Salud
Alto consumo de carnes rojas, dieta rica en grasas y baja en fibra, hábitos como la obesidad, ingesta de alcohol y falta de ejercicios favorecen la generación de este tipo de cáncer. El llamado de los especialistas es a tomar conciencia y hacerse un examen de diagnóstico a contar de los 50 años, tanto en mujeres como en hombres, tengan o no síntomas, pues detectar el cáncer colorrectal en fases tempranas aumenta hasta en un 90% la posibilidad de cura.
Tras la celebración de Fiestas Patrias, el comentario casi obligado es el mayor consumo de bebestibles y comidas típicas como las empanadas y el tradicional asado familiar. Y es que los chilenos son grandes consumidores de carne: cerca de 18,5 kilos por persona anualmente, una cifra que lo sitúa en el séptimo lugar de la tabla a nivel mundial. Un factor de preocupación para la Sociedad Chilena de Coloproctología ya que el elevado consumo de embutidos y carnes rojas aumenta el riesgo de contraer cáncer, según advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para el doctor Mario Abedrapo, presidente de la Sociedad Chilena de Coloproctología, si bien la alimentación es un elemento importante en la generación del cáncer colorrectal, no es el único. A ello se suma la escasa ingesta de fibras como frutas, verduras y cereales, el hábito de fumar, la ingesta de alcohol, la falta de ejercicios y la obesidad. Por ello, el especialista destaca que junto con mejorar estos hábitos, resulta clave incrementar el diagnóstico precoz que permita acceder a tratamiento en fases tempranas del cáncer y favorecer así su pronóstico.
“Es necesario avanzar en la prevención a través de un chequeo médico a contar de los 50 años, tanto en mujeres como en hombres, tengan o no síntomas, pues detectar el cáncer colorrectal en fases tempranas aumenta hasta en un 90% la posibilidad de cura. También la calidad de la recuperación del paciente es más alta mientras antes se inicie el tratamiento para esta enfermedad, que se caracteriza por la formación de tumores en el revestimiento del intestino grueso”, explica.
En los últimos 15 años, según estadísticas oficiales, se ha incrementado en 105% las defunciones por este tipo de cánceres en Chile. Sólo en el 2014 murieron 2.264 personas a causa de un tumor maligno de colon o recto, principalmente por haber sido detectados en fases muy avanzadas de la enfermedad.
El cáncer colorrectal está contemplado en la canasta de las patologías GES, tanto en la confirmación diagnóstica -que se realiza a través de la colonoscopía en caso de sospecha médica-, como de su tratamiento. En la actualidad los procedimientos están orientados a lograr la realización de cirugías mínimamente invasivas, que es posible principalmente en aquellos casos en que el diagnóstico médico es temprano.
“El objetivo principal del tratamiento es curar la enfermedad y, si esto no es factible, prolongar la sobrevida del paciente. La cirugía es la única que permite hacerlo ya que se extirpa el segmento de colon involucrado, como también todas sus arterias y ganglios linfáticos que puedan estar afectados”, sostuvo.
¿CÓMO DETECTARLO?
A nivel diagnóstico, existen exámenes complementarios que ayudan a hacer esta pesquisa. Uno de ellos es el Test de Sangre Oculta en Deposiciones (TSOD), que es un estudio que detecta la presencia de sangre no visible en las heces como manifestación de sangramiento, que al no ser visible puede derivar en anemia. Este test debe ser considerado como una señal de alerta que requiere complementarse con otros estudios más específicos para determinar cáncer colorrectal.
Otro mecanismo para realizar el diagnóstico es la colonoscopía, procedimiento que permite la visualización del recto y el colon por medio de una cámara que se introduce por vía rectal.
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