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¿La danza será una buena carrera para el futuro? FT Weekend

¿La danza será una buena carrera para el futuro?

En un mundo de creciente automatización e inteligencia artificial, en el que los robots asumen cada vez más de las funciones de los trabajadores profesionales, tal vez haya razones a favor de fomentar las habilidades creativas.


Por Robert Shrimsley

Tener una hija que quiere ser bailarina es como tener un hijo — o hija — que quiere ser futbolista.

En una movida decepcionante para nosotros, nuestra hija está atendiendo una escuela que ofrece danza como un curso del Certificado General de Educación Secundaria (GCSE). Mientras escribo estas palabras ella está en una audición — ¡audición! — para obtener un lugar en la clase. No recuerdo que haya participado en una audición para estudiar física, pero claramente sí es necesario para obtener un GCSE en mambo. Sin embargo, ella está tan determinada que no hemos expresado nuestras objeciones: que como obsesionados padres de clase media, creemos que la danza está ocupando un espacio que podría ser llenado por un curso académico. Nuestro único consuelo es que podría ser peor; podría haber elegido geografía.

Sí, intentamos hablar con ella. Señalamos las miles de horas a la semana que ella ya dedica a sus clases de baile fuera de la escuela. Actualmente ocupan cuatro tardes a la semana: dos clases de ballet, una de baile contemporáneo y otra de baile irlandés. Le dijimos que los exámenes de baile de estas clases eran suficiente para cualificarla. No pudimos convencerla. Le entusiasma el plan de estudios, que no sólo incluye más danza sino coreografía y apreciación del arte.

Para ser sincero, mi hija siempre ha sido sensata y ha concluido que aunque le encantaría perseguir una carrera en el campo de la danza, no es fácil tener éxito y que una carrera publicitaria podría ofrecerle una ocupación creativa. Este punto de vista me parece sabio. Ya que aunque sus maestros han elogiado su habilidad, no ha habido una fila de profesores con acentos extranjeros tocando nuestra puerta e insistiendo que aquí vive la próxima Margot Fonteyn. Sin embargo, ella tiene algunos de los atributos necesarios, incluyendo el mal genio de una “prima  ballerina”. Y siempre es posible que estemos equivocados y que ella sea una de las pocas que lo logran. Alguien tiene que hacerlo.

Tener una hija que quiere ser bailarina es como tener un hijo — o hija — que quiere ser futbolista, excepto que el fútbol tiene su propio darwinismo en las etapas iniciales que rápidamente desengañan a los niños de sus ambiciones poco realistas. Desde el primer día de clases, existe una claridad brutal en el proceso de selección. La danza ofrece menos certeza en el patio de recreo.

Para complicar las cosas, mi hija también está decidida a estudiar arte. Mis padres hubieran estado desesperados si yo hubiera tomado una decisión similar y en gran parte comparto ese punto de vista. Muchos de los padres de sus compañeros les han dicho a sus hijos que la danza, el teatro y hasta el arte son cosas que ellos pueden disfrutar en su tiempo libre. Y sin embargo, conforme observo el rumbo que está tomando nuestro mundo, estoy menos convencido de que tener cualificaciones totalmente académicas sea la manera perfecta de hacerle frente a la vida en el futuro.

En un mundo de creciente automatización e inteligencia artificial, en el que los robots asumen cada vez más de las funciones de los trabajadores profesionales, tal vez haya razones a favor de fomentar las habilidades creativas. Debo decir que mi convicción tiene sus límites. Nuestra aceptación de los estudios creativos de mi hija es contingente a su dedicación a todas las disciplinas académicas. De hecho, sus interminables clases extracurriculares de danza ahora sirven como un rehén permanente, si su entusiasmo por la ciencia comienza a flaquear.

Pero estamos entrando en una era en la que las habilidades “humanas” que involucran el arte, la danza y el teatro tal vez ofrezcan más opciones que las alguna vez preciadas habilidades para hacer cuentas, evaluar reclamaciones de seguros o preparar informes legales. Aunque aún necesitamos abogados, médicos y otros profesionales, tal vez empecemos a valorar la expresión artística y creativa. Reconozco que la demanda para directores financieros de danza es limitada, pero las personas con habilidades artísticas y un sentido desarrollado de empatía quienes pueden actuar en público tal vez encuentren más oportunidades para desempeñar un rol que no se pueda reducir a un algoritmo.

Tal vez esté equivocado pero si el futuro realmente va a ser una danza de robots, tal vez tenga sentido que aprendamos a movernos a un nuevo ritmo.

 

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