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Musical tan solo con mujeres en escena y en orquesta quiere abofetear Brasil

Musical tan solo con mujeres en escena y en orquesta quiere abofetear Brasil

Brasil vive una intensa guerra cultural en que exposiciones y obras de teatro son tildadas de ofensivas, inmorales y blasfemas por grupos ultraconservadores, que han conseguido vetar algunas.


Un musical que tan solo tiene mujeres en escena, con una orquesta exclusivamente femenina que interpreta canciones de famosas compositoras del mismo género y que aborda abiertamente el lesbianismo se propone abofetear a la que llama «sociedad retrógrada» que intenta dominar al Brasil de hoy.

Se trata de «L, o musical» (L, el musical), una obra que debutó este mes en un prestigioso centro cultural de Río de Janeiro, que estará en escena hasta el 17 de diciembre y que consiguió eludir la censura que en los últimos meses han impuesto grupos conservadores a representaciones artísticas que abordan temas polémicos en Brasil.

Además de llevar a escena historias de mujeres que aman a otras mujeres, la obra utiliza como fondo 22 canciones de diferentes intérpretes de la Música Popular Brasileña (MPB) que se han declarado abiertamente lesbianas o bisexuales, incluyendo algunas famosas como Ana Carolina, Zélia Duncan, Cássia Eller, Mart’nalia, Simone, Marina Lima, Sandra de Sá y Adriana Calcanhoto.

La obra es sobre una exitosa guionista de telenovelas (Elisa Lucinda) que celebra el éxito de su primer culebrón protagonizado por un triángulo amoroso formado por mujeres, y que se reencuentra con su antigua y nunca olvidada compañera sentimental (Ellen Oléria) para repasar su historia común en momentos en que ambas tienen otras amantes y otras perspectivas para sus vidas.

Tanto sus productores como sus protagonistas afirman que su intención es poner en discusión la discriminación que sufren las lesbianas tanto por su condición de mujerescomo de homosexuales y sacudir al país en momentos en que se registran retrocesos.

«Queremos darle una bofetada a esa sociedad retrógrada», aseguró a Efe la actriz Elisa Lucinda, protagonista del musical, en una referencia a las recientes iniciativas de grupos conservadores para vetar espectáculos que cuestionen cualquier precepto religioso.

Brasil vive una intensa guerra cultural en que exposiciones y obras de teatro son tildadas de ofensivas, inmorales y blasfemas por grupos ultraconservadores, que han conseguido vetar algunas.

Esta guerra comenzó en agosto cuando una exposición sobre la diversidad sexual en la historia del arte brasileño fue suspendida en la ciudad de Porto Alegre por presiones del Movimiento Brasil Libre (MBL), un grupo que nació en 2014 con las protestas contra la entonces presidenta socialista Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016 y sustituida por el conservador Michel Temer.

Los críticos dijeron que la muestra, con 270 obras de 85 artistas, era una blasfemia hacia símbolos religiosos y también impidieron que la exposición fuera exhibida en Río, cuyo alcalde, el obispo evangélico Marcelo Crivella, la vetó sin ningún tapujo.

Entre otras manifestaciones vetadas en las últimas semana figura la obra de teatro «El evangelio según Jesús, reina del cielo», en la que Jesús es representado por una travesti y fue impedida de ser escenificada en varias ciudades, y una exposición con una pintura en la que Cristo aparece con varios brazos como el dios hindú Shiva.

Los mismos grupos que defienden la censura fueron los que protagonizaron el pasado martes una protesta en Sao Paulo contra la filósofa estadounidense Judith Butler, uno de los máximos referentes en estudios de género y a la que casi impiden acudir a un simposio.

«Por eso montar ese musical ahora en Río tiene un significado enorme. Primero por su mensaje político de resistencia en un momento de retroceso cultural y de vuelta de la censura. Pero su significado es mucho más profundo por ser un musical interpretado sólo por mujeres, con una banda femenina y con dos actrices negras», dijo a Efe el diputado Jean Wyllys, invitado especial al estreno.

De acuerdo con el parlamentario socialista y que se ha convertido en el principal defensor de los derechos de los homosexuales en el Congreso, el musical no sólo excluye a los hombres sino que tiene como protagonistas a dos mujeres negras, «que sufren el prejuicio por partida doble en Brasil», una de las cuales es una lesbiana asumida, «lo que agrave aún más el prejuicio».

«Por eso su significado es más profundo que un mensaje político de resistencia. Es una bofetada en la cara de la sociedad retrógrada. Mejor que una bofetada, es una zapatazo en los retrógrados», afirmó Wyllys al recordar que las lesbianas son conocidas en Brasil como «zapatonas».

Según el director de la obra, Sergio Maggio, el musical tiene el mérito de dialogar con profundidad sobre un tema importante en un momento delicado en el que «fuerzas conservadoras amenazan la libertad de cada uno a amar a quien quiera».

«En el caso específico de la mujer lesbiana, se trata de alguien que sufre una doble opresión. El machismo, el sexismo y la homofobia son terribles en Brasil», asegura Maggio, quien recordó que Brasil es el país en que más se asesinan homosexuales en toda América.

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