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¿Por qué los adolescentes de ahora tienen menos sexo y beben menos alcohol que las generaciones anteriores? Y están menos preparados para trabajar

¿Por qué los adolescentes de ahora tienen menos sexo y beben menos alcohol que las generaciones anteriores?

Un estudio norteamericano reveló que los jóvenes que se han formado en la era digital tienen menos experiencia sexual y toman menos alcohol que otras generaciones. «Hablan menos cara cara, se tocan menos, toda la comunicación es a través de lo digital y en términos de tiempo, por el hecho de perder el contacto corporal de mirar al otro y ver sus gestos, tienen muchas menos herramientas que la generación anterior», explica el sicólogo Sergio Schilling.


Vivimos en un mundo hiperconectado y con exceso de información disponible de todos lados. Sin embargo,  aunque parezca que los jóvenes estén creciendo rápidamente, la realidad parece ser la contraria: los adolescentes de ahora avanzan más lento hacia la etapa adulta que las generaciones anteriores. Así lo sugiere por lo menos un análisis realizado por investigadores de la Universidad Estatal de San Diego que sostiene que los adolescentes de hoy en día son menos propensos a tener relaciones sexuales y beber alcohol que los de antaño.

El estudio, publicado en la revista Child Development, examinó los datos de siete encuestas nacionales realizadas entre 1976 y 2016, incluidas las publicadas por los Centros para el control y la prevención de enfermedades de Estados Unidos y los institutos nacionales de salud. En conjunto, se incluyó a más de ocho millones de jóvenes de 13 a 19 años de distintos orígenes raciales, económicos y regionales a quienes se les preguntó cómo pasaban su tiempo fuera del colegio.

Con respecto a la sexualidad, por ejemplo, en 1991 el 54% de los estudiantes de secundaria dijeron haber tenido relaciones sexuales al menos una vez; en 2015 la cifra era de hasta el 41%. Esta disminución fue consistente en todas las poblaciones, y no influenciado por la raza, el género o la ubicación. «He visto tantos artículos en los que los expertos dijeron que no sabían por qué la tasa de embarazos de adolescentes estaba bajando o opinando que los adolescentes se comportaban de una manera más virtuosa … o que eran perezosos porque menos trabajaban», señaló Jean Twenge, profesora de psicología y autora principal del estudio. «Nuestros resultados muestran que probablemente no es que los adolescentes de hoy sean más virtuosos o más perezosos, es sólo que tienen menos probabilidades de hacer cosas adultas». Y es que en términos de comportamientos adultos, los jóvenes de 18 años ahora parecen 15 años de edad del pasado. Y los de 25 que empiezan a trabajar, se comportan como los de 18 de antes.

Además, a principios de 2010 parecía que los estudiantes que estaban terminando el colegio salían mucho menos que los estudiantes de 8º grado en la década de 1990. Y además de la caída en el consumo de alcohol y la baja actividad sexual, los autores del estudio encontraron que desde el 2000, los adolescentes se han vuelto mucho menos interesados en conducir y trabajar los fines de semana para tener su propio dinero.

Twenge y su co-autor, Heejung Park, profesor asistente de psicología en Bryn Mawr College, descubrieron que el hecho de que los adolescentes están pegados a sus computadoras y sus smarthpones durante gran parte del día -6 horas en promedio- pueden haber cambiado sus patrones de conducta pues su socialización y descubrimiento ha sido digital a través de mensajes de texto, sexting y pornografía en línea (los adolescentes de hoy ven más pornografía que sus antecesores).

El sicólogo Sergio Schilling explica cómo estos análisis también reflejan la sociedad chilena, con un pequeño desfase. «Hay que primero entender las estrategias de socialización de los humanos. Como mamíferos, somos seres altamente sociales y hemos logrado progresar en este planeta gracias a que formamos vínculos, que se asocian con observar al otro, generamos un lenguaje y también somos capaces de entender ciertas pautas de proximidad de los otros. Esas cosas se han ido perdiendo con el tiempo, particularmente en la era digital», sostiene. Y continúa: «Actualmente los jóvenes socializan pero han perdido gran parte de las esferas de la comunicación que son inherentes al ser humano y que se asocian con las conductas no verbales. Y en la medida que tienen menos habilidades de socialización por qué han invertido menos tiempo en ellas, por supuesto tienen más dificultades para socializar en todo contexto, uno de ellos es la sexualidad».

