”, enfatiza Guerrero. «Honduras también tiene un alto porcentaje de mujeres en el parlamento y tiene que ver con las leyes que son más rígidas donde tiene que haber paridad en el nombramiento y también en las elecciones. Contrario a esto es el caso de Brasil, donde no pasa nada si es que no se cumple con la disposición», agrega.

Para la experta, hay también un conocimiento adquirido sobre la necesidad de medidas de financiamiento. «Yo creo que es el proceso que sigue en el caso de Chile», asegura, luego de experiencias como México o Costa Rica que debieron introducir medidas para garantizar apoyo económico para las candidatas e incluso de formación.

«La ley de cuotas se tiene que entender como parte de un paquete que va con otras cosas como, por ejemplo, la ley de partidos políticos y el cambio en los estatutos que mandata que estén integrados de manera paritaria. La experiencia internacional demuestra que cuando hay mujeres tomando decisiones dentro de los partidos, también implica cambio en la forma en que estos apoyan o no a la mujer en las campañas», recalca.

Poco financiamiento para candidatas mujeres

La nueva ley contempla incentivos económicos para los partidos que presenten candidatas que hayan sido efectivamente electas de 500 UF por cada una de ellas hasta las elecciones de 2029.

Pero el financiamiento para las mujeres está muy por debajo de sus pares hombres. «Hemos detectado que el financiamiento promedio que los partidos políticos han otorgado a sus candidatos no es equivalente. Las mujeres que postulan a la Cámara de Diputados reciben un 36% menos que un hombre y, en el Senado, es aún mayor esta brecha, donde una candidata femenina recibe un 64% menos de recursos de los partidos que un hombre», señala la especialista de Espacio Público.

«En este caso, el dato se refiere específicamente a los aportes de los partidos, no de otras fuentes como terceros. Y estas cifras indicarían que efectivamente no se está apostando por las candidatas mujeres de igual forma que los hombres, al menos financieramente», sostiene Jaraquemada. «Por lo que se ve del financiamiento, al parecer habría más un cumplimiento literal de la ley que de ‘espíritu’ ya que no se está apoyando de modo equivalente a mujeres y hombres con recursos económicos», agrega.

Las analistas concuerdan en que éste es el primer paso de un largo camino. «Esto es un cambio cultural que se da en un proceso de años, por lo que es esperable que este primer año cueste un poco más, ya que implica ceder espacios normalmente tomado por hombres, a mujeres y personas nuevas en la política o que llevan un tiempo ahí pero no en cargos o espacios de poder», afirma Jaraquemada.

«A través de la normativa tú vas generando cambio pero también hay otros procesos culturales que se tienen que ir dando», concuerda Guerrero, quien se muestra optimista con la participación femenina a futuro: «En nuestra sociedad no hay un sesgo, la gente está disponible para votar por hombres y mujeres. El problema parece estar más en los partidos políticos que no nombraban mujeres y no tanto en la sociedad en su conjunto».

«La evidencia que tenemos hasta ahora es que hombres y mujeres están dispuestos a votar por mujeres siempre y cuando éstas representen sus ideas, su ideología, y lo que pasaba hasta ahora es que no habían suficientes candidatas», agrega.

¿Qué se espera para el domingo?

«Es difícil saber dado que es primera vez que se aplica esta ley, pero debería tender a aumentar la representación femenina en el Congreso, al menos un par de puntos», plantea María Jaraquemada.

«El promedio de América Latina es de algo más un 25% de mujeres en el parlamento con leyes de cuotas de muchísimos años. Por supuesto que ése debería ser el estándar mínimo, por lo que aumentar el porcentaje en esta elección más sustantivamente que en las pasadas sería un éxito», sostiene Elizabeth Guerrero. Aunque aclara: «Se juega la ley de cuotas, el redistritaje, el aumento de candidatos, el cambio del sistema electoral, entonces son muchos cambios juntos para saber hoy día que es lo que va a suceder».

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