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Érika Silva ex jefa de gabinete de Sebastián Dávalos: «No me mandó nunca más un email» Testimonio

Érika Silva ex jefa de gabinete de Sebastián Dávalos: «No me mandó nunca más un email»

Ella hace dos años salió a dar la cara y a defender al hijo de la Presidenta Michelle Bachelet, fue tratada de loca, «lo que la prensa dice, de que soy loca, es verdad. Nunca lo he desmentido: hay mejores y peores formas de ser loca, pero esta es la mía». Hoy dejó atrás toda esa etapa, y en entrevista con revista Sábado habla de todo el proceso y la relación que tuvo con el ex director sociocultural de la Moneda.


Érika Silva tras dos años de la bullada salida de Sebastián Dávalos tras el caso Caval decidió hablar y lo hizo para la Revista Sábado de El Mercurio. Fue el 12 de mayo de 2015 cuando la ex jefa de gabinete del hijo de la Presidenta presentó su renuncia a La Moneda en la entrevista relata los inicios de su relación con el esposo de Natalia Compagnon y su mediática defensa que le valió imitaciones de Yerko Puchento y ser incluida en la rutina de Natalia Valdebenito.

La ex jefa de gabinete de Dávalos es educadora de párvulos y conoció a Sebastián Dávalos Bachelet en un magíster en Gobierno y Gerencia Pública de la Universidad de Chile, el primer día de clases.  «Soy una persona decorosa, nunca le dije ‘oye, tú eres el hijo de Bachelet’.

«Las lágrimas se me iban hacia adentro, estaba emocionada. Yo sabía toda su vida, porque cuando uno es bacheletista se lee todos los libros. Lo que la prensa dice, de que soy loca, es verdad. Nunca lo he desmentido: hay mejores y peores formas de ser loca, pero esta es la mía», confiesa Silva en entrevista con Sábado.

El 12 de mayo de 2015, cuando se fue de La Moneda un mes después de la salida de Dávalos, dio una improvisada conferencia de prensa, donde se le vio nerviosa. Después, el personaje interpretado por Daniel Alcaíno, Yerko Puchento, se puso una máscara con su cara en Vértigo, y Natalia Valdebenito la mencionó en su rutina en Viña del Mar. Ahora, dice, las relaciones con el hijo de la Presidenta están cortadas. «Dávalos es un hombre difícil de ayudar, uno nunca sabe realmente lo que está sintiendo. Echo de menos a mi amigo, pero no podía seguir pegada con el tema», dice.

Érika señaló que su relación con el ex director socio cultural de la Moneda no continuó. “Hablabamos regularmente. Le preguntaba cómo iba el juicio, cómo avanzaba, cómo estaba la Natalia, los niños, él. Pero hace tres meses dejamos de hablar. Sabía que con la conversación sobre los costos que he pagado por lo que pasó con Caval no me iba a hablar más. Le dije lo que pensaba por Gtalk y nunca más me contestó. No me mandó nunca más un e-mail”.

Según la ex jefa de gabinete, con Dávalos hay dos opciones: o no va a contar todo lo que sabe sobre el tema, o lo hará en diez años más, «cuando ya no importe».

Su manera de sobreponerse a la crisis ha sido con una aguja e hilo. Hoy es directora de «Memorarte», un colectivo de mujeres que hacen arpillería con mensajes sociales. Además realizan clases y talleres, y fueron invitadas al London School Economics and Political Science a exponer. «Una imagen me caga la vida, pero una imagen, la de una arpillera, me la puede recuperar. El camino por el que pierdes algo, es el mismo donde lo puedes recuperar», añadió.

Además,  relató que «no me arrepiento (de haber defendido a Dávalos), porque no hubiera llegado a las cosas bellas que he logrado si no fuera por el tortuoso camino en La Moneda. Ha sido una lección de humanidad tan grande, como una cicatriz en el cerebro”.

Silva recibió críticas fuertes por su apoyo al hijo de la Presidenta en plena polémica, “me acuerdo que entre que Sebastián se fue y me mantuve en La Moneda, me subía a la micro y me decían: ‘Ahí va la puta de Dávalos, esa hue… es ladrona, esa es la Natalia Compagnon’. Y es terrible porque él es mi amigo”. Y confesó que “él sabía que iba a salir el reportaje, pero si yo hubiera sabido lo que significaba, ni cag… me voy (de vacaciones)”. “Me imagino que pensaba que no era tan grave. Dávalos pensó que era normal algo que no lo era. Era tan absurdo saber eso y exponerse a ser director sociocultural. Me imagino que no se dio cuenta” intentó explicar.

 

 

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