«Como estos jóvenes socializan de una manera que no es tradicional para el organismo humano y para nuestras pautas milenarias de comportamiento podría suceder que ellos tengan una especie de dificultad de establecer vínculos sexuales por el hecho de que hablan menos cara cara, se tocan menos, toda la comunicación es a través de lo digital y en términos de tiempo, por el hecho de perder el contacto corporal de mirar al otro y ver sus gestos, tienen muchas menos herramientas que la generación anterior», enfatiza.

El análisis también determinó que los adolescentes eran más propensos a participar en actividades para adultos si provenían de familias más grandes o de aquellos con ingresos más bajos. Pero como ahora las familias tienen menos hijos y hay un porcentaje significativo de la población de los Estados Unidos que en promedio tiene más dinero que las generaciones anteriores y viven más tiempo, las personas están esperando más tiempo para casarse y tener hijos, lo que les enseña que tener carrera lo antes posible no es tan urgente porque hay mucho tiempo para eso más tarde.

«El tema de que esta generación es llamada Boomerang o Peter Pan, donde los hitos de pasaje de ellos son tres o cuatro años más tarde que las generaciones anteriores en términos estadísticos. ¿Por qué? Una de esas razones es porque tienen padres que son sumamente controladores y sobrepreocupado del destino de ellos», explica Schilling sobre los padres que nacieron en la generación Babyboomer, post Segunda Guerra Mundial, y que en Chile se da un punto de corte más o menos en los 70. «Son papás que tuvieron éxito en el trabajo, que son super controladores y super trabajólicos, y que tuvieron una idea de tener hijos que tuvieran éxito y cuyo éxito está basado en entregarles cosas y educación además de preocuparse de sus cuidados básicos Y la consecuencia es que esta generación se demora más porque tienen papás que siempre están detrás de ellos tratando de apoyarlos, inclusive cuando ya son más viejos».

Otro tema importante que han visto los investigadores es cómo los jóvenes que terminan el colegio y que incluso hayan avanzado en estudios llegan a su primer trabajo y no saben tomar decisiones ni funcionar con autonomía ni asumir riesgos y responsabilidades, porque no tuvo experiencias previas que le enseñaran.

Jean Twenge ya lo había planteado en su libro «iGen: por qué los chicos superconectados están creciendo menos rebeldes, más tolerantes, menos felices y completamente no preparados para la adultez», que adelantó parte de los resultados de este estudio. La autora llamó Generación Smartphone a los nacidos después de 1995, ya que han pasado toda su adolescencia con un celular en la mano.

Para Twenge, esto «les ha permitido crear un entorno seguro que los hace no involucrarse en situaciones en las que habitualmente participan los adultos. El lado negativo de eso, es que ingresan a la universidad y al mundo laboral con menos experiencia, son menos independientes y les cuesta tomar decisiones», según dijo a BBC. «Al tener una infancia más protegida, van creciendo más lento. Y no les gusta hacer cosas que no sientan muy seguras. Lo que hacen es posponer los placeres y las responsabilidades. Esto no es algo ni bueno, ni malo», agrega. Eso sí, asegura que son más realistas y están dispuesto a trabajar más duro que los millennials.

Schilling explica a su vez que se entiende que estos estudios que son de Estados Unidos, pero pueden aplicarse a Chile, son equivalente al ser países donde ha ido aumentando el acceso a la educación en cada generación. «Por lo tanto los papás los motivaron a estudiar pero los jóvenes ahora tienen mucho menos acceso al trabajo estable. Entonces esas personas se están retrasando también porque no existen los hitos para que ellos maduren como adulto como lo hacía la generación anterior, por ende no se casan o no tienen hijos en un contexto internacional donde las personas jóvenes que están ahora surgiendo en el mundo en laboral no tienen las condiciones que tenía la generaciones anteriores», enfatiza.

«Esta generación entonces se atreve menos, es más cobarde y corre menos riesgos porque busca un trabajo que les guste y no uno que lo logre posicionar, porque la generación anterior ya se posesionó socialmente», agrega. Sin embargo la competencia es alta, ya que ahora hay que enfrentarse a muchos jóvenes con preparación e incluso con años de posgrado para conseguir un trabajo.

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