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Preocupantes cifras de un Chile triste ¿Por qué las mujeres son más depresivas que los hombres? Bella y Sana

Preocupantes cifras de un Chile triste ¿Por qué las mujeres son más depresivas que los hombres?

Ingrid Garces
Por : Ingrid Garces Periodista, penquista, ex Sub gerente de contenidos de La Red, experta en marketing digital. Directora en www.elmostrador.cl/braga En Instagram @ingridgarces En Twitter @ingrid_garces
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Factores sociales y hormonales afectan más a la mujer, entre otras cosas


Vivimos en un país depresivo. Así lo definió el informe Depresión y otros Desórdenes Mentales Comunes realizado por la OMS que señala que en Chile 844.253 personas mayores de 15 años tienen depresión, es decir, el 5% de la población. Peor aún, según el informe, otras 1.100.584 además tienen ansiedad, correspondiente al 6,5% de la población. Según el mismo estudio la prevalencia de síntomas por temas de género, no necesariamente diagnosticada, muestra una clara brecha. Los hombres presentan sólo un 8,5 %  de la enfermedad y las mujeres, claramente mayoría, son un 25,7% de la población con problemas de salud mental en Chile. A nivel mundial también llevamos la penosa delantera, los hombres representan un 3,8% y las mujeres 5,1%

Y las cifras alarmantes suman y siguen, según la Encuesta Nacional de Salud de 2010, las enfermedades mentales atacan sobre todo a las mujeres y a los sectores más desvalidos. Un 25,7% de las encuestadas dijo haber tenido síntomas depresivos en los últimos 12 meses. En hombres, la cifra llegó solo al 8,5%. Los pobres también son más tristes que los ricos. Según el mismo estudio, un 20,8% de la población con menos de ocho años de estudios ha tenido síntomas depresivos. En los de más de 12 años de educación, la cantidad cae a la mitad (11,8%).

Los números dejan a nuestro país como el cuarto de América Latina con mayor prevalencia de estas enfermedades, depresión y ansiedad, pero ¿por qué son las mujeres las que más sufren de esta triste enfermedad?

La psicóloga experta en temas de mujer, Alexandra Vidal señala que “una de cada cinco mujeres la sufren  a diferencia de los hombres que sólo uno de cada 10 son afectados. Somos más vulnerables por estructura moral, genética, y por temas hormonales”. Además, ahonda en otras causales: “Una mujer que en la infancia sufrió abuso, disfuncionalidad en su hogar o socialmente con sus pares tiene mayor probabilidad de sufrir depresión en su adolescencia y si no es bien tratada va generar cuadros de esta enfermedad de forma recurrente”.

Las hormonas ¿Las culpables de cómo nos sentimos?

La mujer por naturaleza es más sensible que el hombre y por lo tanto, mucho más depresivas y eso se debe a nuestro funcionamiento hormonal. Está comprobado que la hormona llamada estrógeno es causa de alteraciones emocionales y orgánicas en todas nosotras, se manifiesta en su forma de ser y de sentir, es decir; las mujeres, mostramos una conducta sostenida en cómo nos sentimos, principalmente en los días fértiles (días de ovulación), que si nos ponemos a observar, encontraremos que son los días en que nos ponemos más sensibles. Algunas mujeres en éste período, muestran enorme irritabilidad, otras muchas sensibilidad, otras van de la agresividad al llanto, es una tremenda descompensación de emociones. Obvio que influye muchísimo la personalidad y el carácter de cada naturaleza femenina: el temperamento y formación principalmente. Es por éste motivo, que a alguna mujeres les afecta mucho más que a otras e incluso en algunas pasa desapercibido éste período de revolución hormonal.

El embarazo es una de las etapas que pueden provocar bloques depresivos intensos en la mujer debido a las fluctuaciones hormonales sobre todo post parto.

La sociedad también es responsable

La causal puede ser en parte social o cultural (las mujeres presentan mayor facilidad para expresar emociones negativas).  De acuerdo con diversas investigaciones realizadas, se observa que ya desde la gestación se va estableciendo la diferencia biológica entre los sexos. Alexandra Vidal dice que “mujeres con autoestima baja generalmente tienen relaciones tóxicas con hombre maltratadores y entran en círculos viciosos que propician cuadros depresivos severos”.

Y es que la sobre exigencia de la mujer actual en pro de ser perfecta en todas las áreas, “ser buenas madres, ocupadas de la crianza sin apoyo de sus parejas, rendir en sus trabajos, sobre exigirse  en sus relaciones amorosas, presión laboral y múltiples funciones domesticas generan desgaste con un final depresivo. A eso se le suma las mujeres que han enfocado su vida a la crianza de sus hijos y que luego sufren del nido vacío cuando estos crecen y dejan el hogar” explica Vidal.

Otro de los factores que pueden provocar depresión en las mujeres es la falta de educación, lo que les genera aislamiento, falta de recursos para desenvolverse en la vida, y nula independencia económica.

¿Qué podemos hacer y cuáles son los efectos en nuestro país?

Tristemente la principal causa de las bajas laborales es justamente los trastornos mentales. Cuando se mide la cantidad de años de vida perdidos a causa de enfermedades, un 23,2% corresponde a alteraciones neurosiquiátricas.

El problema ha llegado a tales niveles en Chile que la OMS ha recomendado una Ley de Salud Mental con el objetivo que esas enfermedades no sólo se puedan tratar sino que también se puedan prevenir y los pacientes se puedan reinsertar en la sociedad. Sin embargo, la inversión pública según un reportaje de El País, no está a la altura de los desafíos. “Del total del presupuesto del Ministerio de Salud, poco más del 2% se destina a enfermedades mentales. En EE UU esta cifra llega a un 6% y en Uruguay, a un 8%. Chile debería llegar al menos a un 5%”.

“La OMS pide Ley de Salud mental para Chile, el país con más depresiones de América Latina. Un clamor de todas las fundaciones que trabajamos en pobreza”, escribió en Twitter el sacerdote jesuita Pablo Walker, capellán del Hogar de Cristo. A cargo de unos 500 programas destinados a los sectores más vulnerables de la sociedad, indica que la creación de una ley “es un asunto de vida o muerte”. “En este país existen 92.000 personas pobres con discapacidad mental, psíquica o intelectual”.

El sacerdote relató el caso de José Manuel Guzmán, un chileno muy humilde que falleció hace un par de años en la sala de pacientes terminales del Hogar de Cristo. Sufría de esquizofrenia y sin medicamentos su existencia era un espanto. Tan grave era la situación que le apodaban Tragedia.

Y es que la estrategia debería ser como dice el dicho “más vale prevenir que curar”. De acuerdo con un estudio de la OMS publicado a mediados de abril del 2016, “cada dólar invertido en la ampliación del tratamiento de la depresión y la ansiedad rinde cuatro dólares en mejora de la salud y la capacidad de trabajo”.

En 1993 la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó uno de los pocos estudios comparativos disponibles, por el que todavía se rigen los investigadores locales. Al analizar a los pacientes de atención primaria en 14 ciudades de distintos continentes, encontró en Santiago de Chile la mayor prevalencia de depresión: un 29,5%. La más baja entre las urbes analizadas se halló en Nagasaki, Japón, donde la cifra llegó a un 2,6%.

Por su parte, la Superintendencia de Salud reveló que en 2014, el 20% de licencias presentas se debió a causa de enfermedades mentales.

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