Crítica gastronómica
Para muchos, Juan y Medio es una parada indiscutida en la carretera 5 sur. Su espacio es amplio y su decoración –que no es lo de ellos- esta ambientada en un estilo campestre y familiar. La atención está a cargo por parte de varias señoritas, con uniforme rojo y el pelo tomado a la perfección, por la ayuda de un tomate. Pese al gran tamaño del salón, la atención es rápida, una cualidad indispensable en un restaurante de carretera.
Cantidad no es calidad, y aunque cercanos están de ofrecer perfectas preparaciones en formatos XL, tienen que afinar ciertos detalles.
¿Qué probamos?
Plateada de vacuno ($14.375) a lo pobre, con dos huevos de campo, cebolla sudada con dedicación y papas fritas perfectamente doradas. La carne por su parte –la vedette del plato- estaba con una blanda consistencia,producto de su larga cocción en la olla, correcta de sabor pero no lo suficientemente limpia. Pues a ratos, la textura se tornaba chiclosa y molesta. Punto bajo.
El Pastel de choclo ($6.950) abundaba en la paila de greda, y en conjunto con la ensalada de tomates ($2.700) de la zona, formaban la collera perfecta. Simples preparaciones con nobles productos de temporada y con un resultado impecable.
Ahora, ¿por qué la gente sigue catalogando este restaurante como una picada?
La abundancia en sus platos es mérito de sus altos precios, y a diferencia de las picadas, acá uno no es atendido por sus dueños, donde hay una atención cercana. El espacio no es sencillo, tampoco bonito o novedoso. Solo se comen grandes porciones –bien preparadas- a precios aceptables. No cumple con el bueno, bonito y barato, siendo este último el más valorable por su escasez.
Juan y Medio hace mucho tiempo pasó de ser una picada. Venden bebidas de 1,5 lts. A la mesa y se agradecen sus enormes porciones pero, es solo un buen dato.
Longitud Sur, Km 109. Cruce Rosario
Servicio: Bueno (80%)
Comida: Bueno (80%)
Ambiente: Regular (62%)
Precio: De los $ 13.000 a $ 18.000 p/p
