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Guionistas tras el fenómeno de Amanda: “Ni Una Menos era un tema que teníamos que tocar” Género

Guionistas tras el fenómeno de Amanda: “Ni Una Menos era un tema que teníamos que tocar”

Alejandra Valle
Por : Alejandra Valle Periodista, porteña. Conductora de televisión, editora de revistas, con un largo currículum en diversas plataformas de información. Directora en www.elmostrador.cl/braga @siliconvalle
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Amanda pasará a la historia como la teleserie más vista a las 15 horas. Ayer su capítulo final promedió más de 30 puntos. Conversamos con dos de los escritores detrás del melodrama sobre audiencias, feminismo, violencia de género y sobre todo impunidad, temáticas de actualidad que atravesaron la historia de esta mujer violada en su adolescencia, que vuelve para hacer justicia.


Luis Ponce y Daniela Lillo eran parte de un equipo de guionistas conformado también por María Luisa Hurtado y Felipe Montero. Ellos cuatro fueron los cerebros detrás de Amanda, esta historia que cautivó a la audiencia, consiguiendo números históricos en el horario de las 15 horas en nuestro país. Su capítulo final ayer tuvo un peak de 33 puntos y promedió desde su inicio, en noviembre del año pasado, 19,8 de promedio.

“Por qué llegó tan profundo es un misterio para mí”, comenta Ponce mientras se baja de un avión. “Al comienzo era tener un personaje femenino de melodrama medio atípico. Ella era de una manera una antiheroína que hacía avanzar la historia. Yo creo que eso agarró de la historia en principio. Tuvimos la suerte que los actores se apoderaron de los personajes, es una alquimia entre los guionistas, la historia misma y una labor con los actores y el director. Cada vez que hay algo que tiene un éxito en el público es una serie de factores que se unen, no sólo la historia”, agrega.

Lillo, por su parte, cree que el éxito tiene que ver con “que la gente, las personas, mujeres, hombres, jóvenes, que fueron lo que vieron la teleserie, están ávidos de ver ficción nacional. Cuando aparece un buen producto, la gente lo valora. Y a pesar de que la producción no tenía los recursos de las 8 o las 10, logró cautivar a la gente superando las trabas de presupuesto. La gente está dispuesta a ver ficción nacional, con guiones nacionales que identifican a la gente y actores nacionales. Guiones nacionales porque a pesar de que ha habido harta fidelidad con las teleseries turcas, es el momento de que la tv apueste por productos riesgosos porque tocan temas fuertes, pero que la gente está ávida de ver, de mirar, de correr el velo y ver ese país en el que vivimos sin duda”.

¿Será que la gente quiere ver melodramas a la hora de almuerzo? “El género del melodrama en cualquier horario puede funcionar. No tiene por qué ser esa idea clásica de la heroína sufrida, el villano con bigotillo y el príncipe indiferente. Es básicamente un género donde las pasiones están exacerbadas y si eso está hecho con un enfoque moderno, actualizado, asumiendo que el público se adelanta a todas las historias, el melodrama podría funcionar a cualquier horario”, explica Luis Ponce, el hombre que también estuvo tras Eres Mi Tesoro, la primera diurna de la señal de Mega.

“Un melodrama funciona en todos los horarios”, concuerda Lillo, quien también participó de otro fenómeno, Soltera Otra Vez. Y agrega: “Tal vez a las 8 funciona más la comedia porque están los niños y es más familiar. Pero el melodrama funciona en todo horario. Y sobre todo funciona un personaje como Amanda que es víctima, que tiene un objetivo claro y que busca venganza frente a un sufrimiento gigante por el que la hicieron pasar los hermanos Santa Cruz, por la violencia más grande que pude vivir una mujer que es una violación. Pienso que en ese sentido, las mujeres solidarizamos mucho porque siempre existe el temor. Las mujeres hemos sido territorio de conquista toda la vida, en las guerras, desde el principio de los tiempos las mujeres hemos sido violadas y durante siglos hemos llevado a cabo una lucha por nuestros derechos. Hasta hace 50 años ni siquiera podíamos votar. Creemos que habría funcionado en cualquier horario y que lo importante era generar esa identificación, esa empatía con un personaje que busca justicia”.

