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Horroroso: ¿Por qué una madre vende la virginidad de su hija de 12 años? Difícil de creer

Horroroso: ¿Por qué una madre vende la virginidad de su hija de 12 años?

La PDI detuvo a una mujer por vender la virginidad de su hija de 12 años y obligarla a prostituirse desde el 2015. Otra hermana dijo que había vivido la misma situación. Insólitamente, la mujer había postulado al concurso de Leonardo Farkas que buscaba las «Súper Madres de Chile». La sicóloga Johanna Narr explica cómo una madre llega a hacer eso con sus hijas.


Impacto causó en estos días la detención de Wanda Romero Eissmann (36), acusada de vender la virginidad de su hija en 1 millón 500 mil pesos y de seguir prostituyéndola desde 2015. La víctima actualmente tiene 14 años, pero fue obligada a tener relaciones sexuales con un hombre cuando solo tenía 12 años.

La Brigada de Delitos Sexuales y Menores (Brisexme) de la PDI también detuvo a Luis Salinas Ramírez (45), el hombre que pagó por la virginidad de la menor y que seguía pagando entre 150 y 200 mil pesos a la madre para mantener encuentros sexuales con la niña todos los meses en un departamento del centro de Santiago.

El comisario de la Brisexme, Roberto González, confirmó que el hombre «mantuvo relaciones sexuales con la menor, consentidas por la madre» y que “con el tiempo esto se hizo costumbre”.

Los detenidos fueron formalizados por los delitos de facilitación a la prostitución infantil, obtención de servicios sexuales de menor y violación.

Sin embargo, la subprefecto Claudia Domínguez, de la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI, explicó que Romero ejercía el comercio sexual y lo que es peor, que también fue denunciada por otra de sus hijas porque años antes también le vendió su virginidad al otro imputado.

“La niña afectada no lo encontraba malo, porque una niña de esa edad que le das dinero y si se lo está dando la mamá. Es un ambiente de normalidad para ella. Ambas (hijas) están sociabilizadas en un ambiente en que se genera el comercio sexual. Ahora, una niña de 13 años no es capaz de discernir si es bueno o es malo. Hacer esto a cambio de dinero es algo que ellos lo asocian como normal. De hecho la menor afectada reveló que su madre le daba mesadas”, señaló la subprefecto a Emol.

De acuerdo a los antecedentes del caso, las agresiones sexuales de ambas menores ocurrían en presencia de la madre, quien posteriormente recibía el pago.

Otro antecedente particular de este caso es que Wanda Romero participó hace tres meses en el concurso “Súper Madres de Chile” que realizó Leonardo Farkas, donde contaba lo difícil de su situación tras quedar viuda con cinco hijos.

“Mi nombre es Wanda, tengo 36 años. (…) Yo no soy muy adepta a andar conversando sobre lo que me pasa, pero mi hijita de 14 años me ha insistido tanto, me ha pedido que muestre sobre mi trabajo, que muestre lo que yo hago…”, explica en un video publicado en Facebook.

“Yo enviudé hace tres años, perdí a mi marido a causa de un infarto, estaba embarazada (…) y tuve gemelitos. Tengo tres niñitas más, o sea, son cinco hijos, y ha sido difícil sacar adelante a mi familia, no es fácil para una mujer que queda sola de la noche a la mañana (…) Pasamos hambre con mis hijos, sufrimos mucho”, relata.

“Señor Farkas, sería muy lindo ganar el premio que usted ofreció para súper madres, porque yo he tenido que luchar contra quedarme sola, criando a mis cinco hijos sola, pero me siento orgullosa, porque he logrado sacar a mi familia adelante sola”, precisó.

Madre cuestionada

La sicóloga Johanna Narr, especialista en familia y abuso sexual, explica que «lamentablemente hay muchas mujeres así. Es la forma en que habla el daño no reparado. Cuando no han sanado experiencias de trauma no han desarrollado empatía. Ven al hijo como prolongación de sí mismas. Y ellas mismas no se quieren, menos a esa ‘parte’ que molesta o requiere tanto trabajo».

La especialista cuenta que este tipo de madre «si le pueden sacar provecho (a sus hijos) lo hacen, tienen un bloqueo emocional. No son capaces de ver al otro, básicamente no saben amar». «Vi muchas mamás que sabiendo que el esposo (padre de la niña) abusaba de ella o preferían no verlo o decían que ella lo provocaba», agrega.

La sicóloga señala que en nuestra sociedad «valoramos la verticalidad y de que hay alguien más valioso que otro en todas las relaciones y de la desigualdades. Claramente los niños son como una prolongación de uno y el niño se dio en esta sociedad como que era algo que había que mantener lo más adulto posible o que había que hacerlo lo más adulto posible, que molestara poco, que hablara poco, que jugara poco, sin nunca ponerse en el lado del niño».

De esta forma, Narr cree que son mujeres que no han superado el daño que han vivido en su infancia donde no aprendieron empatía «entonces después ella mismas tienen su propia guagua, se siente tan bien que no tiene por qué hacer algo porque lo superaron supuestamente pero no. Hay muchas mujeres que son víctimas de violencia pero a su vez son victimaria hacia sus hijos porque es la única forma de relación que conocen, es la única forma de resolver conflictos que conocen y en el fondo no encuentran que está malo porque su nivel de contacto emocional es mínimo entonces no son capaces de ver al otro y le echan la culpa al otro».

«La forma de relacionarse de ellas en términos concretos es de víctima, y eso es lo que yo trato de hacer la consulta: que la gente en vez de seguir en la posición de víctima de decir ‘soy lo peor del mundo y que me vengan todos los castigos porque ya no me merezco nada ni el amor de nadie’ y después vuelven hacer lo mismo y vuelven a dañar, que pueden pasar de la culpa a la responsabilidad, que puedan repararlo, pedir disculpa o cambiar de aquí en adelante, cambiar el estilo de relación y hacerse responsable de sus actos, pero eso es algo que este tipo de personas no tiene», explica.

«En el fondo son personas que sufren pero no se conectan con ese sufrimiento porque han aprendido no conectarse con las emociones. El tema es que ya son adultos y empiezan a dañar al resto de los que están alrededor de ellos entonces tienen que hacerse cargo de esta situación para salir de ese círculo», finaliza.

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