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«No me digas que soy linda, dime inteligente»: los consejos de la escritora Jayneen Sanders para formar a las nuevas mujeres El lenguaje construye realidad

«No me digas que soy linda, dime inteligente»: los consejos de la escritora Jayneen Sanders para formar a las nuevas mujeres

La escritora infantil explicó como a las niñas se les inculca desde pequeña que lo más importante es ser linda, por sobre otras cualidades.


Las mujeres estamos expuestas a que constantemente se hable de nuestro físico y es por eso que vivimos, de cierta forma, esclavizadas por mantener una buena imagen a punta de dietas y mucho vestuario.

Es por eso que la escritora infantil Jayneen Sanders publicó una columna en Huffington Post titulada «No me digas que soy linda, dime inteligente», donde explicaba cómo a través de las palabras que se les dice a una niña se les inculca desde pequeña ciertos estereotipos y roles, donde lo que importa son cualidades superficiales como la belleza o su vestuario, más que las virtudes o características que tienen como personas.

El texto completo a continuación:

«‘No me digas que soy linda, dime inteligente… y graciosa, imaginativa, amable, cariñosa, extravertida, única, fuerte, tenaz y astuta. Soy mucho más que simple belleza’.

Cuando a los familiares y amigos les presentan una niña pequeña, es muy frecuente que inicien la conversación con algo como: ‘¡Hola! ¡Qué linda estás! Qué vestido más bonito’.

No te preocupes, todos hemos pecado alguna vez con eso, pero ten en cuenta que al centrarte solo en la apariencia de una niña pequeña, le estás inculcando que eso es lo que más valora la sociedad en las personas.

Es importante abstenerse de elogiar las características físicas por encima de las numerosas cualidades que toda niña tiene. Una niña necesita saber (todo el mundo, en realidad) que es mucho más que un cuerpo. Así que, para todos aquellos familiares y amigos que se sientan un poco perdidos y no sepan qué decirle a una niña pequeña, tenéis a continuación unas cuantas conversaciones como ejemplo:

— «¡Hola! Encantado/a de conocerte. ¿Qué has hecho hoy? ¿Jugar con Legos? ¡Qué divertido! Debes de ser muy buena construyendo cosas. ¿Me enseñas?».

— «¿Qué juegos te gustan? ¿Cuál es tu favorito? ¿Por qué?».

— «¿Qué libros te gusta leer? ¿Por qué esos? ¿Me puedes leer un poco? ¡Hala! ¡Qué bien lees!».

— «¡Qué fuerte eres! ¿Echamos un gallito?».

— «Me encantan tus dibujos. Te salen muy bien. ¿Puedes hablarme de ellos?».

— «Me haces reír con tus caras graciosas. ¡Qué divertido! ¡Vamos a poner más caras!».

— «¿Quieres jugar fútbol? ¡Gran atajada! Eres buena en los deportes. ¿A qué más te gusta jugar?».

— «¿Cuál es tu asignatura favorita? ¿Matemáticas? ¡Genial, ayúdame a sumar! ¡Wow! ¡Qué rápida eres! Eres muy inteligente».

— «¿Cómo se llaman tus amigos de la guardería? ¿A qué juegan? Seguro que eres muy buena amiga. Pareces muy amable con los demás».

— «¿Me enseñas tus libros? ¡Mira, un libro de dinosaurios! A mi también me gustan un montón los dinosaurios. ¿Cuánto sabes sobre los dinosaurios? ¡Qué lista, cuánto sabes!».

Y la lista sigue y sigue. Claro que no pasa nada por decirle a una niña que es guapa, pero siempre teniendo en cuenta que solo es UNA de sus muchas virtudes. Una niña, y por añadidura, una mujer, es mucho más que simple belleza».

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