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¿Y si tú fueras Joane… cuál hubiera sido el resultado? Opinión

¿Y si tú fueras Joane… cuál hubiera sido el resultado?

María José Escudero
Por : María José Escudero Co-Fundadora y Directora de Incidencia en Fundación Ronda
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Los últimos días hemos sido conmovidos por la devastadora realidad que viven día a día muchos migrantes, pero que se visibilizó de manera exacerbada con el caso de Joane Florvil, joven haitiana de 28 años que murió de una forma totalmente dramática e injusta. Dejó este mundo con el dolor y el miedo de no saber qué sucedió con su hija de dos meses, la cual está en manos del Sename desde el 30 de agosto y que aún su papá no puede tener en su casa por no tener los documentos para acreditar su paternidad.


Al igual que Joane, también soy mamá, por lo que si hago el ejercicio de empatizar e imaginar haber sido yo la protagonista de esta historia. Lo primero sería sentir siempre el miedo de haber sido timada y asaltada con mi hijo en mis brazos. Al mismo tiempo, tendría la desesperación de encontrar un lugar para protegerlo, uno que para mí en ese minuto era seguro y así seguir arriesgando mi vida. Pensaría en la importancia de recuperar mi bolso, porque van documentos difíciles de obtener en Chile; es un trámite largo, complejo y con varias barreras en el proceso. Luego, puedo sentir la incomprensión de pedir ayuda y que todo se malinterprete. Todos a mi alrededor creen que abandoné a mi hijo y siento la impotencia de que nadie me entienda, debido a esos muros que hemos construidos, que nos separan de los que somos diferentes y que nos demuestran la urgencia de crear una interculturalidad y real inclusión. En este escenario, quizás también me hubiese golpeado o habría hecho algo peor, ya que el sentimiento de injusticia, rabia, pena y frustración que Joane pudo sentir da para reaccionar de varias e irracionales formas.

Pero si voy más allá, esto a mí no me hubiese sucedido en nuestro país, porque soy chilena, hablo español, porque mi color de piel es blanco, porque soy aceptada socioeconómicamente ya que pertenezco a la zona oriente de Santiago; es decir, tengo la certeza de que a mí no me habrían discriminado como Joane. Sin embargo, como ella hay miles de personas que día a día se enfrentan a esta situación, incluso también le pudo suceder a mujeres de piel blanca y chilenas, pero que vienen de alguna comuna que hemos ignorantemente identificado como “peligrosa”. Qué difícil entonces debe ser crecer o sentir que estás en el lado de los que sí son discriminados o excluidos: es como un peso invisible que te acompaña y debes cargar siempre.

Tengo la creencia de que personas como Joane vienen a este mundo con este propósito. Hoy todos hablamos de esto, las redes sociales están llenas de mensajes relacionados que se visibilizan y dan la real importancia a temas que son pan de cada día, pero que no han tomado la fuerza para crear la necesidad de transformar lo que está ahí. Así mismo sucedió en su minuto con un Daniel Zamudio en temas de diversidad sexual, con un Felipe Cruzat para la donación de órganos,  como también con una pequeña Emilia en la conducción bajo el estado de ebriedad… Son muchos los héroes que con su paso, como en el caso de Joane, se han creado y dejado ver fundaciones y organizaciones de la Sociedad Civil que hacen una tremenda pega día a día en temas de migración, como es el caso del Servicio Jesuita Migrantes, el que justamente ahora está con una fuerte campaña de 7 razones para que la política migratoria tenga enfoque de derecho. Otros ejemplos son el Movimiento de Acción Migrantes (MAM) y Fundación Fré, entre tantas otras más.

Los invito a que esta vida no pase en vano, que cada uno de nosotros estemos dispuestos a que hacer el “clic“ y reaprender conceptos en nuestra mente respecto de las personas que hablan idiomas nativos distintos a nosotros o de quienes su apariencia física es diferente. Hemos estereotipado su cultura, negándoles la oportunidad de que sean lo que quieran ser en nuestra tierra, solamente porque así lo decidimos. Sin empatizar, muchos de los que reclaman contra el ingreso de migrantes a Chile, no saben que al 2005 había 478.174 compatriotas en otros países y se estima que ya pasamos los 900 mil (en diciembre tendremos el segundo estudio con cifras actualizadas por el INE y la Dirección para la Comunidad de Chilenos en el Exterior). Entonces, ¿es justo?

Eduquémonos, informémonos, aceptemos al otro tal como es, elijamos aprender nuevas culturas, enseñemos la nuestra a los que nos visitan… Hagamos sentir al otro como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos.

Gracias Joane por elevar mi nivel de conciencia y el de mi país. Gracias por tanto.

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