Ese es justamente el gran tema de Amanda. Y quizás también uno de los factores que la hicieron cercana al público: la impunidad. “Amanda toca temas contingentes, la violencia, pero sobre todo la impunidad. Desde el principio temíamos ese gran tema, porque vivimos en un país donde los poderosos viven en la impunidad. Hay asesinos viviendo en libertad. Además hemos sabido que muchos torturadores y asesinos tienen grandes jubilaciones que pagamos todos. Entonces, los malos en esta historias eran ‘católicos’, usaban a Dios como un pretexto, se cuidaban entre sí como una verdadera mafia, argumentando que todo lo que habían hecho era por el bien de la familia, justificando los horrores, crímenes, las torturas (porque Amanda fue torturada) y eso tiene mucha actualidad en un país como el nuestro que vivimos en la impunidad. Finalmente Amanda también tocó temas políticos. Eso le dio complejidad a la trama y siempre vimos en las redes sociales reacciones a esos temas, al secuestro, a la tortura, a la violación, a la impunidad. Esas son las claves por las que funcionó. En el fondo de la historia, siempre estuvo Chile en nuestra mirada”, reflexiona Daniela.
“Los mensajes o los temas de alguna manera trascienden a la historia o superan la intención que uno tiene. Yo te diría que la intención siempre ha sido contar la historia de una mujer víctima de un acto delictual vandálico horrible, como una violación, y que sus circunstancias y sobre todo el sistema no le dan la reparación y la justicia y entonces ella tienen que buscarla por sus propias manos o por su propio actuar. Entonces uno de los temas es la impunidad. Ese es el origen de la historia. Pero en el proceso mismo todo va mutando, se transforma”, analiza Luis.

¿Y cómo se transforma? “Se transforma en cómo esta búsqueda de justicia le va deparar son sorpresas, como encontrar a su hija en el mismo proceso. Pero como mensaje final creo que es una celebración de la condición femenina, una canción de amor a todas las mujeres, una celebración de la fuerza de las mujeres en general y claro finalmente esto termina en tragedia, pero ella no entrega su vida en vano, salva su hija. Todas las personas terminan mejor de lo que estaban gracias a ella”, explica el jefe de guionistas que sigue ligado a Mega.

Lillo, en cambio, emigró a Chilevisión. Pero se nota que está orgullosa del producto que ayudó a desarrollar con tanto éxito. “Quisimos dar un mensaje potente, porque mientras estábamos escribiendo ocurrieron hechos, femicidios y ataques horribles como el de Nabila Rifo. Y pensamos que Ni Una Menos era un tema que teníamos que tocar. Teníamos una protagonista que sufrió toda la teleserie. Entonces ella tenía que dar un mensaje al final, ese mensaje heroico. Porque ella dejó esos videos y si alguien los veía era porque ella no iba a estar. Entonces quiso dejar al final ese mensaje de que todas las mujeres merecemos ser cuidadas, respetadas, amadas. Estuvo pensado desde el momento en que se decide hacer esta historia en que la protagonista vive una violación tan joven y siendo una niña le arrebatan su inocencia y después no es capaz de hacerse cargo de esa guagua y la abandona. Después de vivir en una caleta en el río Mapocho. Son temas que tienen mucha actualidad e igual las mujeres tenemos ese temor. Frente a eso nosotros tomamos esa decisión como guionistas, que íbamos a observar y a retratar ese temor, ese espanto que tenemos las mujeres”, comenta con pasión.

“El feminismo es un tema al igual que el machismo”, puntualiza Ponce. “Por suerte todo el equipo tuvo el cuidado de no caer en ningún tipo de historia donde el panfleto de la ideología tiñe el drama mismo porque sin duda que el público asimila más las cosas desde la emoción que desde el discurso. Teníamos un personaje que encarnaba un feminismo más joven, pero a ella misma la hacíamos caer en contradicciones de repente. Y por supuesto teníamos un grupo de seres que encarnaban el machismo más rancio, partiendo por Catalina y sus hijos. Catalina también es víctima de una formación que se transmite de generación en generación”, relata.

– ¿Nunca les dio miedo que la historia partiera de algo tan fuerte como una violación colectiva?

– Efectivamente es un tema fuerte. Entonces nosotros tratamos de mostrarlo de la forma menos explícita posible desde el guión, el lenguaje, de los diálogos y la puesta en escena el director, fue súper cuidadosa.

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